Abalo

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/5

Hay una zona costera en la parte noreste de La Gomera, situada al norte de San Sebastián, entre la capital y la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de la isla, llamada Abalo, con una multitud de topónimos particulares que llevan ese nombre como específico: el más importante de ellos, y muy posiblemente el que dio su nombre a toda la zona, es el Barranco de Abalo, seguido después de los accidentes que se forman en su desembocadura: una punta, una playa, una baja, etc. (GAC 53 B3).

Lo más destacado respecto a este nombre es su acentuación paroxítona que hace que no necesite tilde en su escritura. Esto es importante pues el acento sobre la vocal inicial, como aparece en algunos registros, no solo desvirtúa la verdadera naturaleza del topónimo sino que induciría a una falsa interpretación del término. Y así aparece, sin acento alguno, aunque sí con v, en las primeras documentaciones del topónimo, que son muy antiguas, desde el mapa que Leonardo Torriani dibujó de la isla de La Gomera a finales del siglo XVI: como Porto de Avalo (1978: 198). Igualmente el P[uerto] de Avalo o de Abalo es uno de los pocos topónimos que aparecen en los mapas respectivos de la isla de Briçuela/Casola, del primer tercio del siglo XVII, y de P.A. del Castillo, de hacia 1739. En el mapa de la isla de Antonio Riviere, de mitad del siglo XVIII, aparecen ya no uno, sino dos topónimos, y escritos tal como ahora lo hacemos: Roquillo de Abalo y Barranco de Abalo (1997: 246). Y unos años más tarde, Viera y Clavijo en su Historia de Canarias cita entre los puertos, radas y surgideros de la jurisdicción de San Sebastián la playa de Abalo (1982: II, 90).

De la cita de Viera el nombre de Abalo pasará a las listas de topónimos guanches de Berthelot, Chil y Naranjo, Millares, Bethencourt Alfonso y Fernández Pérez. Y desde ellos a Wölfel, quien por fijarse más en las escrituras que en la identificación de los lugares a los que nombra trata de este topónimo en dos lugares de sus Monumenta sin ponerlos en relación, en el segundo sobre la escritura falseada de Torriani, como Auala (Wölfel 1996: 800). En el primero (ibíd.: 790) lo pone en relación con otras voces canarias de origen guanche: con el apelativo balo, con el nombre de la indígena gomera Iballa que tuvo amores con Fernán Peraza y con los topónimos grancanario Buye (por él escrito Bulle) y Abalos, y a todos ellos los compara con varios paralelos bereberes: bellen 'luchar cuerpo a cuerpo' y tabellant 'lucha'; belel 'abundar en todo' y enebbelel 'hombre rico'; ablal 'piedra' y tablalt 'bola'; y abelu 'miembro viril' y abellu / ibella 'verga', que nada tienen que ver a nuestro parecer con la voz y la designación de la palabra canaria.

En dos lugares también de su librito Nuevo análisis de algunas palabras guanches trata Cubillo de esta voz, con mucha más imprecisión que Wölfel, aunque sea este su única fuente, sin decir en ninguno de ellos si se trata de un topónimo o de una voz común y sin decir nada tampoco sobre sus pertenencias geográficas. Se entenderá, por tanto, que con estas premisas las interpretaciones que se ofrezcan no pasarán de "un divertido acertijo", como irónicamente calificó María Rosa Alonso a las acostumbradas etimologías guanches. En el primer caso (Cubillo 1980: 27), compara el topónimo canario Abalo, Abales con el tuareg abales con el significado de 'lugar cultivado', y remata que "el actual caserío [canario] de Abales fue llamado así por los guanches por ser un lugar cultivado". Tres errores en tan corto párrafo: primero, nunca el lugar se llamó Abales, sino Abalo; segundo, nunca fue un caserío, sino una zona absolutamente despoblada hasta muy recientemente; y tercero, nunca fue terreno cultivado, sino erial dedicado en todo caso al pastoreo. Y en el segundo caso (Cubillo 1980: 39), sobre la falsa grafía de Auala lo interpreta, también desde el tuareg, como 'canto de pájaros'.

Obviamente, el conocimiento de la realidad geográfica nombrada por el topónimo nos pone en el camino de una más verosímil interpretación. Los editores y comentaristas de las listas de topónimos guanches de La Gomera de Fernández Pérez dicen respecto de este topónimo Abalo que tiene "un origen fotonímico claro, como consecuencia de la amplia colonia de balos que hay en el lugar" (1995: 87-88). Y lo mismo confirma Perera López (2005: 3.2), autor del más amplio y minucioso estudio sobre la toponimia gomera hecho sobre el terreno: el fondo del barranco de Abalo estaba lleno de balos, antes de que se convirtiera en una moderna urbanización turística. Y añade que es posible que la forma abalo pudiera ser la primera voz que los europeos de la expedición normanda de Bethencourt oyeran para esa planta endémica de Canarias (la Plocama pendula), dado que en Lanzarote y Fuerteventura (islas primeramente conquistadas) no existe la especie.

Para más información remitimos a la entrada Balo.

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ISLA   LA GOMERA


MUNICIPIO    San Sebastián de La Gomera


TOPÓNIMO VIVO, SIGNIFICADO CONOCIDO

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