Ansite
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/273
Hay tres topónimos que tienen una presencia muy destacada en las crónicas de la conquista de Gran Canaria pero que sin embargo han desaparecido en la tradición oral: dos son Ajódar y Umiaga, el tercero, Ansite. De los dos primeros quedan incluso muchas dudas sobre su verdadero emplazamiento, también sobre el sitio de Ansite ha habido dudas y hasta agrias polémicas entre los ayuntamientos de San Bartolomé y Santa Lucía de Tirajana, disputándose el privilegio de contener en su territorio el lugar en donde se libró el último episodio de la conquista de Gran Canaria y en donde, según la tradición, el jefe isleño Bentejuí se despeñó al grito de "¡Atis Tirma!"1. Hoy se estima mayoritariamente que el antiguo lugar de Ansite estaba en la que ahora se llama La Fortaleza de Santa Lucía de Tirajana.
En el relato que Abreu Galindo hace de este episodio se dice que "todos los canarios se habían juntado con sus mujeres y hijos y recogidos y hechos fuertes en una fuerza la más fuerte e inexpugnable que había en toda la isla, que dicen Ansite, entre Tirahana y Gáldar" (1977: 232-233). La ubicación, como se ve, entre Tirajana y Gáldar, es muy imprecisa; hay una enorme distancia y lugares fuertes e inexpugnables los hay sin número en esa zona de cumbres. El relato de Marín y Cubas es más minucioso y contiene hechos que solo él menciona, como si hubiera dispuesto de fuentes desconocidas por los demás cronistas e historiadores anteriores. Dice:
Sabiendo que el enemigo estaba en Tirajana y sus términos, recogió Pedro de Vera poco menos de mil hombres... que hubo aviso estaban fortificados en una fortaleza llamada Ancite, cerca de Tirajana, que hoy llaman El Sitio; divisábanse otros riscos con más gente llamados Veneguera y Mogán, y antes de sitiar el Peñón de Ancite se mandó a acometer a otras fuerzas y pregonó fuesen todos pasados a cuchillo por bien no se quisiesen dar al Rey de España (Marín 1993: 163).
Sigue el relato Marín y Cubas diciendo que es en el sitio de Fataga donde tiene lugar el famoso episodio en que el caudillo de los canarios (Tazarte, según este autor) se lanza al vacío al grito de "¡Atistirma!" cuando ve que ya no tienen defensa alguna y prefiere la inmolación antes de caer prisionero. Y lo continúa después con el episodio de Ansite donde tiene lugar la última batalla y la rendición de los canarios el día 28 de abril de 1483.
El Sitio se llamaba en tiempos de Marín y Cubas, a finales del siglo XVII, lo que antes había sido Ansite. Y hoy ni El Sitio ni Ansite, sino La Fortaleza o Las Fortalezas, pues en realidad se trata de tres enormes afloramientos basálticos, el mayor de los cuales es un lugar verdaderamente bien bautizado, pues es poco menos que inexpugnable, y es el que Marín y Cubas llama "peñón". A él se subía por "una senda acondicionada por escalones y pasos de piedra que terminaban en una portada bien defendida donde se encuentra el acceso al refugio del poblado para los momentos de peligro. Toda la cima aparece circundada por una impresionante muralla de piedra que corta los accesos y nivela la plataforma superior, donde aparecen restos de dos o tres viviendas, cuevas de habitación y otras estructuras de incierta funcionalidad", así se describe el lugar en la Guía del Patrimonio Arqueológico de Gran Canaria (2005: 84-85). Pero no solo era una fortaleza para casos de peligro; en la base del roque quedan perfectamente visibles, aunque todavía sin explorar, los restos de un verdadero poblado situado en forma escalonada; además, el roque de La Fortaleza está totalmente horadado, por lo que debió servir también de lugar de habitación o de corral para el ganado; en definitiva, que la antigua Ansite y la actual Fortaleza de Santa Lucía de Tirajana no fue solo el lugar accidental que como refugio eligieron los nativos antes de caer en manos de los castellanos, sino un lugar muy habitado que tenía por añadidura la fortaleza de un risco inexpugnable. Las modernas actuaciones arqueológicas que están teniendo lugar en todo aquel contorno están demostrando que fue lugar principal de los antiguos canarios, posiblemente uno de los más importantes de Gran Canaria, con un poblado entero, tanto de cuevas como de casas hondas construidas con muros de piedra muy bien acondicionados, cuevas funerarias, pinturas o escrituras rupestres, cuevas coloreadas, restos cerámicos pintados, restos faunísticos, etc.
