Bilba
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/607
Topónimo muy conocido de El Hierro que nombra una zona de mediana extensión en la cumbre central de la isla en su dirección oeste, inmediatamente anterior a La Dehesa, con las siguientes recurrencias: el general de Bilba y unos Picos de Bilba, y con esta segunda referencia específica, un barranco, una cancela y unas Colgadas de los Picos de Bilba, todos ellos en el límite territorial actual entre los municipio de Frontera y PIN (Trapero et alii 1997: 124 y s.v.).
El término Bilba aparece también citado en Armas Ayala (1944) y Álvarez Delgado (1946), pero Bethencourt Alfonso (1991: 375), refiriéndose de manera inequívoca a este mismo lugar, lo cita como "Bimba: pico en la Dehesa", y lo mismo hace el GAC (68 C3) que lo cartografía como Mña. los Picos de Bimba. En la actualidad, la única realización oral del topónimo que nosotros hemos recogido es Bilba, pero no creemos errónea la transcripción de Bethencourt y del GAC, por lo que es verosímil que bimba y bilba fueran en un tiempo simples variantes de expresión.
El caso es que, en la actualidad, el único término toponímico es Bilba, mientras que en el habla popular se usan bimba, bilba y tabimba como variantes de expresión para nombrar a las grandes piedras o rocas que se hallan desprendidas de los riscos en cualquier terreno. Así lo hemos oído personalmente en nuestras encuestas dialectales en El Hierro. Y como para aunar la cita de Bethencourt Alfonso y del GAC y nuestras propias apreciaciones vienen las palabras que Álvarez Delgado (1946: 156-157) escribió sobre estas palabras, también fruto de sus investigaciones personales en aquella isla. Dice que las formas bimba y bilba son variantes, ya que la segunda, que aparece solo en el topónimo Picos de Bilba, la oyó pronunciar también como Picos de Bimba; y que bimba es palabra usual con el significado de 'piedra grande suelta' y en expresiones como "le tiró una bimba". También nosotros hemos oído esa expresión, lo que parece contradecir la definición primera de 'piedra grande', inmanejable con las manos.
Como voz propia de El Hierro y con el sentido de 'roca grande' o 'roca suelta' también la recogieron (o solo la citaron) Armas Ayala (1944), Rolhfs (1954), Steffen (1956), Barrera Álamo (1985) y Acosta Armas (1998), además del citado Álvarez Delgado (1946).
Pero no es voz exclusiva de El Hierro, pues hay más registros en el resto del Archipiélago (excepto en Lanzarote). Con el significado de 'pelota, pella' o 'piedra arrojadiza' la citan Reyes, Santiago y Martí como propia de Tenerife. Para La Palma la cita Régulo con el significado de 'piedra arrojadiza, que puede ser de gran volumen'. Para Gran Canaria, Pancho Guerra recogió las variantes brimba y bimba con el significado 'piedra arrojadiza grande'. Y para La Gomera, Carlos Alvar con el mismo significado que en El Hierro: 'piedra muy grande que no se puede mover' (todos ellos recogidos en el TLEC). Más recientemente, Perera López (2005: 15.7) vuelve a confirmar la pervivencia de la voz bimba en La Gomera con el significado básico de 'piedra de gran tamaño', pero también con sentidos derivados aplicados a una abundante cosecha de papas, a una cabra que da mucha leche, a una pelota de gofio de gran tamaño, etc., en todos los casos, como se ve, actuando como virtual el rasgo semántico 'grande'.
Especial interés tienen las referencias de Bethencourt Alfonso a la palabra bimba, como apelativo. Primero porque documenta su uso en la lengua viva de los pueblos del Sur de Tenerife a finales del siglo XIX o principios del XX como "la peladilla o piedra arrojadiza" (1991: 249), y segundo porque vincula directamente esta voz con los usos de los guanches: "Las armas de combate ofensivas -dice- se dividían en arrojadizas y blancas; comprendiendo en el primer grupo la bimba o piedra, el banote y fáisne" (1994: 391).
Esta costumbre de los aborígenes canarios (no solo de los bimbapes herreños sino de todos los canarios en general), de lanzarse piedras en sus luchas y juegos fue recogida en todas las crónicas de la conquista e historias primitivas de Canarias, pero mejor que ninguna nos parece la descripción que del "juego" hace Nebrija en sus Décadas al contemplar a unos esclavos canarios en Sevilla practicándolo:
Yo vi en Sevilla -escribe Nebrija- una cosa que la califiqué por milagro. Estaba allí cierto isleño, natural de Canaria, el cual, sin mover el pie siniestro de un sitio, aguardaba ocho pasos de distancia a cuantos le querían arrojar piedras, cuyos golpes sabía evitar ya torciendo un poco la cabeza, ya apartando enteramente el cuerpo o ya mudando alternadamente las corvas. Este era un peligro a que se exponía tantas cuantas veces le ofrecían un cuarto (cit. Viera 1982: I, 159).
