Ermigua / Hermigua
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1231
Nombre de una de las más importantes poblaciones de La Gomera, que es a su vez municipio, por tanto son varios los topónimos secundarios que llevan su nombre, siendo el principal el del barranco o valle en cuya ladera del oeste se ha conformado el núcleo poblacional más importante. De este pueblo y valle dijo en la segunda mitad del siglo XIX Juan de Castro Ahíta, que fuera comandante de las milicias de la isla, que el pueblo era "extremadamente parecido a las aldeas de las provincias vascongadas" y del valle que era "el más ancho, pintoresco y abundante de la isla" (2007: 40).
Lo primero que queremos es hablar de su escritura. Se ha fijado de manera unánime su escritura con una h inicial, Hermigua, que como después diremos no responde a ningún hecho lingüístico, ni fonético ni etimológico. Y se ha fijado esa h con la fuerza que ejerce el "fetichismo" de la letra. Pero debe romperse esa falsa tradición y escribirse como tal suena, sin añadido alguno, y de la misma manera que se escriben Agulo, Alajeró, Erque, Epina, Erese, Imada o Igualero, por citar solo otros topónimos de La Gomera. Por otra parte, muchas de las primeras escrituras de este topónimo lo eran igualmente sin h, como nosotros proponemos.
Geográficamente, Ermigua es uno de los "valles" (en realidad, grandes barrancos abiertos en las partes finales de sus cauces hasta poder ser habitados y cultivados) del Norte de La Gomera; administrativamente es uno de los seis municipios en que está dividida la isla; y antes de su conquista Ermigua fue uno de los cuatro "cantones" en que los aborígenes tenían dividida la isla, con el nombre de Mulagua o Armiguad (siendo los otros tres: Agana, Orone e Hipalán).
Son muchos los autores antiguos que dedicaron sus comentarios a describir las bellezas y benignidad del clima del Valle de Ermigua. Es fama -y así lo pregona un cartel de carretera a la entrada del pueblo- de que tiene "el mejor clima del mundo". Uno de los primeros, fue el grancanario Pedro Agustín del Castillo en 1739, que dice:
El valle de Armigua es muy ameno de árboles y frutas, con lindas aguas. Tiene parroquia con cura; 300 vecinos; un convento de Santo Domingo, fundado el año de 1613... En la playa cerca del lugar de Agulo, en el mes de junio de 1715 encalló una horrorosa bestia marina, que tenía de largo 90 pies geométricos y 40 de alto, la boca la tenía al medio del cuerpo, y tan larga que la quijada era de más de tres varas y en cada una 60 dientes, y cada uno pesaba libra y media.... Por la boca pudieran entrar una junta de bueyes unidos... De la especie de este animal, cuenta el Padre Fr. Luis de Granada salió en la playa de Peniche en 1576" (2001: 298-299).
Como un "lugar delicioso" lo describe Viera y Clavijo en la segunda mitad del siglo XVIII:
Este lugar delicioso, circunvalado de altos cerros de donde se despeñan tres caudalosísimos arroyos, cuyas saludables aguas le fertilizan, está al poniente de la capital y al este de Chipude. Tiene decente iglesia parroquial..., un convento de once religiosos dominicos y una ermita de Santa Catalina en las playas, a cuya imagen cortaron los moros la cabeza cuando quemaron la misma ermita en cierta entrada. Compónese la feligresía de 1.600 personas... Está plantado todo el valle de viñas, plátanos, higueras de diversas especies, dragos, limones, palmas, árboles frutales, iñames (sic) y todo género de hortalizas. En lo antiguo hubo hazas de cañas de azúcar y dos ingenios; hoy solo quedan los vestigios...
Y concluye Viera: "Si Hermigua tuviese aceite y más trigo, no necesitarían sus habitantes de nada forastero para la comodidad de la vida" (1982: II, 92-93).
De entre las primeras citas del nombre destacamos las siguientes: Valle de Armiguar en el interior del mapa de Torriani (1978: 198); Pº de Armiguar en el exterior del mapa de Briçuela y Casola (2000: 65); Armigua en el mapa de PA del Castillo (1686); Ermigua en el interior del mapa de Antonio Riviere (1997: 246); Hermigua en el relato que hizo el Obispo Dávila a la isla hacia la mitad del siglo XVIII, entonces con 300 vecinos entre este valle y el de Agulo (cit. por Riviere 1997: 244; pero el propio Riviere precisa que en el lugar de Ermigua vivían 109 vecinos). Más explícito es Quesada Chaves, quien dice que tenía 323 casas y 1.314 personas, con independencia de Agulo; y hemos de advertir que en el mapa que dibuja este autor de la isla de La Gomera aparece el topónimo como Ermigua, tal cual proponemos su escritura.
