Amacas

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/227

Espacio de medianas dimensiones en la parte costera extrema del nordeste de la isla de El Hierro, municipio de Valverde, que a su vez da nombre a varios accidentes puntuales: Punta de A., Risco de A., Roque de A., Playa Chica de A. y Playa Grande de Amacas, todos ellos recogidos por nosotros de la tradición oral (Trapero et alii 1997: 112 y s.v.).

Ha sido un topónimo muy citado. Con esta misma grafía de Amacas aparece en las primeras documentaciones que nos quedan de la isla de El Hierro: en las Antigüedades de la isla de García del Castillo (2003: 174), a principios del siglo XVIII; en la cartografía que Antonio Riviere levantó de la isla en 1742, allí bien señalado como Punta de Amacas (1997: 256); y en el libro de memorias de su viaje a la isla de Urtusáustegui (1983: 72), a finales del siglo XVIII. Y lo mismo ocurre en los registros de finales del XIX de Chil (2006: 372), de Millares (1980: 329) y de Bethencourt Alfonso (1991: 374), aunque con la errónea descripción de "localidad", por haberlo tomado los tres autores de Max Aguilar, que convertía en localidad cualquier nombre de lugar; también aparece como Amacas en los modernos registros de Armas Ayala (1944a) y en el mapa militar. Con la grafía Amaca lo cita el Catastro de Valverde y con el de Maca, Bethencourt Alfonso (1991: 377). Igualmente aparece como Punta de Amacas en el Diccionario de Madoz, descrita como "la más set[entrional] y saliente de esta parte de la isla" (1986: 41). De lo "bravo y soberbio" que es el mar en esta cosa del noreste de la isla habla Urtusáustegui en su Diario diciendo que en comparación con él "es un mar muerto el del Puerto de la Orotava" de Tenerife (1983: 72). Una extraña anotación hace de este topónimo el tinerfeño Dámaso de Quesada en el mapa que dibujó de la isla de El Hierro en su Canaria ilustrada, aquí como Pta. de Amanai (2007: 77), cuyo nombre ha debido ser atraído aquí por el topónimo Amanay de Fuerteventura.

Nadie, sin embargo, ha puesto en relación este topónimo actual con el nombre de Amoco que Abreu Galindo y Torriani dicen fue la primera capital de los bimbapes, y eso que todos han venido repitiendo después que en El Hierro hay un lugar llamado Amoco. En efecto, tanto Torriani (1978: 211) como Abreu (1977: 85) dicen que la antigua capital de los bimbapes se llamaba Amoco, y añaden "que los españoles llaman ahora Valverde"1. Lo que no quiere decir, obviamente, que el nombre de Valverde sea traducción del nombre guanche Amoco2. No sabemos en qué momento se fundó la capital de El Hierro. Las primeras noticias de su existencia las dan precisamente Torriani y Abreu Galindo, que escriben sus respectivas Historias de Canarias en los últimos años del siglo XVI, es decir, casi doscientos años después de haber llegado los normandos y castellanos a la isla. ¿Dónde vivieron los europeos durante esos dos siglos y cuál fue la capital? En la tradición oral insular se tiene la creencia de que las primeras poblaciones herreñas fueron Las Montañetas y Aguadara, cercanas a la actual Valverde y al mítico Garoé, fuente segura para el abastecimiento de agua, cuestión entonces de vital importancia en una isla que no la tenía en el subsuelo. Incluso en la zona de Las Montañetas hay un topónimo llamado El Cabildo que se relaciona con los restos de una casa que sirvió de primer Cabildo de la isla.

No decimos que el lugar identificado entonces como Amoco sea el mismo que ahora se llama Amacas, pues hay mucha distancia entre ellos, pero nos parece indudable la relación entre ambos términos. La cartografía actual escribe invariablemente el topónimo como Hamacas, por etimología popular desde el español, pero que en diversas cartografías antiguas lo encontramos escrito como Punta Amacas (1780), Punta Macas (1787), Punta Amacay (1742) y Punta de Amacus (1801). En esas grafías parecen documentarse los pasos intermedios que pueden explicar el cambio del supuesto topónimo antiguo Amoco al Amacas actual, si es que se tratara de un mismo término.

Ningún lugar de la isla de El Hierro recogimos nosotros con el nombre de Amoco, y eso que preguntamos expresamente por él a varios de nuestros mejores informantes de la zona, siendo nosotros conocedores de los textos de Abreu y de Torriani, por lo que lo dimos por perdido. Desconocíamos entonces el topónimo Barranco de Jarnoco citado por García del Castillo en sus Ordenanzas de la isla de El Hierro para determinar los límites de la antigua Vega, dentro del término de Valverde: "Montaña de Ajare, y de ellas, camino en la mano, al Convento, y continuando por la Calle del Portillo hacia el Barranco de Jarnoco, por él arriba, a dar a la Cancela de Arema" (2003: 227), y no tuvimos en cuenta tampoco el "barranco de Valverde" llamado Jamoco citado por Bethencourt Alfonso (1991: 376), aunque ninguno de estos dos nuevos nombres fue dicho por nuestros informantes. Sin embargo, con posterioridad a nuestras encuestas toponímicas en la isla de El Hierro, Modesto Jiménez Pérez, en su libro sobre la Villa de Valverde, atribuye el nombre de Amoco al barranco que atraviesa la capital de Valverde por su parte sureste y que corre por debajo de la iglesia principal de la Concepción (2003: 62-63 y 318-319). Pero como no dice cuál ha sido la fuente de donde lo toma, y menos si lo ha recogido de la tradición oral, hemos de concluir que la suya no es sino una interpretación de los textos históricos antiguos, pues concluye que "el topónimo bimbache Amoco fue reemplazado por el de Valverde" (2003: 64), después de vincularlo a los nombres de Jarnoco y Jamoco citados respectivamente por García del Castillo y por Bethencourt Alfonso.

