Doramas
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1167
Todos los topónimos que perviven en la actualidad en Gran Canaria con este nombre, todos en el municipio de Moya (a excepción del Parque Doramas, una zona urbana de la capital de la isla), están vinculados a la histórica a la vez que legendaria Montaña de Doramas cuya cima debió corresponderse con el actual Pico de Osorio, antes también llamado de la Bergara o Pico Colorado. Y, a su vez, el nombre de la montaña está vinculado al personaje verdaderamente histórico que fue Doramas, uno de los héroes más nombrados de la resistencia aborigen a la conquista castellana de Gran Canaria. Y hubo otro topónimo legendario creado por invención poética de Cairasco de Figueroa que es el que ha adquirido más fama por haberse convertido en uno de los mitos fundacionales de la poesía canaria: "la selva de Doramas". Este nunca fue un topónimo popular, sino meramente literario y legendario, pero que ha sido el que más atención ha merecido de todos.
Cairasco fue el inventor del nombre Selva de Doramas, pero no de la realidad por él nombrada. A esa "selva" dedicó el poeta grancanario varios de sus poemas, siempre en versos encendidos y altisonantes, hasta el punto de convertirse en uno de los temas más recurrentes de su poética, pero quizás el poema mejor y el que tiene los versos más esdrújulos es el que se contiene en su Comedia del recibimiento (en donde, por cierto, el poeta hace revivir al personaje Doramas para que se sume al canto laudatorio de recibimiento al obispo Rueda que llega a la isla de Gran Canaria, objeto de la obra teatral):
Este es el bosque umbrífero
que de Doramas tiene el nombre célebre,
y aquéstos son los árboles
que frisan ya con los del monte Líbano,
y las palmas altísimas
mucho más que de Egipto las pirámides,
que los sabrosos dátiles
producen a su tiempo, dulces támaras...
(Cairasco 2005: 30)
Los versos de Cairasco son literatura, pero autores contemporáneos suyos o un poco posteriores utilizaron la prosa para describir de la misma manera la maravilla vegetal que en la realidad era. Fueron muchos los autores que se extasiaron ante aquel prodigio de la naturaleza y la describieron a su manera. Así lo hizo Abreu Galindo:
Y principalmente está, dos leguas desde Ciudad Real de Las Palmas, en término de Terore, la montaña de Doramas, que es la más fértil arboleda que hay en estas partes, y de mucha agua; que no hay árbol que se corte, que al año no le hallen al pie gran copia alrededor de pimpollos nacidos, y de muchas y altas palmas, que de fuera da gran contento a la vista. Tiene grandes frescuras, fuentes, árboles y espesura, que, estando dentro de ella, apenas se ve el sol ni el cielo (1977: 165).
Y a mitad del siglo XVII, otros dos autores que la conocieron personalmente describen la montaña deteniéndose en sus elementos más sobresalientes: la abundancia de aguas y la extraordinaria vegetación que tenía, que hacen que los versos de Cairasco en nada fueran exagerados. En la Historia de López Ulloa, de 1646, se dice:
...el esforzado Doramas, que no es justo que la grandeza desta montaña quede en silencio por lo ques celebrada de todos los que a ella van. Ella en sí tendría de circuyto tres leguas, está compuesta de dos ríos de agua abundantíssimos, el uno que se llama las Madres de Moya y el otro de Firgas. Son las aguas frigidísimas y delgadas, y destos dos arroyos o ríos se riegan el día de oy muchas heredades que producen lucidos frutos de cañas, viñas, trigo, cebada, centeno y millo; y discurriendo por la dicha montaña tiene dentro de sí otras infinitas fuentes de gran recreaçión. Está compuesta de muchas arboledas diferentes tantas [falta en el original] debajo dellos sin ver el cielo en mucha distancia del camino, está por los árboles enredada mucha cantidad de yedras que la hacen más hermosa, y es en tanta manera su fertilidad, que adonde se corta un árbol para la labor de los edificios y fábrica de navíos, salen tres o cuatro y dentro de otros tantos años ay tanta multiplicación ques congruencia el contarlos... (cit. Morales Padrón 1993: 295-296).
Y en la Topografía de Fray José de Sosa, de 1678:
A la parte del Norte... tiene una muy célebre y hermosa [montaña] que llaman Doramas, fertilísima de árboles y abundantíssima en aguas saludables, tan vistora y apasible que en el sentir de muchos, siendo la mexor de esta siete afortunadas yslas, es una de las más hermosas y nombradas del mundo... Ai en esta singular montaña Doramas un extremo muy de notar despacio, y es que entre los árboles que las pueblan de muchas diferencias y admirable hermosura y notable eminencia, pimpollos, pues paresse por lo derecho y subido que a porfía se avesina con las nuves, cresen muchas palmas apartadas unas de otras, que sobresaliendo en altura se levantan entre otros árboles con tal primor y arte, que son duda provida la naturaleza las crió para avanicos vistosos de su verdor... (1994: 47-48).
