Nombre de una población del Sur de Tenerife perteneciente al municipio de Guía de Isora, situada en las cercanías y al noreste de la capital del municipio (GAC 119 H5). A su vez, el moderno corpus de barrancos de la isla añade un particular Barranco de Aripe que pasa por el lugar (Pérez Carballo 2011: 50 E1).

La vinculación de este topónimo con la prehistoria canaria tiene dos notas muy destacadas. Por una parte, Bethencourt Alfonso dejó dicho que "en este lugar está la famosa "Piedra de Aripe", para probar fuerzas los guanches" (1991: 406); y por otra, porque en sus inmediaciones se han descubierto importantes grabados rupestres con figuras humanas y zoomórficas muy desarrolladas, siendo los primeros que se descubrieron en la isla de Tenerife, y que se emparentan con la protohistoria norteafricana (Chávez et alii 2007: 59).

Como "pago de Santiago o del Valle de Santiago", es decir, de Santiago del Teide, se consideraba este territorio de Aripe en el siglo XVIII, según las Constituciones Synodales del Obispo Dávila (cit. Riviere 1997: 69) y la Historia de Viera y Clavijo (1982: II, 414-415), e igualmente hacia la mitad del siglo XIX, según el Diccionario de Madoz (1986: 45). Esta adscripción territorial, estando tan distante el poblado de Aripe de Santiago del Teide, lo que demuestra es la poca importancia administrativa que por entonces se concedía a Guía de Isora.

Lo cita Wölfel en sus Monumenta (1996: 962) a partir de Viera, de Chil y de Millares, pero no dice otra cosa que los posibles paralelos bereberes que pudieran contemplarse para esta voz lo serían a condición de restituir la /p/ actual a una supuesta /f/ originaria, por el hecho de que en el bereber no existe el fonema bilabial oclusivo sordo. Y lo mismo piensan nuestro colaborador Abrahan Loutf y el canario De Luca (2004: 121). Este último dice que puede proceder de la forma plural irfen 'tostamientos', vigente en el Alto Atlas, precedido del artículo a-, que le hace significar 'lo que es de los tostamientos', referido a los suelos producidos por las erupciones volcánicas posiblemente recientes a la época de poblamiento guanche. Esta misma etimología es la que De Luca atribuye a Tenerife.

No podemos dejar de señalar cómo el final tan característico de este término se corresponde con los de otros topónimos canarios también de indudable origen guanche: Benipe de Tenerife y Chejelipes y Juanchipe de La Gomera.