El topónimo Ansite de las fuentes primitivas es recogido por Wölfel en sus Monumenta (1996: 868) con todas las variantes que en ellas aparecen: Ancite, Ançite, Ansid, Ansite, Ansote y Anzit. De esas varias formas, interpreta Wölfel que la vocal final -e puede representar un añadido paragógico desde el español, lo cual nos parece muy evidente, y proporciona para el topónimo canario tres paralelos bereberes de chelja que se ajustan incluso a su referencia de 'peñón afilado': ati 'sobrepasar, superar', asiti 'elevación' y -tazit 'aguja, espina, vara afilada'. Pero dice algo más interesante y sugerente, al considerar que el topónimo antiguo guanche de Ansid o Ansit pudo desembocar en el actual topónimo español El Sitio, guiado por la etimología popular, añadimos nosotros. Así dicen Abreu y Marín y Cubas que se llamaba la fortaleza de Ansite en sus respectivos tiempos. Y decimos nosotros que hoy se llama simplemente La Fortaleza de Santa Lucía de Tirajana. Pero debemos añadir que muy cerca de este lugar hay dos pequeños poblados con los nombres respectivos de Los Sitios de Arriba y Los Sitios de Abajo, pertenecientes al municipio de San Bartolomé de Tirajana, en las estribaciones de la cara norte de Amurga, que muy posiblemente coincidan con lo referido por Abreu y por Marín y Cubas y den validez, por tanto, a la hipótesis de Wölfel. Todo esto lo pensamos nosotros con total clarividencia al visitar aquellos lugar y comprobar la correspondencia exacta entre los hechos históricos narrados y los nombres con los que se designan los lugares en que ocurrieron.
Por tanto, ante Ansite y El Sitio (y posteriormente Los Sitios como designación plural de las dos pequeñas poblaciones que se desarrollaron tras la conquista) podemos tener un ejemplo paradigmático de la acomodación fonética de una palabra guanche hasta llegar a otra española, un proceso de "adaptación" que debieron sufrir muchos de los topónimos de origen guanche que han pervivido hasta la actualidad, y que podemos llamar "de hispanización", naturalmente en muy distintos grados, desde los que reproducen el término en forma muy cercana a lo que debió ser su primitiva naturaleza guanche, como pudieran ser Tenerife y Teide, hasta el actual Los Sitios que requiere de mucho conocimiento de la historia y de la geografía, además de cierta intuición lingüística, para advertir en él su origen de Ansite.
¿Desapareció, pues, Ansite? Desde el punto de vista filológico podría decirse que no; que como ocurre en todas partes en que una lengua de cultura superior se ha impuesto a otra anterior, muchas de las nuevas palabras se fundamentan en un substrato apenas perceptible pero cierto. Es el curso natural, pausado y sin sobresaltos, de las aguas de un río a lo largo de su largo curso: siempre la misma agua pero con distinto sonido.
1 El hecho de despeñarse antes de caer en manos de los castellanos se ha destacado como un símbolo del valor y de orgullo de la raza guanche. Esta inmolación, que según las fuentes históricas antiguas fue obra solo de contados aborígenes grancanarios, se ha atribuido en la tradición posterior a todo el pueblo canario y a valientes de todas las islas: así Beneharo "el mencey loco", en Tenerife, y el viejo Hupalupa, jefe de la tribu de Arure, en La Gomera, y Ferinto, el joven bimbape de El Hierro. Por lo que respecta a la isla de Gran Canaria, fueron tres con nombre propio: en primer lugar, el valeroso Tazarte, quien "arrebatado de dolor y frenesí, corrió al borde del célebre risco Tirma de Gáldar y, clamando en voces altas ¡Atis Tirma!, se precipitó al mar" (Viera 1982: I, 44); después, el Faicán de Telde y Bentejuí, quienes, sin querer oír las voces de Fernando Guanarteme que los exhortaba a la rendición, "se abrazaron fuertemente el uno con el otro y se precipitaron desde la eminencia de Ansite, repitiendo la regular exclamación ¡Atis Tirma!" (ibíd.: 47). Se atribuye esta acción como el último acto de la conquista de Gran Canaria y se sitúa, aunque las fuentes antiguas no lo precisan, en el alto de Ansite. Pero es lo cierto que este topónimo ha desaparecido de la tradición oral. Los organizadores de una celebración moderna llamada "Atis Tirma", que conmemora el final de la Conquista y que tiene lugar el 29 de abril, fecha en que efectivamente finalizó en el año de 1483, llaman Ansite a una fortaleza que está en la parte media del Barranco de Tirajana (en el término municipal de Santa Lucía de Tirajana, y que las gentes del lugar lo han llamado desde tiempo inmemorial La Fortaleza), y allí celebran la conmemoración, aunque no haya pruebas definitivas de su verdadera ubicación. Ansite, según Viera (que sigue en esto a Abreu Galindo), se sitúa "entre Gáldar y Tirajana"; según Marín y Cubas el "fuerte de Ansite" estaba cerca de Tirajana, y según Gómez Escudero frente al risco de Tirma: tres ubicaciones muy imprecisas pero muy distantes entre sí.
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