Más modernamente, Carlos Quintero, historiador de la isla de El Hierro, nos ha dado a conocer un acta del Ayuntamiento de Valverde de 20 de mayo de 1900 en la que se da cuenta del proyecto de construcción de "un puente en el barranco de Jamoco, frente al corral del Consejo". Hasta entrado, pues, el siglo XX pervivió el nombre guanche de ese barranco que pasa por la parte alta de Valverde, pero que se ha perdido del todo en la tradición oral.

Pero hay más. Wölfel (1996: 773) cita el nombre de una tal Amoca como una hija del rey Ossinissa de El Hierro, y desde él lo repiten Osorio Acevedo (2003: 224) y De Luca (2004: 227), este incluso dando una explicación como procedente de la voz tahaggart amûk (pl. imûken) con el significado de 'hombre de corazón, de valor, valiente', y como femenización del masculino Amoco; es decir, que el antropónimo de la hija del rey bimbape le vendría del topónimo preexistente. Pero todo ello está lleno de confusión e incluso de invención. Wölfel toma la cita del relato que Gaspar Frutuoso hace en su Saudade da terra de la llegada y toma de la isla de El Hierro por parte de Juan Machín; el relato es largo y por demás novelesco3, pero en ningún lugar se dice que la hija de ese rey se llamara Amoca; al contrario, Frutuoso dice literalmente que "Nisa era el nombre propio de su hija", en el capítulo dedicado a El Hierro, mientras que en el capítulo siguiente dedicado a La Gomera la llama Nasci. Así aparece en las dos ediciones que existen en español del libro del açoriano Frutuoso, la de Serra, Régulo y Pestana (1964: 134 y 140, respectivamente) y la de Leal Cruz (2004: 178 y 189). Por tanto dejan de tener sentido la cita primera del austriaco y los comentarios posteriores de los canarios Osorio y De Luca. Lo que no sabemos es de dónde pudo sacar Wölfel esa cita, pues en el parágrafo anterior de sus Monumenta reproduce fielmente los nombres de Nisa y de Nasci que Frutuoso da a la hija del rey herreño Ossinissa.

Por lo que respecta al topónimo, tanto sea para el antiguo y desaparecido Amoco o Jamoco como para el actual y vigente Amacas, hay varios paralelos en la toponimia canaria con los que deben ponerse en relación: los de Tenerife Amache,Chamoco y Chamachete y el de La Gomera Jamacas, a donde remitimos. Y otro más antiguo de Gran Canaria hoy desaparecido: el libro de Repartimientos de Gran Canaria (Ronquillo y Aznar 1998: 49) cita un documento de 1537 en que se nombra unas salinas de la costa de Agüimes como de Amoxo.

Modernamente Reyes García (2002a: 121) ha pretendido la interpretación de Amoco desde una fantasiosa etimología para decir que significaría 'lo húmedo', suponemos que interpretando lo dicho por Abreu Galindo: que el nombre de Valverde sustituyó al primitivo Amoco.

1 Una muestra de los innumerables errores, tanto geográficos como sobre todo lingüísticos, que aparecen en el diccionario de Madoz referido a Canarias es cuando dice que la antigua capital de Lanzarote se llamó Acatife, siendo este término una errata del Arrecife de Lanzarote, una más de esas "palabras fantasmas" que desgraciadamente abundan más de la cuenta en los listados de toponimia guanche.

2 No puede serlo porque lo desmiente la geografía: el territorio que ocupa la villa de Valverde es todo lo contrario a lo que expresan los dos componentes castellanos de la palabra: ni es un valle ni menos es verde. Y sin embargo, los hay que han creído al pie de la letra en esa técnica de traducción. Para ilustrar las tantas etimologías disparatadas que han dicho expertos berberólogos que se han dedicado al estudio del guanche, fiándose de las citas de los textos antiguos, exponemos aquí lo ingeniado por Vycichl (1952: 181) para explicar el Amoco de Abreu y Torriani. "La villa de Valverde -dice Vycichl- se llamaba, entre los indígenas, Amoco, palabra que recuerda al sihla tuga 'pradera', que bien puede traducirse por 'valle verde'" (1952: 181). Para más evidencia de la caprichosa etimología de Vycichl, léase lo que dice Viera y Clavijo de la capital de El Hierro: "La villa de Valverde, pueblo reducido, húmedo, combatido por espesas nieblas y situado al oriente, es la capital de la isla" (1982: II, 95). O lo que había dicho Urtusáustegui unos años antes: "Está situada sobre un número infinito de lomadas, que la hacen agria, fría y cubierta de niebla por lo regular. Es muy propensa a vientos violentos y molestos, en especial por el invierno, que de noche soplan furiosamente" (1983: 37). Y lo que dicen Urtusáustegui y Viera es cierto al pie de la letra.

3 Todo en este relato parece ser novelesco, desde los nombres que Frutuoso concede a los protagonistas del episodio como de las propias acciones que se relatan, salvo el del español vizcaíno Machín, que ese sí es histórico. Y desde luego consta solo en este libro de Frutuoso. El nombre del "rey" que gobernaba la isla de El Hierro en el momento de la conquista era, según Torriani y Abreu, Yoñe, y según otros autores, Armiche; solo Frutuoso lo llama Ossinisso; y el nombre Nisa de la hija muy posiblemente lo inventara el clérigo açoriano del de su padre también inventado. Ver a este respecto los comentarios de Leal Cruz (2004: notas 430, 438 y 439).

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