Alajeró
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/186
Nombre de un pueblo de La Gomera, convertido a su vez en municipio, situado al sureste de la isla, que tiene como población más importante, además del propio Alajeró, la población costera de Playa Santiago, y dentro de cuyo término municipal se ha construido el pequeño aeropuerto de La Gomera, en el único lugar medianamente llano de la isla en donde se pudo construir y que ya se llamaba, precisamente, la Lomada de los Llanos, y eso teniendo que allanar una inmensa lomada.
Alajeró ha sido desde siempre una de las principales localidades de La Gomera, y sin duda la más importante de la vertiente este de la isla, salvo la capital. Y no debe confundirse con el nombre muy parecido de otra localidad gomera, Alojera, esta una pequeña población situada en el extremo opuesto de la isla, en el occidente, y perteneciente al municipio de Vallehermoso1. Sin embargo, en las escrituras antiguas el nombre de Alajeró figura con múltiples variantes oscilantes, relacionadas unas con la transcripción del sonido velar sordo [x] y otras con la vocal acentuada final. Como Alaxero lo escribe el Obispo Dávila en sus Constituciones Sinodales (cit. Riviere 1997: 244); como Alagero y Alexeró aparece en el mapa de Antonio Riviere y en su descripción (1997: 242 y 246); como Alagero en Quesada (2007: 93) y como Alajeró en Viera y Clavijo (1998a: II, 91). Los cuatro autores cifran su población entre los 145 y 150 vecinos que dicen el Obispo Dávila y Riviere que tenía a mitad del siglo XVIII, aunque repartidos entre sus varios pagos, y los 120 vecinos que dice Viera a finales de ese mismo siglo; Quesada cifra en 583 las personas que vivían en su territorio.
También debió ser este territorio de Alajeró una de las zonas más pobladas y de mayor actividad en la isla en la época prehispánica, pues en su territorio sobreviven muchos topónimos aborígenes y muchos caseríos semiaislados y semiabandonados con nombre guanche: Alajeró, Arguayoda, Imada, Agalán, Targa, Quise, Araguerode, Magañas, Arasarode, etc. Ya en época hispana, estos territorios sureños tuvieron un cultivo intensivo, razón por la que se les conocía como "el granero de la isla", y de ahí que en folletos turísticos y en publicaciones divulgativas se haya traducido el nombre de Alajeró como 'lugar o tierra de pan', confundiendo la significación con la designación, aparte otras interpretaciones como 'cueva' o 'casa', que no tienen fundamento alguno.
Seguramente la primera cita de este topónimo sea la del poeta extremeño Díaz Tanco en sus Triunfos canarios (h. 1520), cantando las bellezas de La Gomera y haciendo relación de sus poblados, aquí nombrado Alaeró:
Al val de Armigua llegué
opósito contra el norte
do quando en él me hallé
como sus frutas gusté
rescibí summo deporte
a Chapude y Anchereda
la Loera y Alaeró
visité con mente leda,
con tan estrema arboleda
qual nunca jamás se vió.
Es interesante la descripción que hace Viera y Clavijo de este lugar en su Historia de Canarias, en la segunda mitad del siglo XVIII: "El lugar de San Sebastián de Alajeró es de 120 vecinos, familias de harta distinción, y está a 5 leguas al sur de la capital. Tiene decente parroquial con su cura y un alcalde ordinario, nombrado por el vecindario, según el nuevo real reglamento y confirmado por el administrador del señorío. Abunda en higuerales, morales, palmas, perales, almendros. Tiene más de 15 fuentes de agua viva..." (1982: II, 90-91). Y un siglo más tarde, en el Diccionario de Madoz se dice de esta localidad: "Tiene 175 casas, 13 cuevas habitadas y una iglesia parroquial...; dentro de su jurisdicción se encuentran los pagos de Arasarode, Palmiarejo (sic), Imada, Araguerode, valle de la Negra, Magañas, el valle de Santiago y el puerto de Santiago... El terreno es de buena calidad, las palmeras que abundan por todo él, crecen juntamente con las higueras, moreras, perales, almendros y otros frutales... Las montañas de Tagaragunche y Charpa, que son las dos más elevadas de todo el término, están sembradas de cereales por todas sus faldas, hasta una elevación prodigiosa..." (1986: 40). En esta última afirmación, demuestra Pascual Madoz cómo las descripciones de los lugares canarios que aparecen en su Diccionario están hechas desde el conocimiento visual y directo de la realidad, bien sea por el propio geógrafo peninsular o por un tercero que le suministró esas descripciones. En efecto, estas montañas de Alajeró, como casi todas las montañas de la isla de La Gomera, fueron cultivadas por medio del recurso de las "terrazas" hasta alturas inverosímiles ante la ausencia de terrenos llanos en la isla. Con razón, el que fuera comandante de las milicias de la isla en la segunda mitad del siglo XIX, Juan de Castro Ahíta, dijo que en estas tierras de Alajeró "todos los pueblos de la isla hacían allí su sementera" (2007: 52).
