Balo

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/473

Balo es el nombre popular de un arbusto endémico de las Islas que suele aparecer en lugares con abundante suelo y en zonas costeras; se corresponde con el nombre científico Plocama pendula. La definición que de balo da el DDECan es la siguiente: "Arbusto de la familia de las rubiáceas que se cría en los terrenos arenosos, pedregosos y áridos cercanos al mar. Es muy ramoso, con hojas filamentosas intensamente verdes. Da unas pequeñas florecitas blancas, que brotan juntas y forman una especie de ramillo. Toda la planta, especialmente cuando se frota, exhala un fuerte olor repugnante. A causa de la elasticidad de su madera se ha usado para la construcción de objetos resistentes".

El término ha dejado numerosos topónimos: no menos de 120, en las islas de Gran Canaria, Tenerife, El Hierro y La Gomera con el entero nombre de balo tanto en singular como en plural, pero también con otros derivados en otras islas. Es digno de destacarse la ausencia de topónimos con la presencia de la palabra balo o alguno de sus derivados en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, no sabemos si porque en ellas no existe la planta. Por su frecuencia en la toponimia destacan Gran Canaria y La Gomera, seguramente no por ser las islas en que la especie abunde más, sino porque son las de registros toponímicos más exhaustivos. Incluso uno de Gran Canaria ha traspasado la mera referencia toponímica local para convertirse en famoso, el Barranco de Balos, municipio de Agüimes, por existir en él importantes grabados rupestres guanches con figuras humanas y signos que se suponen ortográficos.

Solo en contados casos el topónimo se ha formado por el exclusivo nombre de la planta (El Balo y La Balona, en Tenerife, y Balos, en Gran Canaria), apareciendo en el resto del corpus como término secundario de topónimos compuestos, referidos a los accidentes y terrenos más variados: montañas, morros, lomos, barrancos, cañadas, hoyas, playas, etc. Algunos topónimos incluso se constituyen en curiosas formaciones sintácticas, como Muchos Balos, La Torna del Balo o El Balo Rosa, los tres en Gran Canaria, el último de los cuales debe interpretarse o bien como una propiedad del antropónimo Rosa o bien como un lugar previamente rozado (roza > rosa).

Como apelativo que es y de uso común, el término balo se ha desarrollado en la toponimia de las Islas también en multitud de variantes morfológicas: desde el positivo Balo (presente en Gran Canaria, Tenerife y La Gomera) y el plural Balos (en Gran Canaria, La Gomera, Tenerife y El Hierro), hasta los diminutivos Balito y Balitos (en Gran Canaria, Tenerife y La Gomera), Balillo (en La Gomera y Tenerife), Balillos (en Gran Canaria) y Bailito (en La Gomera) y el colectivo Balial (en Gran Canaria). Y hemos de decir que esas diferencias morfológicas conllevan a veces diferencias también taxonómicas, puesto que se refieren a especies distintas dentro del género. A estas formas derivadas de balo hay que añadir otras tres: Abales (en Tenerife), Abalo (en La Gomera) y Abalos (en Gran Canaria), que no son propiamente derivaciones de balo, sino las previsibles formas primitivas de esta voz, al conservar la a- inicial, signo del género masculino singular del guanche y del bereber.

No con tanta seguridad, pero sí con mucha probabilidad, pueden considerarse también derivados de la palabra balo los siguientes topónimos: Baliera, Balieras y Baliero. Más dudas nos ofrecen las formas Bailico, Bailicas, Bolico y Belico. De estas, las dos primeras forman cuatro topónimos de la cumbre de Gran Canaria: Las Bailicas (municipio de Vega de San Mateo), Toscas de Bailico (municipio de Tejeda), Retamar de Bailico (municipio de Tejeda) y Barranco Bailico (municipio de Tejeda). La tercera aparece en sendos topónimos de Gran Canaria: El Bolico (en la zona de Marsagán, municipio de Las Palmas de Gran Canaria), y de Tenerife: Cumbre de Bolico (en el macizo de Teno, municipio de Buenavista del Norte). Y la cuarta en un lugar de La Palma: Lomo de Belico (municipio de El Paso). Aun sin saber identificar bien tales términos, en todos ellos, aparte su configuración léxica, tan difícil de explicar como evolución fonética o derivación morfológica de balo, existe una composición extraña a la norma toponomástica: o falta el artículo que denotaría el uso apelativo del término (Barranco Bailico, Cumbre de Bolico, Lomo de Belico) o constituye un topónimo antitético (Retamar de Bailico), al nombrar un lugar por la presencia de dos tipos de vegetación. También es muy dudoso que pertenezca a esta serie de palabras vinculadas con balo el topónimo Testabales de Fuerteventura. Y tenemos la casi certeza de que otras formas toponímicas próximas, como Bailas o Boliganes, no son derivados de balo. El primero (Caleta de las Bailas y Hoyo de las Bailas, en Fuerteventura), lo interpretamos en relación con baila 'pez'; el segundo (Los Boliganes, en Tenerife) nos es totalmente desconocido. Y lo mismo con Barranco Balón, en la vertiente este de El Hierro, municipio de Valverde (Trapero et alii 1997: 117), y con La Balona, en los altos de Icod el Alto, municipio de Los Realejos, en Tenerife (GAC 108 A6), para los que ofrecemos otra interpretación.

