Chobisenas / Chibisenas / Tibisenas
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1081
Tres topónimos de Gran Canaria llevan este nombre, cada uno de ellos con sus variantes respectivas, los tres pertenecientes al municipio de Agaete:
Las Chobisenas / Las Tibisenas es un punto de la vertiente derecha del Valle de Agaete a la altura de Troya.
Roque de las Chobisenas / Roque de las Tibisenas es un punto particular del anterior.
Las Chobisenas / Chibisenas / Las Tibisenas, en la parte baja del valle de Guayedra ya cercano al mar.
La conservación por vía oral de estos nombres está garantizada al ser registros toponímicos recogidos igualmente desde la oralidad (La toponimia de Gran Canaria 1997: II, 122). Y solo la toponimia oral ha podido dar cuenta de la conservación de estos nombres que, sin embargo, fueron nombres apelativos en la lengua de los guanches, a juzgar por los testimonios antiguos de Abreu Galindo y de Torriani. Ambos autores coinciden en señalar que con el nombre de tibicenas designaban los aborígenes de Gran Canaria -y solo los de Gran Canaria- a unos espíritus malignos que se les aparecían en forma de grandes perros lanudos. Esto es lo que dicen:
Entiendo que el que con estos canarios hacía semejantes apuestas era el demonio, para hacerlos despeñar, el cual se les aparecía muchas veces de noche y de día, como grandes perros lanudos, y en otras figuras, a las cuales llamaban tibizenas (Abreu 1977: 149).
Porque tabicena en su lengua significa 'perro'; de donde algunos han pensado que antiguamente entre estos canarios la isla se haya llamado Tebicena, que significa lo mismo que Canaria (Torriani 1978: 97).
Del texto segundo no se desprende la literalidad de esas creencias mágico-religiosas de los canarios, sino solo que a los perros les llamaban tibicenas, pero de ahí pasa Torriani a la interpretación etimológica de Canaria que ha predominado hasta la actualidad, al vincular ese nombre con los perros que en ella había: es decir, los aborígenes llamaban a la isla Tebicena por la misma razón que después los latinos la llamaron Canaria, por la existencia de unos perros muy singulares. Así dice el texto de Torriani:
Entre estos canarios hubo hombres valentísimos en la guerra. Uno de ellos se llamaba Atazaicate, que quiere decir 'animoso' y 'de gran corazón'; pero, por ser feo, las mujeres le decían Atabicenen, es decir, 'salvaje' o 'perro lanudo'; porque tabicena en su lengua significa 'perro'; de donde algunos han pensado que antiguamente entre estos canarios la isla se haya llamado Tebicena, que significaría lo mismo que Canaria (1978: 97).
Las variantes con que se escribe el nombre en los textos antiguos no son más que eso, variantes de escritura: tibicena, tibisena, tibizena, tabicena, tebicena, tebisina (ver Wölfel 1996: 513-514), lo mismo que los distintos nombres con que aparece en la toponimia actual. Pero es curioso que en las escrituras antiguas aparecen todos con el prefijo ti-, mientras en la oralidad actual los recogemos con la inicial chi-. Esto nos lleva a considerar la forma primera como la más antigua, que evolucionó en la tradición oral hispánica por palatalización de t > ch.
Los autores que se han acercado al estudio del término tibicenas lo han hecho comparando sus diversas formas con paralelos bereberes con los que están supuestamente emparentadas. Pero pensamos que lo hicieron desde formas gráficas inseguras, resultando de ello muchas confusiones entre la forma guanche y sus paralelos bereberes. Vycichl (1952: 171) recoge la forma consignada en Torriani, tebecina, que descompone en te-bicen-a, relacionándola con la voz antroponímica Atabicenen, dada por 'salvaje' en varias fuentes. Asimismo, señala que ambas formas comparten el segmento -bicen- con el valor de 'perro', y remite a la voz bereber wu??en como forma originaria de este segmento sabiendo que la palabra wu??en no tiene en el bereber actual el significado de 'perro' sino de 'chacal'. Esta confusión semántica es debida a una disparidad en la traducción del concepto original, diciendo que "los bereberes construyen expresiones con 'chacal' donde nosotros las construimos con 'perro'". Cosa que no es cierta, pues Vycichl se refiere aquí a los nombres de plantas construidos tanto en las lenguas europeas como en el bereber con el componente 'perro'. Para concluir su estudio, Vycichl piensa que la denominación latina can-aria es el equivalente de la forma prehispánica te-becin-a, ya que según él la terminación -a correspondería al sufijo -aria. Es obvio que desde los datos del bereber y del guanche esta terminación no constituye ningún elemento morfológico suficientemente identificable para considerarlo como tal en la lengua guanche. Pensamos que podría ser una simple vocal paragógica puesta desde el español a palabras de origen guanche terminadas en consonante, aunque en determinados casos pueda tratarse, también, de la terminación del segmento discontinuo t---a, frecuente en el bereber y en los guanchismos. Las marcas bereberes correspondientes a este sufijo se presentan en el dominio del bereber con formas muy distintas a la del latín, tales como in-, tin-, al-/ar-, tal-/tar-, etc., como por ejemplo inzgan, tinduf, arure, talmest, almuggar. Por lo tanto, se trata de dos elementos independientes. Tampoco creemos que el referido radical -bicen- 'perro' sea una forma derivada de wu??en 'chacal'.
Por su parte, Wölfel (1996: 514) intenta analizar las variantes tibicena y tibisena, tomadas de Torriani y Galindo, respectivamente, advirtiendo que ambas formas comparten cierto parecido de estructura fonética con las formas bereberes a-ta-bicen-en y a-ra-bicen-en y añade que el componente -en representa el plural en la lengua aborigen. Para concluir su análisis, Wölfel vincula la raíz bereber -binas, que extrae de los paralelos estudiados por Abercromby: abeinus / ibinas, tabeinust / tibinas 'perro de mala raza', con el elemento guanche -bisan señalado por Vycichl.
Esta base pudiera ser, efectivamente, la que está tras el topónimo guanche. Tanto en el plano semántico como en el formal podría relacionarse con la raíz lexical bereber KZN con el valor de 'perro'. Acusa el cambio de k > b; z > s y epéntesis de la vocal i interior que rompe la unión k y z: ikzin (pl. ikzinn) 'perro', tikzint (pl. tikzinin) 'perra'. El femenino plural tikzinin 'perras' es la que más se acerca a la canaria chibicenas. Está construida con la inicial ch(i)- (variante de la conocida t- inicial de los topónimos guanches) y la raíz bicen. La terminación -in del plural cae por asimilación a la nasal anterior, pero queda reflejada en la forma derivada del español -as. Una vez eliminada esta nos encontramos ante la forma *Chi-bicen a la que ha aludido Berthelot (1996: 514).
No obstante lo dicho, cabe la posibilidad de que no se trate de un apelativo con un valor zoonímico sino fitonómico: además de su referencia inicial, tikzinin se emplea también en el bereber para designar la ortiga. Por tanto su aplicación toponímica podría haber partido desde esta acepción.
También Giese (1949: 200) estudió este término guanche y lo puso en relación con otro del tuareg y del silha del Sus: iblis con el significado 'diablo', procedente -dice- del árabe iblis, lo cual, en nuestra opinión, es menos probable.
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