En realidad, lo que estos autores estaban describiendo era un bosque que en la actualidad llamamos de monteverde o de laurisilva (como lo son el Monte del Cedro de La Gomera, el Monte de las Mercedes de Tenerife, Los Tilos de La Palma o El Jayal de El Hierro), con la singularidad de poseer unas palmas tan altísimas que frisaban con las Pirámides de Egipto. Lo que actualmente queda de aquella "selva de Doramas", que ocupa parte de los municipios actuales de MOY, ARU, FIR, GUI, TER y VLL, es bien poco: un mínimo espacio conocido como Los Tilos de Moya y que se ha salvado gracias a una protección especial que se aplicó sobre él en los últimos años de la década de los 80 del siglo XX, pero que en absoluto puede dar idea de la magnificencia de lo que fue.
Montaña de Doramas se llama en todos estos textos, lo mismo que se anota en el interior del mapa de Briçuela y Casola (2000: 44), de la mitad del siglo XVII, siendo esta la primera cartografía de la isla que lo menciona, con la salvedad de que aquí se le nombra Oramas. Y para revalidar esta variante de Oramas, se repite en la memoria que el Obispo Dávila hizo de sus viajes por la isla en 1737, que dice: "Está en el término de este Lugar [Moya] la Montaña de Oramas, con el nacimiento de aguas, que llaman de Madres de Moya, uno y otro digno de verse" (cit. Riviere 1997: 148).
No se acabó el mito de la "selva de Doramas" con la paulatina desaparición de aquel bosque prodigioso, por causa de la continua desforestación a que fue sometido, pues a mitad del siglo XIX todavía le dedica Madoz un largo artículo en su Diccionario geográfico y lo describe como "montaña y bosque..., uno de los sitios más célebres en la historia de estas islas y de los apreciados por su amenidad y frescura enmedio de los ardientes calores del estío", y lo sitúa en el térm. jurisd. de Teror. Se alarga en sus alabanzas para concluir que "el nombre de Doramas trae su origen de haber elegido este sitio para su residencia el célebre Doramas, uno de los antiguos Guanartemes de la isla" (1986: 108).
No fue Doramas propiamente "guanarteme"1, pero sí uno de los personajes más célebres de la prehistoria grancanaria que por su valentía y resistencia a la conquista de los castellanos se ha convertido en uno de los héroes indudables de los canarios aborígenes. En múltiples lugares de la Historia de Abreu Galindo aparece el nombre de Doramas, considerándolo como "uno de los más valientes" (1977: 133) y como "guaire" del guanartemne de Gáldar (ibíd.: 172 y 175). A su enfrentamiento a los soldados de Pedro de Vera y a la muerte que recibió por parte de este le dedica Abreu un breve párrafo (ibíd.: 175), pero la fuente histórica que con mayor detalle se detiene en la figura de Doramas es el historiador López de Ulloa. Decidido Pedro de Vera a terminar con los canarios "que tan soberbios los juzgava", subió con sus soldados al territorio de Arucas, donde los canarios se habían juntado, "con gran furia envistió y envistieron con ellos", pero con no menos ánimo y brío los recibieron los canarios.
Y el Doramas señalándose mucho con su espada, que hera de madera tostada muy pesada y grande, que passada la batalla un hombre muy fuerte de los españoles no podía ny hera pusible el poderla jugar con ambos braços. Y el Doramas se ha aberiguado que con una mano la juhava más liberalmente, y haçía muy gran campo alrededor de ssí guardándose todos de sus fuertes golpes, y heran en tanta manera que sse dise que al cavallo que alcançava lo desharretava y cortava braço o pierna, como si fuera con yerro agudo, siendo la herida que haçía aún de más mala calidad porque no tenían cura sus golpes y heridas; y demás de lo dicho, las lanças quel dicho Doramas y los demás tiravan a cualquier hombre armado que acertavan moría del golpe, y lo propio las piedras que salían de sus manos con notable violençia (cit. Morales Padrón 1993: 296-297).
Pero, al fin, el gran Doramas murió en la batalla, y fue porque el propio capitán Pedro de Vera y otros varios caballeros lo embistieron a un tiempo y lo hirieron por un costado, "que a no ser más de uno el que le acometía él hera tan ligero que se savía librar de los golpes, mas como eran tantos no pudo". Los canarios, al ver a su capitán en el suelo, se retiraron de la batalla, "y el capitán Vera mandó cortar la cabeça al Doramas y traerla en una lança y ponerla en medio de la plaça de San Antón, que hera la prinçipal del Real donde agora está la ciudad, quen aquel tiempo se llamaba Gueniguada".
El famoso Doramas debió dejar descendencia, pues un Juan Doramas, hijo (o sobrino, según algunos autores) del héroe grancanario, participó en la conquista de Tenerife formando parte de la compañía de canarios al mando de Pedro Maninidra. Este Juan Doramas aparece en las primeras datas de Tenerife como beneficiado en el reparto de tierras que el gobernador Alonso de Lugo concede a quienes participaron en la conquista de la isla, y así en una data de 1501 (Datas: doc. 232). Y de este Juan Doramas es de quien deben descender todos los que en Canarias (y en América) llevan el apellido Doramas u Oramas, especialmente establecido en la isla de Tenerife, siendo uno de los pocos apellidos canarios al que se le puede atribuir un origen indudablemente guanche. Lo dice expresamente Dámaso Quesada en los primeros años del siglo XVIII: "... un noble bárbaro llamado Duramas que oy dicen Doramas, y de Oramas del qual ai mucha descendencia en Tenerife firmandose Deoramas, y otros de Oramas" (2007: 117).
