Nos llama la atención la presencia de este término en varios topónimos de Tenerife, y nada más que en Tenerife, y siempre vinculado a fuentes. El GAC (122 B6) da cuenta de la Fuente Galante en el municipio de Guía de Isora, pero es el corpus de barrancos de Tenerife el que nos ofrece una relación más completa. En efecto, esta Fuente Galante está en la parte más alta del municipio de Guía de Isora, cerca ya de la Boca de Tause por donde se entra desde la parte sur de la isla en las Cañadas del Teide, pero además de la fuente tienen el nombre de Galante un barranquillo y un hoyo de la zona, que bien lo reciben de la fuente, como accidente más significativo, o todos ellos lo reciben de un prexistente nombre de la zona (Pérez Carballo 2011: 51 A2). Pero además, este mismo corpus de barrancos de Tenerife consigna otra Fuente Galante en la parte alta del municipio de Buenavista del Norte por la zona del Palmar (ibíd.: 28 B3).

Calificar de galante a una fuente, con el significado que esa palabra tiene en el español, es más que una galantería, es una calificación impropia y desacostumbrada en la toponomástica. Las fuentes en Canarias (¡y hay unos 900 topónimos dedicados a fuentes!) o bien se nombran por la condición de sus aguas (dulce, agria, fría, caliente, etc.), o bien por algún aspecto externo (vieja, nueva, ahumada, grande, blanca, bermeja, etc.), pero sobre todo por el nombre del lugar en que se encuentra; muchas hay también que reciben el nombre del propietario (bien de la propia fuente o del terreno en que esta se encuentra), pero en estos casos es preceptivo la preposición, tipo Fuente del Conde. Así que estas fuentes Galante de la toponimia tinerfeña o incumplen la norma toponomástica canaria en este aspecto o reciben el nombre del lugar en que están. Y esos Galante de Isora y de Buenavista bien podrían ponerse en la serie de términos que antes hemos mencionado como de origen guanche: Gala, Galás, Galano, Galión o Galeón, Galiones o Galeones,