Nombre que recibe un lugar del Norte de Fuerteventura, municipio de La Oliva, que tiene como accidente principal un complejo montañoso, con su espigón, morros, etc. Este lugar de Bayuyo pertenece al más amplio topónimo territorial de nombre Mascona, situado al suroeste de Corralejo.

Como Bayuyo aparece escrito generalmente, por ejemplo en el GAC (215 E5), correspondiendo así a la verdadera pronunciación oral, con /y/, y transcrito fonéticamente por Alvar como [bayú:yo], pero la Toponimia del Cabildo de la isla (2003: IV, 45-46) consigna también la variante Boyuyo, que damos por buena. Castañeyra lo registra en su Memoria sobre las costumbres de Fuerteventura como nombre de una caldera (1992: 83), y Bethencourt en su relación de nombres guanches de Fuerteventura como "región en la costa de La Oliva" (1991: 358), siendo esta la única adscripción que hallamos del término como guanchismo, además de la que Alvar consignó en sus fichas de campo.

Hay otra "historia" vinculada con este lugar de Fuerteventura contada por Bethencourt y que tiene que ver con las creencias de los aborígenes de la isla. En todas las islas creían en la existencia de espíritus o fantasmas que emanaban del Sol o Magec, y que las nubes eran una de sus manifestaciones, pero es en Fuerteventura en donde más viva ha quedado esa creencia conocida allí con el nombre de "carreras de los maxos". Consiste en la formación, en el amanecer de ciertos días, de una especie de aglomeraciones de nubecillas que semejan hombres cargados con haces de leña; este fenómeno ocurre en un llano junto al acantilado de Bayuyo en el municipio de La Oliba; y después de evolucionar en distintos sentidos como atacándose o persiguiéndose siempre acaban arrojándose de cabeza al mar, desvaneciéndose tal fenómeno al salir el sol. Y para dar fiabilidad al testimonio concluye Bethencourt que así se lo contaron a él "sobre el terreno" (1991: 290).

Existe un paralelo perfecto para este topónimo de Fuerteventura: el Boyuyo del Norte de Tenerife.