El nombre que los guanches daban a esas piedras ni Nebrija lo dice, ni Abreu, ni Viera, ni los cronistas primeros. Sí han quedado, sin embargo, en la lengua viva de hoy voces aborígenes que significan 'piedra arrojadiza' y que, según todo buen discurso, hay que poner en relación con aquellas costumbres guanches. En El Hierro, como decimos, son las voces tabomba o tabona (también bimba, aunque en uso restringido a una expresión fijada); en Tenerife y La Palma la voz bimba; y en Gran Canaria esta misma voz o la variante brimba. La variante tabomba, que hemos recogido personalmente en El Hierro, tan próxima fonéticamente a tabona, es un nuevo guanchismo no registrado hasta ahora y el único vestigio del nombre de aquellas piedras arrojadizas en el juego que tanto asombró a Nebrija y maravillaba a todos.
Así pues, en la isla de El Hierro bimba y tabimba son variantes de expresión para el significado 'piedra muy grande y suelta'. Pero también se usan las formas tabona y tabomba para referir cualquier piedra arrojadiza, sin tamaño ni forma determinados. Uno de nuestros informantes (Eloy Quintero) llegó a decirnos que una tabomba "era una piedra redonda como la que usaban los guanches". Y para este mismo sentido de 'piedra arrojadiza' alguno de nuestros informantes usó también la voz bimba, siempre dentro de la expresión fijada "tirar una bimba". También Rohlfs (1954: 89) recogió la palabra bimba en sus encuestas con gentes de El Hierro, con el significado de 'piedra suelta', sin especificar tamaño. En realidad, las que ahora llamamos variantes de expresión bimba y tabimba fueron en su origen la misma palabra, la segunda con la prótesis del prefijo ta-, signo del artículo femenino del bereber.
Otro de los problemas filológicos de la palabra bimba y sus variantes está relacionado con su etimología. Para nosotros es indudable su origen guanche, al igual que para Bethencourt Alfonso, y no solo porque sean voces que no existen en español, ni hay étimo hispánico ni románico que las expliquen, sino por su distribución y funcionamiento en las hablas de Canarias. Si bimba no está entre los materiales guanches del Monumenta de Wölfel es porque no aparece en ninguna de las fuentes que manejó el investigador austriaco, pero sí recoge, en cambio, las voces bimbape, bimbapo, bimbache y bimbacho, que son las cuatro maneras con que se han llamado a los habitantes aborígenes de El Hierro, y que nosotros ponemos en relación con bimba1. Pero hay otros autores para los que el origen guanche de bimba es dudoso, como Rohlfs (1954: 89), Almeida y Díaz Alayón (1988: 159) y últimamente los autores del DHECan, quienes dicen: "La voz [bimba] ha sido considerada de origen prehispánico, pero también cabe encontrarle una explicación relacionada con el portugués, donde existe bimba con diversas significados y el verbo bimbar, provincialismo miñoto, que tiene un valor en cierto modo relacionado con la acepción canaria: 'fazer que uma coisa bata ou caia como força sobre (outra)' (Figueiredo)". El caso es que un autor canario, Pestana, dice haber recogido en La Palma la palabra bimbarse con el mismo sentido que explica el diccionario portugués: bimbarse 'caerse de alguna altura' (Steffen, 1956: 63). Ningún otro autor ha registrado esta voz en La Palma, tampoco Leal Cruz (2003), que es quien ha publicado el estudio lingüístico más completo y actual del habla de La Palma. En cualquier caso, la existencia de bimba y de bimbar en el portugués, y de bimbarse en La Palma, nada tiene que ver con el significado del canarismo (y guanchismo) bimba en el resto del Archipiélago, según hemos visto. Su coincidencia en el significante no pasaría para nosotros más que de un simple caso de homonimia. Y no creemos que el significado del canarismo bimba 'piedra muy grande' o 'piedra arrojadiza' (según sus varios registros) y del portugués bimbar 'hacer que una cosa caiga con fuerza sobre otra' pueda explicarse por un cambio semántico por metonimia, como postula Morera (1996: 72).
Perera López (2005: 15.7) se sitúa entre los autores que postulan un origen prehispánico de este término, y lo vincula a la voz tabona, así como a los términos del kabilio awen 'ser pesado' y tawent 'gran piedra que se usaba para aplastar aceitunas', procedentes de la raíz WN (Dallet 1982: 867).
1 Sobre la relación de la palabra bimba y el apelativo bimbape ver nuestra hipótesis en el entrada Bimbapes.
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