El término Alajeró tiene mucho que comentar, tanto desde el punto de vista del significante como del significado. Hasta 26 variantes escritas y 4 orales ha recogido Perera López de este topónimo en su estudio La toponimia de La Gomera (2005: 3.93). Esas variantes tienen cuatro puntos principales de inflexión, aparte la falta de tilde con que aparecen muchas grafías antiguas: el primero está relacionado con la consonante velar /x/ que va desde la ausencia de la aspiración (Alaeró), a su presencia o a la huella de su presencia (Alahero, Alaheró, Alageró) y finalmente a la velar plena (Alajeró y Alaxeró). El segundo punto tiene que ver con la consonante final -d con que aparecen algunas variantes escritas (Alaxerod y Laherod) que tienen su confirmación en la realización oral Lajerode, con e- paragógica. El tercero es meramente ortográfico y se refiere a la presencia de alguna variante con una h- inicial que nada representa en la oralidad (Halajero). Y finalmente, la cuarta, que sí tiene repercusión oral, y es la ausencia del elemento vocálico inicial: Lagero, El Lagero, Lahero, Laherod, Lajero o Laxero. Estas últimas variantes son las más interesantes, por cuanto representan dos modelos léxicos del término aborigen conservado. Según dice Perera López, "aunque en las fuentes escritas hoy en día la forma Alajeró está normalizada, lo cierto es que oralmente hemos recogido mayoritariamente la variante Lajeró", y esto sí es una novedad. Y más aún: sigue diciendo Perera que "para los naturales de la zona, Alajeró es el nombre de un agrupamiento de casas, en cambio para los naturales de otros lugares de la Isla, Alajeró es la denominación de toda la comarca sobre la que ejerce su jurisdicción y proyecta su nombre el actual ayuntamiento de ese pueblo", por lo que una y otra forma no son simples variantes de expresión, sino que cada una de ella conlleva una carga designativa diferente.
Nos enteramos también por el estudio de Perera López de que el término Alajeró no solo aparece en un punto de la toponimia gomera, sino que hay otros seis lugares de la isla llamados Lajeró o Alajeró (2005: 3.94 a 3.99), muy alejados entre sí, de donde se deduce que el término fue en el momento de su imposición como topónimo un apelativo que sirvió para designar accidentes geográficos iguales o similares. De cuál fueran esos accidentes trata Perera en un apartado particular (ibíd.: 3.107), añadiendo al término Alajeró los otros topónimos del tipo Areguerode, Alojera y Palojira, que cree idénticos o próximos, llegando a la conclusión de que en la gran mayoría de los casos, si no en todos, se detecta la presencia de afloramientos de tosca (cenizas volcánicas cementadas).
Nada de esto se dice en el análisis que hace Wölfel (1996: 799-800) de Alajeró, que se limita a compararlo con el Alojera de la misma isla de La Gomera y con los topónimos Alojuelo, Arajua, Ajarera y Ajare de la isla de El Hierro. Sí aporta Wölfel (ibíd.: 948) datos más provechosos en el tratamiento que hace de Areguerode al compararlo con la voz tuareg ahârod 'piedra blanda y laminada' (Ah. Fouc.), y que puede hacerse extensiva a los otros topónimos aquí tratados (los del tipo Alajeró, Araguerode, Alojera y Palojira). Y concluye Perera: "La traducción de lo dado por Foucauld, 'piedra blanda y laminada', la interpretamos nosotros como una alusión a lo que sería algo así como una arenisca, es decir, una roca de origen sedimentario (de lo que le viene el aspecto laminado al superponerse distintas capas en su formación) y al mismo tiempo una roca fácilmente desagregable. Ese tipo de roca puede existir en el Sahara, pero no en La Gomera, pero sí es cierto que la tosca (cenizas volcánicas cementadas) por sus características recuerda a lo citado para el tuareg, pues la tosca es una roca blanda, fácil de trabajar y que, en ocasiones, presenta una estructura laminar como consecuencia de la superposición de las distintas capas de cenizas que dan lugar a la formación de estos yacimientos". Y a partir de ahí, propone Perera la hipótesis de que los topónimos del tipo Alajeró derivan de un masculino singular bereber, "donde se advierte la presencia del prefijo bereber Ar- (o su variante gomera Al-) indicativo de lugar y que los del tipo Alojera o Palojira son en origen el plural indígena correspondiente con el singular Alajeró" (2005: 3.107). Con esta interpretación coincide también De Luca (2004: 106), quien cree que el origen de Alajeró es la voz aportada por De Foucauld: ahârod (pl. ihûrad), sustantivo masculino del tahaggart con el significado de 'piedra lisa y foliada'. Últimamente, Reyes García (2004d: 39) lo interpreta como 'lugar cubierto de barrilla', suponiendo para el topónimo la etimología ar_a-yraw.
Como una curiosidad traemos aquí lo considerado por un arabista de finales del siglo XVI, el Padre Diego de Guadix, que escribió una Recopilación de topónimos árabes de la Península Ibérica, considerado en su tiempo como el diccionario mayor de esta temática, en el que incluyó una buena serie de nombres guanches, creyendo que la lengua que hablaron los aborígenes de las islas era el árabe. Y así dice que Alaheró es "el nombre de una sierra, cortijo y casería (sic) de la isla de La Gomera", que procede del árabe al+ahiru, que significa 'el último o postrero'. Y añade el Padre Guadix que este mismo nombre está también, aunque más corrompido, en un pueblo de la isla de Mallorca, "a que llaman Alero" (2005: 206). Pero no más diletantismo manifiesta Diego de Guadix en este caso que el que manifiestan los que dicen que Alajeró significa 'tierra o lugar del pan', cuando es de todos sabido que los guanches desconocían el pan.
1 Este es el caso de Viera y Clavijo: escribe Alajeró pero la referencia es inequívocamente a Alojera, pues lo describe como pago de Vallehermoso, con 55 vecinos, "cuyo arroyo de Epina se represaba en otros tiempo para la molienda de un ingenio de azúcar" (1982: II, 93).
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