Bimbapes

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/611

Un único topónimo hemos encontrado con este nombre, Cueva de los Bimbapes, y naturalmente no podía ser en otra isla que en la de El Hierro, porque bimbapes se ha llamado a los aborígenes de esta isla. El topónimo está en la cara este de la isla, una zona totalmente deshabitada y de relieve muy escabroso, en las laderas que bajan precipitadamente desde la cumbre hasta la costa Timijiraque, y lo hemos recogido con posterioridad a la publicación de nuestra Toponimia de la isla de El Hierro (Trapero et alii 1997), lo que muestra que nunca puede darse por definitivo el corpus toponímico recogido en un territorio, por muy minuciosas y sistemáticas que hayan sido las pesquisas.

Este nuevo topónimo herreño tiene un triple interés: primero por ser el único que registra el gentilicio bimbapes en la toponimia de El Hierro; después por constatar justamente la forma bimbape, y no bimbache, que es la que se ha impuesto mayoritariamente en Canarias; y después por cuanto se refiere a la propia palabra, muy controvertida en cuanto a su origen y etimología.

Es muy frecuente la presencia de los gentilicios en la toponimia canaria, y tanto por lo que se refiere a los aborígenes guanches como a los canarios hispanos, pero siempre que esos nombres se hayan hecho efectivamente populares. Y así hay muchos topónimos con los nombres canarios, guanches, gomeros, palmenses o palmeros, majos y majoreros, etc., pero ninguno, por ejemplo, con el de auaritas, que es como dice la erudición libresca que se llamaban los aborígenes de La Palma. Por lo que respecta a la toponimia de la isla de El Hierro, son tres los gentilicios referidos a sus habitantes: dos inequívocamente a los aborígenes, guanches y bimbapes, y el otro, herreños, que tanto puede referirse a los antiguos como a los modernos.

Bimbapes, y no bimbaches, decimos que es el término que se usa mayoritariamente dentro de la isla de El Hierro entre las generaciones mayores para referirse a los aborígenes, y añadimos que incluso los herreños actuales cuando quieren insultar a alguien o reprocharle por sus maneras toscas e incivilizadas le dicen "¡Tú eres un bimbape!", que bien muestra la conciencia diferenciadora que los herreños tienen de estos aspectos. Bimbape es pues la palabra que ha pervivido en la tradición oral, y sin embargo es bimbache la que predomina en cualquier registro escrito sobre los aborígenes herreños y la que se ha impuesto en todo el Archipiélago, incluso entre las nuevas generaciones de herreños. Nosotros usamos siempre el término bimbape, respetuosos con la tradición oral, y propugnamos su uso (Trapero 1999b: 125-127)1. Y para garantizar este uso mayoritario de la palabra bimbape viene ahora el topónimo Cueva de los Bimbapes que es testimonio inequívoco, como lo son todos los topónimos, de verosimilitud geográfica pero también lingüística.

La historia documental de estas dos palabras (y de otras variantes que después mencionaremos) es relativamente joven, de finales del siglo XVIII. Chil y Naranjo (2006: 373) dice documentar bimbachos en Abreu Galindo, pero es lo cierto que el enigmático autor de esa primera gran historia de Canarias, a la que Viera y Clavijo dijo que siempre había que citar "con aplauso" (Viera 1982: I, 11), nunca cita esa palabra ni ninguna otra específica referida a los aborígenes, sino solo herreños o la genérica expresión "la gente de esta isla" (Abreu 1977: 87-91). ¿De dónde pudo tomar esa falsa cita Chil y Naranjo, él que siempre atestigua sus testimonios? Creemos saberlo: del gran fabulador que en cuestiones de onomástica aborigen fue el tan respetado y meritorio en otras parcelas de las antigüedades canarias Sabino Berthelot. Dice en su Etnografía:


Bontier y Le Verrier casi nada han dicho sobre los usos y costumbres de los naturales de la Isla del Hierro. Ben-Bachir, cuyo nombre transformaron los autores españoles en el de Bimbachos. En las obras de aquellos que se han escrito según las tradiciones, es donde es necesario recurrir, y todo lo que el mismo Viera trae en sus Noticias, ha sido sacado del manuscrito de Galindo y de García del Castillo (1978:75)


