Topónimo de La Gomera y de Tenerife. En la primera nombra un pequeño espacio situado en el fondo del valle de Erque, municipio de Vallehermoso, dentro del cual existen varios accidentes especificados por este nombre, los más notables de los cuales quizás sean Piedra de Fara y Hoya de Fara (Perera López 2005: 7.95). En Tenerife es un pequeño valle en la vertiente del poniente de la Sierra de Anaga, cercano a la costa y al nordeste de Punta del Hidalgo, municipio de San Cristóbal de La Laguna (Pérez Carballo 2011: 2 E3). Aparte este, Bethencourt Alfonso (1991: 423), nombra también una hoya en Teno con el nombre de Fara, hoy desconocida.

Para la interpretación de este término propone Perera ponerlo en relación con los dos accidentes geográficos locales a los que designa, que son una gran piedra y una hoya existente en el fondo del barranco cubierta por una densa vegetación. En el primer caso remite a lo dicho por Bory para Lanzarote y Fuerteventura: fayra 'pierre rond (objet de culte)' (Wölfel 1996: 516), un paralelo que nos llevaría a pensar en la posibilidad de que el topónimo La Piedra de Fara fuera un caso de redundancia, en la que tanto Piedra como Fara significaran lo mismo. En el segundo caso sugiere que se tengan en cuenta las formas toponímicas Hoya de Arafara en Arafo, Tenerife (véase BOPTF, 2-7-1930: 4) y el topónimo Fara de Buenavista, que ha sido descrito también como una 'hoya' (Bethencourt Alfonso 1991: 423).

Pero estas interpretaciones, más que basarse en cuestiones semánticas se fijan en realidades de la designación, en este caso en las palabras piedra y hoya, luego el significado de Fara no tiene por qué estar vinculado con ninguna de esas designaciones. Nosotros creemos que este topónimo gomero es un perfecto representante del radical bereber FR, del que la toponimia guanche viva tiene varios ejemplos: Ifara en Tenerife, Tafira en Gran Canaria y Afara en El Hierro, a cuyas entradas respectivas remitimos.