Hasta aquí las reflexiones referidas exclusivamente al nombre, que si son ciertas nuestras interpretaciones pueden reflejarse en el siguiente gráfico, con la correspondiente variación morfológica y el número de recurrencias con que cada una de ellas aparece en la toponimia de cada isla:




C

G

H

P

T

Abales





1

Abalo


1




Abalos

1





Bailicas

1





Bailico

3





Bailito


1




Balial

1





Baliera





1

Balieras





2

Baliero




6


Balillo


7



1

Balillos

1





Balito

14

5



2

Balitos





2

Balo

18

31



4

Balos

14

17

3


2

Belico




1


Bolico

1




1

Totales

54

62

3

7

16



Pero otra consideración merece el objeto u objetos designados por el nombre de balo o alguno de sus derivados. Por las descripciones que del balo y de sus especies y subespecies se hacen en el DDECan, naturalmente tomadas de otros diccionarios especializados, existe una gran variedad botánica de la especie, unas veces reflejada en el nombre popular, pero otras no. Por ejemplo, al balo común se le identifica científicamente como Plocama pendula, mientras que el balo de El Hierro es el Phyllis nobla, que "abunda principalmente en zonas de laurisilva y pinar, sobre riscos y paredes". Incluso cabe decir aquí que Viera y Clavijo (2014: I, 292-293) lo identifica como Loranthus canariensis, y añade que "las cabras gustan mucho del balo, que suele comunicar un mal sabor a la leche". Justamente sobre lo mucho que gustan las cabras del balo circula un "pie de romance" popular en La Gomera que lo testifica: "Cuando el balo está granado, qué bien lo come el ganado". Por otra parte, el conocido popularmente como balillo es el Taeckholmia pinnata, presente en todas las islas, excepto en El Hierro. El DDECan lo define como "planta asterácea que vive habitualmente en riscos y laderas, de ramificación larga y abierta, con ramas colgantes. La base y las ramas inferiores son leñosas y toda la planta contiene un jugo lechoso. Las hojas carnosas son de color verde oscuro y las flores amarillas". En fin, parece obvio pensar que son más las apariencias comunes entre las distintas especies que las diferencias cuando en la denominación popular se usa un mismo término o una derivación de él para nombrarlas.

En cuanto a la datación histórica del término, debemos decir que, según el DHECan, balo se documenta por vez primera en una Data de Tenerife de 1522, como referencia en un reparto de tierras: "donde están unas matas de balo" -se dice-, expresión que bien pudo convertirse en topónimo propiamente dicho. Y posteriormente de continuo, bien que con las escrituras balo, bale, balot y valo. Aparece también en algunos primerizos textos literarios de Canarias, como en los Triunfos canarios de Díaz Tanco, en la relación que el autor hace de las especies vegetales que más le llaman la atención de la flora canaria:


Vi olmos y buxos y balos y sabinas,
viñáticos, palmas, scipreses, laureles...

Y lo mismo en el Poema de Viana:


y entre unos balos verdes ascondido.
(canto XI, 670)


Por su parte, Bethencourt Alfonso cita en su Historia del pueblo guanche algunos de los usos que se hacían del balo: como lengüeta de las cañas que servían de flauta dulce y como palos y astillas para el encumbrado de las casas.

En cuanto a su etimología, todos quienes han tratado de esta palabra la han considerado de origen guanche, empezando por Álvarez Rixo. También Wölfel (1996: 666), aunque dice no encontrar paralelos bereberes que lo expliquen. En efecto, el término balo carece de cualquiera de las marcas morfológicas, tanto iniciales como finales, que caracterizan la sustantivación en el bereber y que con tanta abundancia encontramos en el léxico de origen guanche: a-, gua-, tin-, t---te, etc. Pero, ofrece cierta similitud, tanto en el aspecto semántico como en el formal, con la palabra bereber awal, nombre que se da en el Atlas central al Juniperus thurifera (Laoust 1920: 298), y que aparece con bastante frecuencia en la toponimia bereber con aplicación orográfica, designando lugares que se caracterizan por la presencia de este árbol: Awal (masc. sing.), nombre de un pueblo; Asif awal 'río awal'; Tawalt, diminutivo singular del anterior; Aguni n tawalt 'barranco de tawalt', etc. Además, Laoust (1920: 484) recoge la forma abellau en Zwawa con la referencia de Daucus aureus.

Por su parte, Reyes García (2004c: 36-37) propone la etimología de balo a partir de la forma ballaw, que subsiste en el kabilio abellaw, masc., sing., aplicado a una planta umbelífera. Y Perera López (2005: 22.20) propone compararlo con la palabra bereber abellu (pl. ibella) 'verga, vara' dada por Wölfel (1996: 790), y eso -dice Perera- porque "el balo es un arbusto caracterizado por presentar una gran ramificación desde el pie del tronco a base de largos y estrechos tallos semiverticales, de un grosor de pocos centímetros por uno o dos metros de altura, características típicas de lo que se considera una vara".

Lo que raya en el disparate es la traducción que sobre esta palabra (y sobre otras que han pervivido como apelativos en el español de Canarias) hace Juan Francisco Delgado, autor del libro Canarias, islas y pueblos, que el Gobierno de Canarias editó con motivo del Día de Canarias de 2007 (con una tirada de muchos miles de ejemplares) y donde dice literalmente que balo significa 'lo del pequeño pene' (pág. 11).

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ISLA   LA GOMERA, TENERIFE, GRAN CANARIA


MUNICIPIO    Agüimes, Güímar, La Aldea de San Nicolás, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Santa Lucía de Tirajana, Valle Gran Rey, Guía de Isora


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