En cinco islas aparece este término dando nombre a varios topónimos:

En El Hierro son tres los topónimos, recogidos por nosotros de la tradición oral y pertenecientes todos ellos al municipio de Valverde: La Limera, una zona de la vertiente norte de la isla, por la zona de Echedo (Trapero et alii 1997: 160), que tiene además como topónimo secundario el Barranco de la Limera (ibíd.: 119), y Montaña la Limera situada por encima del poblado de Hoyo del Barrio (ibíd.: 173), este cartografiado además en el GAC (63 E3).

Otros tres en La Gomera, en los municipios de Ermigua y Vallehermoso (Perera López 2005: 20.68-70).

Dos son los de Tenerife, denominando a sendos barrancos: uno en la vertiente del poniente de la Sierra de Anaga, por encima de Chinamada (Pérez Carballo 2011: 2 F5), y el otro en la parte más occidental de la cara norte de Buenavista del Norte (ibíd.: 19 B5).

En Gran Canaria, uno: Hoya Limera en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, entre los poblados de La Rueda e Ingenio (La toponimia de Gran Canaria 1997: II, 179).

Y en La Palma, otro: La Limera, en la zona de Las Nieves, municipio de Santa Cruz de La Palma (Díaz Alayón 1987b. 605).

Ya advertimos en la entrada dedicada a los topónimos que contienen el término Lima la dificultad añadida para considerar a los que tienen el término Limera como también de origen prehispánico. Limero o limera es, según el DLE, el árbol de la familia de las rutáceas cuya fruta es la lima, y ninguna particularidad diferencial tienen estos nombres en Canarias, razón por la que no aparecen en el DDECan, por lo que los topónimos canarios podrían tener como referencia motivadora la presencia de estos árboles en los lugares así llamados. Y advertimos que estos topónimos están en todas las islas excepto en las dos más orientales Lanzarote y Fuerteventura, las menos aptas para este tipo de árbol. Pero a la vez sabemos que el árbol de la lima no es una especie que en Canarias abunde tanto como para dar nombre a tantos lugares y menos a topónimos que designan montañas (como en El Hierro) y especialmente barrancos (como en Tenerife), y tampoco que formen topónimos como Hoya Limera (como en Gran Canaria), sin elemento alguno de relación, y menos que formen topónimos con su solo nombre: La Limera (como en La Palma y en El Hierro).

O sea, que ante topónimos así la lengua y la geografía se enfrentan en una especie de antinomia: la lengua tirando hacia la evidencia del nombre español y la geografía y la toponomástica desdiciendo esa tal evidencia. Porque otros topónimos canarios tienen una muy similar morfología y son claramente prehispánicos como los gomeros Galismera o Guelismera. Y como ha venido a decir Perera López desde el conocimiento profundo que tiene del léxico de La Gomera "la frontera entre los topónimos de los tipos Jelima / Lima / Limera no parece estar siempre muy clara" (2005: 20.70).