Calcosa
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/733
El término calcosa es de uso común y exclusivo en el habla de El Hierro, para designar una especie subarbustiva, endémica de Canarias, que en otras islas recibe el nombre común de vinagrera y el científico de Rumex lunaria. Una planta poligonácea, siempre verde, de hasta 2'5 m de altura, tallos estriados y quebradizos, hojas tan largas como anchas, algo carnosas, de color verde brillante y flores pequeñas también verdosas. Habita en las zonas bajas y de medianías y es una excelente colonizadora. La especie es muy abundante en todas las islas, pero solo en El Hierro, como decimos, conserva su nombre guanche de calcosa.
En la toponimia herreña aparece unas diez veces, tanto en la forma del singular como sobre todo del plural, repartidas por toda la isla, para designar diversos accidentes del terreno, como una montaña, un barranco, una hoya, un camino o un lugar en que lo más sobresaliente es justamente la abundancia de esta planta, como ocurre en Las Calcosas, zona de las laderas que hay sobre Los Llanillos, municipio de Frontera. Pero el topónimo más significativo con este nombre es el Pozo de las Calcosas (Trapero et alii 1997: 189), un pequeño poblado al mismo nivel del mar, en la costa norte del municipio de Valverde, al que hay que bajar por un estrecho y empinado camino, labrado en el risco, que lo separa de la plataforma costera alta, en la que, modernamente, se está desarrollando una nueva población con el mismo nombre que la población primitiva. Tiene este poblado costero el interés etnográfico de que la mayor parte de sus casas siguen conservando la techumbre de paja de centeno, llamada en El Hierro colmo, al igual que la tenían en la antigüedad la mayor parte de las casas de los ámbitos rurales de la isla.
La documentación de la voz calcosa, por ser herreñismo exclusivo, no va más atrás del siglo XVIII, siendo Urtusáustegui el primero que la cita, justamente en su Diario crónica de su visita a El Hierro, aunque escrito allí como carcosa (1983: 60). Igualmente la cita Álvarez Rixo (1992: 77), como "yerba vinagrera", sin que en ambos casos se aluda a su carácter guanche. Y falta muy significativamente en la relación de topónimos herreños guanches de Bethencourt Alfonso. Esta ausencia de la voz calcosa en las fuentes históricas primeras de Canarias es lo que puede explicar su ausencia también en los Monumenta de Wölfel, aunque es posible que esté aludida erróneamente en la voz cairosa (Wölfel 1996: 1019), tomada de Chil y Naranjo y de Millares Torres, como localidad de Tenerife, para la que dice no hallar paralelos bereberes ni otros términos guanches semejantes.
Si por nuestra parte postulamos un origen guanche de la voz calcosa, a pesar de carecer de los indicios morfológicos frecuentes de los otros topónimos guanches, es por el cúmulo de circunstancias concomitantes que abocan a esa interpretación: la de ser término ajeno al español, ser exclusivo de El Hierro, siendo esta isla, junto con La Gomera, la más conservadora en guanchismos de todo el Archipiélago, tener como referencia una especie vegetal y ser esta una especie endémica. Pero tal vez sí pueda relacionarse con otros términos guanches, como el topónimo Tacalcuse, caserío de La Gomera, este sí citado como guanche por Bethencourt Alfonso (1991: 372) y Fernández Pérez (1995: 328).
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