Ya lo hemos dicho en la entrada anterior: Añaco es el nombre de un barranco de Tenerife que a su vez es un tramo del barranco mayor de Araca, en el municipio de Candelaria.

Además del registro de Pérez Carballo (2011: 25 F4), contamos con una descripción del lugar por parte de Bethencourt Alfonso: dice que reciben el nombre de Añaco una gran cueva, un barranco y un saltadero que están debajo de Igueste de Candelaria. Y añade que con el mismo nombre existe también un caserío en La Florida, en Icod de los Vinos (1991: 402).

Es lo más probable que ese Añaco de Icod señalado por Bethencourt sea el Iñaco que el corpus de barrancos de Pérez Carballo (2011: 30 F3) identifica como unos charcos o barranco. Y no solo el Añaco de Candelaria y el Iñaco de Icod; además de ellos hay otros dos términos toponímicos en Tenerife que deben de corresponderse con un mismo y único étimo guanche; estos son: Chiñaco en Buenavista del Norte y Ñaco en Guía de Isora, también en el corpus de Pérez Carballo (2011: 27 F1 y 50 G1, respectivamente). Si son ciertas las elementales descripciones gramaticales que de la lengua bereber hemos expuesto en la introducción de este diccionario, los tres primeros estarían marcados por un morfema prefijal: Añaco e Iñaco por el morfema del masculino y Chiñaco por el del femenino, como variante de t-, y Ñaco lo habría perdido en su tránsito al español hablado en las islas. La raíz léxica de estos cuatro términos queda reducida, por tanto, al grupo consonántico ÑK, pero al no existir en el bereber la consonante Ñ no contamos con paralelos de esas lenguas que pudieran ilustrar el significado de estas voces guanches.