Bicácaro
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/588
Bicácaro o bicacarera son los nombres populares de una planta endémica de las islas centrales y occidentales de Canarias, que tiene su hábitat preferente en las laderas norteñas, en altitudes medias y en zonas de claros del monteverde, que florece con las primeras lluvias del otoño dando unas llamativas campanitas anaranjadas, siendo unas de las más atractivas de toda la flora autóctona canaria. Fue descrita primeramente por Linneo como Campanula canariensis y rebautizada por Vatke como Canarina canariensis, denominación que ha prevalecido en el lenguaje científico. Tiene tallos anuales, colgantes y carnosos de color verde-púrpura hasta de 2 m de largo; flores vistosas, solitarias, en forma de campana, de color rojo-anaranjado, y sus frutos son comestibles, carnosos, de color naranja.
En el lenguaje popular se la conoce indistintamente con los nombres de bicácaro y bicacarera, si bien en algunos lugares se prefiere el segundo para la planta y el primero para el fruto. Una salvedad hay que hacer en cuanto al nombre y a su designación: en La Gomera el nombre de bicácaro se le da a cada uno de los tallos nuevos de la junquera, una especie de planta (Scirpus holoschoenus spp. globiferus, familia Cyperaceae), según Perera López (2005: 5.78).
El nombre bicácaro está profusamente registrado desde antiguo, preferiblemente escrito con v, y siempre en relación con el uso alimentario que los guanches hacían de sus frutos. Así, Abreu Galindo dice que en la isla de Gran Canaria "no había frutas, si no eran vicácaros y mocanes y dátiles salvajes" (1977: 159). E igualmente es citado por Cairasco, Viana, Gómez Escudero, Núñez de la Peña y Viera (cf. DHECan). Precisamente Viera y Clavijo dice en su Diccionario de historia natural que el bicácaro (aquí con b) "fue el fruto silvestre más delicioso, que tuvieron y apreciaron en mucho los habitantes primeros de nuestras islas" (2014: I, 318). Y Bethencourt Alfonso añade que "cuando está maduro toma un color encarnado pajizo, de sabor dulce agradable y ofrece su mejor sazón por agosto y septiembre" (1991: 375).
Muy común es la planta en los suelos isleños y sin embargo su nombre no ha pasado a la toponimia canaria más que en cuatro lugares conocidos por nosotros: Bicácaro, en la isla de El Hierro, municipio de Valverde, dando nombre a una pequeña zona perteneciente a la demarcación de Isora, en la parte más cercana a San Andrés (Trapero et alii 1997: 124); Roque del Bicacaral, en Gran Canaria, municipio de Vega de San Mateo (La toponimia de Gran Canaria 1997: II, 82); Risco de Bicácaro, en La Gomera, situado en la banda izquierda del Barranco Seco, debajo del caserío de El Cercado, municipio de Vallehermoso (Perera López 2005: 5.78); y Barranco Bicácaro, en Tenerife, en el municipio de Guía de Isora (Pérez Carballo 2011: 50 F5). De estos cuatro lugares, solo el de Gran Canaria es propicio de la motivación del topónimo, pues las laderas del roque así llamado, junto al pueblo de San Mateo, son el fiel reflejo del hábitat de esa planta. Sin embargo, en los casos de El Hierro, La Gomera y Tenerife, que tienen una orientación sur, no lo son, y de ahí que la denominación Bicácaro (y no el nombre del árbol Bicacarera o el colectivo Bicacaral) puede que no aluda a Canarina canariensis sino a alguna de las especies de juncos de las señaladas antes por Perera.
Es posible que también se refiera a la especie vegetal Canarina canariensis el topónimo registrado por Bethencourt Alfonso con el nombre de Bichacaro y descrito como una hoya en el Bufadero de Santa Cruz de Tenerife, "por encima de Agar, no lejos de dicho punto, se halla la "Cueva de los palacios", donde moraba el jefe o Tagorero de la región" (1991: 411).
Sobre el étimo de la voz, todos se pronuncian por su origen guanche, aunque Wölfel (1996: 666) dice no hallar antecedentes bereberes para ella. Recientemente, Reyes García (2003a: 124) propone como paralelo para el fitónimo canario bicácaro la raíz KKR y la voz ikiker, nombre de una planta (la almorta) en el dialecto tashelhiyt de Marruecos; y Perera López (2005: 5.78) sugiere se tenga en cuenta la voz de la Kabilia abakur 'variedad de higo temprano: higo-flor' (Dallet 1982: 20), pues "hemos de recordar -dice Perera- que el interior del fruto de la Canarina canariensis se presenta repleto de pequeñas semillas, ofreciendo el aspecto que tiene el interior de un higo". Sin embargo, Dallet (1982: 20) considera a la voz abakur como emparentada con el árabe, una circunstancia que resta posibilidades a la hipótesis de que sea una voz antigua del bereber y que, como tal, hubiese arribado a las islas con los aborígenes. De todas maneras y reforzando la hipótesis bereber nos remitimos también a la voz gomera tacoraso (Perera López 2005: 15.14), utilizada entre otras cosas para referirse a los higos (frutos) de las tuneras (Opuntia spp.), y que parece compartir una raíz similar o parecida a la BKR de abakur".
Desde nuestro punto de vista, la palabra canaria asocia claramente el prefijo b-, indicio de posesión, más el morfema i- del masculino singular, más la base lexical del modelo KKR, que se manifiesta en la voz ikiker, que se halla documentada en el habla chelja con el significado de 'garbanzos', aunque algunos autores la consideran como forma procedente del latín cicer.
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