Ya se ve de dónde tomó Chil el nombre de bimbachos. ¿Y de dónde pudo tomarlo Berthelot? Desde luego no de Le Canarien, que como bien dice poco escribieron sus cronistas de esa isla; tampoco de Abreu Galindo, como ya queda dicho; tampoco pudo sacarlo de García del Castillo, el escribano de El Hierro que en los primeros años del siglo XVIII compiló las Antigüedades y redactó las Ordenanzas de aquella isla. Tuvo que ser, pues, de Viera; pero no de las Noticias de la Historia General de las Islas Canarias, pues en esa su gran obra no aparece ningún nombre específico de los aborígenes herreños. Es cierto que mucho de lo que Viera escribió sobre El Hierro procedía de Abreu Galindo y de García del Castillo, pero también de otro autor desconocido por Berthelot, contemporáneo y hasta paisano de Viera: Juan Antonio de Urtusáustegui, un capitán de milicias que escribió un precioso libro sobre la memoria de sus visitas a El Hierro en los años finales del siglo XVIII. Y de Urtusáustegui copió Viera los nombres de los antiguos habitantes de la isla, pero no en las Noticias sino en su otra gran obra: el Diccionario de historia natural.

En dos lugares de su Diario cita Urtusáustegui los nombres de los aborígenes herreños. Dice en el primero:


Dentro de esta Villa [de Valverde] y en sus inmediaciones he visto las famosas cuevas que antiguamente llamaban juacos y eran las casas y habitaciones de sus naturales (que aquí les nombran Bimbaches o Bimbapos); algunas son muy grandes y cómodas; pero principalmente una de ellas, a un paseo a la parte del sur en donde dicen Tenejeita, en unas laderas y cañadas con sus divisiones, y que por las obras de pared, encalados, pinturas y algunas letras doradas (que todo se ha borrado por la chimenea y humedad), permaneciendo todavía el respiradero de una chimenea para calentarse, fabricado con curiosidad en la misma peña; no hay duda sería vivienda del Capitán o Señor de esta Isla, que era regular que se la apropiase el principal conquistador (1983: 38).


Y en el segundo, hablando de los concheros de la región de Taibique: "Parece que en tales parajes se congregaban los Bimbapes a celebrar sus fiestas y sacrificios" (1983: 41).

Aquí están las tres palabras que repetirá Viera en Diccionario de historia natural: la de bimbaches en la entrada correspondiente a cueva, recreando la primera cita de Urtusáustegui (Viera 2014: I, 507); la de bimbapas en la entrada lapa, correspondiente a los concheros de la cita segunda de Urtusáustegui (ibíd.: II, 82)2; y la de bimbapos en la entrada charco con referencia específica a los muchos artificiales que hay en el Tamaduste en donde se dice que fueron obra "por la mayor parte, de los primeros habitantes, llamados bimbapos" (ibíd.: I, 432).

Urtusáustegui es, pues, el primer autor que pone nombre a los aborígenes de El Hierro, pero será desde las citas de Viera desde donde esos nombres pasen a la bibliografía general sobre las antigüedades de Canarias, y eso porque la obra del primero fue prácticamente desconocida hasta su edición en 1983. Y bimbaches será la forma más repetida por los autores que tratan sobre El Hierro, con alguna excepción destacable, como la de Bethencourt Alfonso, que al hablar de las casas de las cuevas que usaron los aborígenes de aquella isla los llama bimbapes (1994: 412, nota), y así en otros contextos de su Historia del pueblo guanche, como cuando relata el prodigioso salto que dio el bimbape Ferinto para librarse del asedio de los castellanos (1991: 315-316). La primacía que ha tomado la palabra bimbache sobre todas las otras se manifiesta claramente en los diccionarios dialectales canarios, que si bien las citan (bembacho, bimbacho, bimbapa, bimbape, bimbapo), remiten siempre a la entrada principal de bimbache, como puede verse en los dos principales: el DDECan y en el DHECan.

Y respecto a la tercera cuestión que interesa a estas palabras, la referida a su origen y etimología, la propuesta antedicha de Berthelot de que procede de Ben-Bachir, aunque sin ningún tipo de argumentación, se ha tomado como aserto repetido sin más consideración por quienes se han adentrado en algún tipo de explicación sobre las palabras guanches. Solo Abercromby, que cita las formas binbachos y binbapos (sic) desde Chil (1990: 73), las clasifica entre las palabras que parecen inexplicables a través del bereber. Y Wölfel, que se muestra razonablemente escéptico ante la propuesta de Berthelot, además de resaltar su ausencia en las fuentes primarias canarias, concluye que "la búsqueda de paralelos [bereberes] resultaría totalmente inútil" (1996: 723).