Por lo que interesa a la lengua, el topónimo sigue pronunciándose en la tradición oral con cuatro formas variantes, según las recogió Perera López (2005: 14.9): Ermigua, Armigua, Ermiguan, Armiguan, siendo la primera la absolutamente mayoritaria, pero con la advertencia de que esas variantes pueden ser usadas simultáneamente por un mismo informante en el curso de una conversación, aunque generalmente esas variaciones se producen más bien entre gentes que viven fuera del ámbito del Valle. La variación de la vocal inicial Ermigua / Armigua es consecuencia de la inestabiliad de las vocales átonas en las hablas de Canarias, y la presencia de la -n final en Ermiguan / Armiguan es una desinencia que contienen muchas inscripciones antiguas del topónimo, por lo que puede considerarse una pervivencia fonética conservadora de su nombre originario. Pero adviértase que todas ellas se escriben aquí sin la h inicial con que se ha normalizado desde la mitad del siglo XVIII en todos los registros escritos. Esta forma de escritura debió partir de los registros notariales, como modelo hiperculto que se extendió a todos los demás registros. Pero ya decimos que en las primeras fuentes históricas este topónimo aparece siempre sin h. Un texto lo confirma, el que posiblemente sea el primero que cita el topónimo, debido al poeta Vasco Díaz Tanco en sus Triunfos canarios (h. 1520), cantando las bellezas de La Gomera y haciendo relación de sus poblados:
Al val de Armigua llegué
opósito contra el norte,
do quando en él me hallé
como sus frutas gusté
rescibí summo deporte;
a Chapude y Anchereda
la Loera y Alaeró
visité con mente leda,
con tan estrema arboleda
qual nunca jamás se vió.
De la diversidad de formas escritas de este topónimo, tanto por la referencia a la época prehispánica como a la propiamente española, nos da cuenta Wölfel en sus Monumenta (1996: 783-784), cuya serie ordenamos nosotros alfabéticamente: Almigua, Amilgua, Amulaga, Amulagua, Amulga, Amurga, Armigua, Armigüa, Armiguar, Ermigua, Ermigüa, Hermigua, Hermigüa, Malagua, Mulagua, Mulague y Mulaqua. Ante tal diversidad de variantes, pretender hacer una crítica de fuentes con el propósito de establecer la forma primigenia del topónimo resulta tarea más que difícil, mucho más si no se contempla la prioridad de la forma oral y se da por igual de válidas todas las escrituras, como ocurre en el estudio que Wölfel hace del topónimo, llegando al hipotético étimo a-múlagwa, para el cual proporciona dos paralelos, uno bereber: laga / mlagan "ils se sont rencontrés" (Mzab Gourliau) y otro vasco: amilaga 'precipicio'. También Reyes García (2004b: 138) cree en la identidad de la antigua denominación de Mulagua con la actual Ermigua al juntar en un mismo apartado las diversas escrituras de las fuentes antiguas, y lo interpreta como un cromatopónimo con el significado de 'blanco brillante' sobre la base hipotética de que mulan significa 'blanco'.
En otro lugar de sus Monumenta (1996: 779) pone Wölfel en relación el topónimo Ermigua con el antropónimo Miguan, aquel hijo del adivino gomero Aguamuge de quien recibió la "regla para saber lo que avía de suceder", y cómo habían de llegar unas gentes por mar a los que no deberían ofrecer resistencia, sino recibirlos haciéndoles el bien y tomasen de ellos lo que les ofrecieren, porque todo sería en su provecho, según el testimonio de P.A. del Castillo, la única fuente histórica primitiva que da cuenta de estos personajes. Dice Wölfel: "El nombre Miguan nos da la impresión de estar relacionado con el topónimo y nombre de tribu Armigua, y de ser un plural de este", aunque añade a continuación que "esto no pasa de ser una conjetura".
Pero mucho antes de Wölfel, a finales del siglo XVI, ya Gaspar Frutuoso había interpretado el topónimo gomero en su capítulo sobre las Canarias diciendo que el lugar "ahora se llama Armigua, que era lugar de agua, que en su lengua se llama Angira, y los capitanes le pusieron Armigua, porque un arroyo de buen agua que viene de más arriba por un gran espacio, en el lugar donde ahora están los molinos, se mete todo en una caverna de la tierra que allí creó la Naturaleza, y no se ve más; por eso la llamaron Armigua, como diciendo 'manilha' ('tubo de barro para conducción de aguas'), aunque para esto debían decir Armilha; acaso se corrompió el vocablo, o por otra razón no sabida" (1964: 140). Tal explicación del clérigo açoriano se basa como se ve en dos supuestos: el uno geográfico, el curso de agua que desaparece en una caverna, y el otro lingüístico, a través de un término del portugués. Puede que el primero sí tenga algo que ver con el nombre, pero no el segundo, pues no hay traducción del término aborigen al español (y menos al portugués como pretende Frutuoso) sino simple acomodación fonética. Y sin embargo, Álvarez Delgado (1959: 310) da por buena la explicación del clérigo azoriano de San Miguel de que le pusieron el nombre Armigua por una "gram ribeira de boa agua", pues es segura -dice- la etimología ar-mi-iguad para esta voz. Últimamente, Reyes García (2004d: 43-44) lo interpreta como 'lugar de la recolección', sobre la supuesta etimología ar_migwar.
No encontramos en la toponimia canaria actualmente viva otro término con quien comparar Ermigua.
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