Dicho todo lo correspondiente a los topónimos que siguen llevando el nombre de Doramas, así como de la montaña y "selva" que elevó su nombre a la categoría de mito, y del personaje histórico de quien todo ello procede, nos ocuparemos ahora del posible significado de ese nombre. Ya hemos dicho que los antropónimos guanches han sido generalmente traducidos por una de las características de su físico o por una de las cualidades más sobresalientes de su personalidad. Y ello parte de las crónicas e historias primitivas, especialmente de Abreu Galindo. También en este caso dice Abreu que "Doramas quiere decir 'narices', porque las tenía muy anchas" (1977: 175), y desde esta referencia parten todas las interpretaciones posteriores, se reconozca o no la fuente del enigmático fraile franciscano. Pero otra cosa muy distinta resulta si se compara ese nombre con otros análogos o paralelos desde el bereber. Abercromby (1990: 51) clasifica la palabra Doramas entre las dudosamente relacionadas con el bereber; recoge la referencia de las fuentes historiográficas canarias de que el antropónimo se aplicó a un hombre "por la singular anchura de sus orificios nasales", pero sospecha que sea una mala interpretación "ya que la palabra puede significar 'dientes'", y sobre esta referencia lo compara con la voz cabila tugmest (pl. tugmas) y la awelîmmiden tagumest (pl. tigamas), ambas con el significado 'diente'. Bethencourt Alfonso (1991: 245 y 332) se limita a aceptar lo de la "ancha nariz" de las fuentes históricas, siguiendo en este caso a Gómez Escudero. Lo mismo que Álvarez Delgado (1979: 34), quien además encuentra un paralelo bereber que lo justifica: el nombre Doramas se explica desde el bereber d-uhráw-upmas literalmente 'es ancho de narices' o 'anchas narices'. Wölfel (1996: 471-472) critica tanto la interpretación de Abercromby como la de Álvarez Delgado; la del primero por una mala identificación de la /g/ bereber y la del segundo por estar basada en una suposición totalmente arbitraria, y cree que el verdadero paralelismo de la voz canaria hay que buscarlo en el dialecto hausa y en la voz bôtôrâmî con el significado de 'persona de lóbulos nasales grandes', en donde -dice- "la coincidencia en el plano semántico es plena [y] en el fonético es suficientemente considerable como para asegurar la interpretación, aun cuando nos siga deparando serias dificultades". Una última interpretación desde el bereber conocemos para el antropónimo grancanario, la de De Luca (2004: 72) que dice proceder de la forma compuesta addur-amas del dialecto tuareg cuyos elementos aislados significan el primero 'el de la buena fama', y el segundo 'lazo de parentesco', por lo que Doramas vendría a ser equivalente a "el famoso pariente".
No paran ahí las etimologías e interpretaciones diversas sobre el significado de tan famoso nombre. También hay dudas sobre el propio significante Doramas. Xaverio Ballester (2014: 92) hace notar lo rara que es la D- inicial en los nombres guanches. Ya esto lo había advertido Álvarez Rixo, quien al analizar los más de 700 vocablos de origen guanche que había reunido, apenas encontró "3 nombres de persona y 3 de lugares [que] empiezan por D", y esa, junto a otras, era una de las particularidades del "idioma canario" que ayudarían "a inquirir su origen" (1991: 26). Esa observación es cierta. Y tan característica como, al revés, la extraordinaria frecuencia de voces que comienzan por A-, por Ch- o por T-. Y ello debe de tener una explicación en la propia lengua de los aborígenes canarios, si no es que ya es una característica general de las lenguas bereberes. "La hipótesis más sencilla -dice Ballester- es considerar que ni /d/ ni /r/ podían comenzar palabras plenas en guanche, de modo que la presencia de dichas consonantes se deba o bien a malas lecturas o escuchas o bien al simple hecho de que no sean formas guanches" (2014: 92). Y en el caso de Doramas, al tener bien documentada la variante Oramas, incluso perviviendo en la actualidad como apellido bastante común, en mucha mayor proporción que Doramas, es posible que esta forma haya surgido en época hispana al fundirse con la preposición de Oramas > d'Oramas > Doramas. Un caso paralelo y pertinente aquí es el de Daute / Baute, que explicamos en sus correspondientes entra
1 Según Álvarez Delgado (1979: 34), Doramas no fue ni guanarteme ni faicán, por ser plebeyo, pero debido a su valentía el Guanarteme Egonaiga lo hizo gaire, es decir, capitán de guerra y le dio propiedades en Airaga o Moya. Y antes de él, Bethencourt Alfonso también lo había dicho: "Hercúleo, valeroso y de gandes ambiciones, no fue rey como pretenden algunos cronistas pero merecía serlo: lo hubiera sido indudablemente de no interponerse la invasión española" (1991: 332).
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