Otra propuesta etimológica ha ofrecido el grupo de investigación titulado Palabras Bimbapes a través de su página digital www.palabrasbimbapes.blogspot.com para la palabra bimbape, que es la que, siguiendo nuestro razonamiento, ha adoptado como la más acorde a los otros paralelos bereberes con los que debe ponerse en relación. Y así se dice que bimbape es un nombre compuesto "con clara morfología bereber", equivalente a win wafa 'los de la cima', con asimilación hispánica w>b y f>p, y que esa significación puede explicarse por la propia configuración de la isla, abrupta hasta el extremo en sus costas, haciendo de ella la segunda isla del mundo con mayor pendiente media, después de la isla de Fogo (en el archipiélago de Cabo Verde), de tal manera que sería en las tierras de la alta meseta del centro de la isla donde vivirían sus gentes, además de ser en ese territorio en donde tenían garantizado el abastecimiento de agua por medio del mítico garoé y de las albercas de la zona.

Pero aunque la etimología de estas palabras no se haya demostrado de una manera convincente, sí se da generalmente por seguro que son de origen guanche, sea cual sea la forma primaria, y así se dice explícitamente tanto en el DDECan como en el DHECan: "Bimbache: de origen prehispánico. Habitante de El Hierro en el momento de la conquista".

Pero algo más y más interesante dice Álvarez Delgado, un autor que sí estuvo en El Hierro e hizo investigaciones de campo, también de tipo dialectológico:


La forma bimbache que los escritores aplican a los herreños aborígenes está errada, y la verdadera grafía debe ser bimbape o bimbapo, no solo porque esta es la más antigua grafía, transformada por Chil muy modernamente, sino también porque así aparece reclamarlo la estructura de la palabra. Obsérvese que ofrece reduplicaciones igual que babilones, y esta no es la denominación racial (porque era guanche); por tanto, contra lo que se pensaba, tampoco bimbapes debe serlo, sino una designación geográfica (1947: 227).


Y algo coincidente con lo anterior ha dicho más modernamente Cebrián Latasa: que la palabra bimbaches "es invención literaria del siglo XVIII" (2003: 20, n. 5).

Estamos de acuerdo: el término originario es bimbape, tal cual atestigua la tradición oral y el único topónimo que registra esta palabra; y además: esa voz, como tal, no es de origen guanche, sino una palabra formada sobre un étimo guanche, eso sí, y formada en época hispana. Nuestra hipótesis filológica es la siguiente: Puesto que bimbape es un etnónimo debió formarse no en época guanche, sino española, y por parte no precisamente de los guanches, sino de los herreños hispanizados que se consideraron ya "otros" diferentes de los aborígenes. Y de ahí que muchos de los herreños actuales llaman todavía bimbapes a los individuos toscos, brutos y de acciones poco "civilizadas" ("Tú eres un bimbape" se dice como insulto). Y puesto que bimba, voz de indudable origen guanche, tiene entre sus varias acepciones en el habla popular de El Hierro la de 'piedra arrojadiza', es verosímil que la denominación primera de bimbape fuera algo así como 'tirador de piedras'. Y en esto sería un cierto paralelo de contenido de la palabra guanche (aunque en guanche el significado más recto era 'el que esquiva piedras lanzadas'). Por lo que la denominación que finalmente se ha impuesto de bimbache para los aborígenes de El Hierro (insistimos en que dentro de la isla, los más viejos siempre dicen bimbape) pudo estar influida por la palabra guanche.

En resumen, mejor nos parece la definición de bimbape de "Nombre que se da a los habitantes guanches de la isla de El Hierro" que la que ahora aparece en los diccionarios dialectales canarios de "Habitante de El Hierro en el momento de la conquista".

1 Al menos otros dos registros bibliográficos reconocemos que nos siguen en esto: el libro que da cuenta de las excavaciones arqueológicas en la necrópolis bimbape de Montaña la Lajura (Velasco, Ruiz y Sánchez 2005) y la revista digital Palabras Bimbapes (www.palabrasbimbapes.blogspot.com).

2 Bimbapas efectivamente se dice en este contexto, comprobado tanto en la edición del Diccionario que hizo Manuel Alvar en 1982 (pág. 240) como en la moderna de Corrales y Corbella desde el manuscrito de Viera: "Parece que los bimbapas, que eran los primitivos habitantes de aquella tierra, se congregaban en dichos sitios a celebrar sus fiestas, haciendo quizá su principal alimento de las lapas". Pero nos parece que debe ser un error de Viera por bimbapes, y no solo porque es el único autor que cita esta palabra sino porque resulta del todo anómalo nombrar un gentilicio con la forma del femenino y eso a pesar del artículo masculino con que se acompaña.

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