Gambuesa
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1384
La palabra gambuesa, de origen guanche, ha sido término de uso común en varias islas de las Canarias hasta tiempos no muy lejanos, pero hoy, si acaso, lo sigue siendo solo en Fuerteventura, quedando en las demás únicamente como topónimo, salvo en El Hierro y La Gomera en que no la hemos registrado de ninguna forma. Prueba de ese uso apelativo que el término tuvo lo es la variación morfológica con la que el término aparece en la toponimia: el singular Gambuesa (por orden de frecuencia) en Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura, Lanzarote y La Palma; el plural Gambuesas solo en Gran Canaria y Tenerife, los diminutivos Gambuesilla y Gambuesillas solo en Gran Canaria, y las formas Cambuesa y Cambuesas, por ensordecimiento de la velar inicial, en Lanzarote. Un panorama resumen de la diversidad morfológica con que aparece esta palabra en la toponimia de las islas y su recurrencia en cada una de ellas puede ser el siguiente:
| C | F | L | P | T |
Cambuesa | | | 2 | | |
Cambuesas | | | 2 | | |
Gambuesa | 26 | 4 | | 1 | 6 |
Gambuesas | 3 | | | | 3 |
Gambuesilla | 6 | | | | |
Gambuesillas | 5 | | | | |
La escritura Gambueza que a veces aparece en algunos mapas y otros registros, no es sino por ultracorrección, al creer que en la pronunciación existe un fenómeno del seseo canario, pero no es tal, y por tanto debe escribirse como se pronuncia, con /s/.
Una pregunta interesante que podríamos hacernos es cómo llegó esta palabra a hacerse común y general en la mayor parte del Archipiélago. Desde luego no era una voz común a todas las hablas insulares en época guanche, o al menos no encontramos ninguna fuente que lo demuestre o que simplemente lo insinúe. Por tanto debió ser una más de las voces guanches divulgadas e instauradas en el Archipiélago tras la conquista de las Islas y por obra de los nuevos pobladores hispanos o europeos. Y el centro difusor en este caso debió ser, con toda probabilidad, las islas de Lanzarote y Fuerteventura, las primeras conquistadas y en las que se daban todas las condiciones etnográficas que hacían posible la existencia de gambuesas para "apañar" y repartir el ganado guanil. Para mayor constancia, la palabra gambuesa aparece por vez primera en el capítulo que Abreu Galindo dedica a los ritos y costumbres que tenían los aborígenes de Fuerteventura: "Son estas dos islas [Lanzarote y Fuerteventura] abundantísimas de yerbas y muy olorosas flores; y así hay mucho ganado de cabras y ovejas y vacas1... El ganado de esta isla de Fuerteventura es el más sabroso de todas las islas; el cual anda suelto por toda la isla; y cuando querían tomar algún ganado, se juntaban y hacían apañadas que llamaban gambuesas" (1977: 59).
Esto es lo que debió ocurrir con la palabra gambuesa, como también con otras voces de origen guanche (y también otras de origen hispano o francés), que habiendo sido propias y exclusivas de Lanzarote y de Fuerteventura se divulgaron después por todo el Archipiélago, como pueden ser, de entre las de origen guanche: tamarco,majos, guapil, gánigo, guirre, gofio, tabaiba, tarajal y guanil, y de entre las de origen románico: jable, mareta y malpaís, y la más segura de todas, guanche, pues aunque no figura en esos capítulos de los libros de Torriani ni de Abreu, tuvo que ser en Lanzarote en donde por vez primera se introdujo en Canarias, dado que es de origen francés y tuvieron que ser los franceses los que bautizaran a sus aborígenes con ese nombre de guanches al advertir en ellos las extraordinarias cualidades físicas que tenían para lanzar y sobre todo para esquivar piedras lanzadas, que eso era lo que significaba la palabra guanche (con las variantes guenche, ganche y gaianche) en el francés medieval de la época (Godefroy 1892: s.v.).
Como apelativo, la palabra gambuesa se registra en los diccionarios dialectales, por ejemplo en el DDECan, pero solo en las islas de Fuerteventura, Gran Canaria y La Palma, y con definiciones y usos que no nos parecen del todo acertados. Incluso en este diccionario no se dice nada sobre su origen prehispánico. Más acertados están sus autores en su siguiente DHECan, en donde además de posicionarse sobre su posible origen guanche lo definen como "apañada de ganado salvaje y corral grande de piedra, en el que se encierran la cabras una vez reunidas". En realidad, en esa definición se juntan dos cosas que son distintas: una es la acción de reunir al ganado salvaje, y a ella se llama apañada, y la otra el lugar en que finalmente reúnen al ganado, que es propiamente la gambuesa. Si en algún tiempo la palabra gambuesa llegó a significar las dos cosas, como parecen decir los textos antiguos que después citaremos, hoy el uso del término gambuesa se limita al que hemos dicho. Y esa es la única referencia que tienen las muchas Gambuesas de la toponimia canaria. La mejor definición que encontramos de gambuesa es la que le dio Juan Bethencourt Alfonso: "corral de grandes dimensiones para reunir el ganado en las apañadas" (1991: 252), o la que da Navarro Artiles en su edición de la obra del majorero Ramón Castañeyra: "corral para encerrar el ganado de costa cogidos en las apañadas" (Castañeyra 1992: 104).
Posiblemente el término gambuesa sea uno de los mejores testimonios que nos quedan de una de las manifestaciones más características de la cultura guanche, cual es el pastoreo de suelta. Y esa pervivencia se manifiesta en la lengua común y en la toponimia. Sabido es que los guanches eran esencialmente un pueblo pastoril (de cabras y ovejas), y que sus ganados vivían guaniles, es decir, en libertad, en campos abiertos, y que la propiedad sobre ellos se determinaba mediante unas marcas que les hacían en las orejas. Pues esa costumbre ha continuado viva, sin interrupción, hasta la actualidad, al menos en algunas islas (ver Trapero 1999b: 69-118).
La costumbre de las "apañadas" periódicas del ganado que pastaba suelto estuvo muy extendida en todo el Archipiélago, siendo una costumbre aborigen que sin interrupción pasó a los pastores canarios hispanos y que se ha mantenido hasta fechas muy recientes, al menos en El Hierro y Fuerteventura. Por ejemplo, tenemos un vivo y sonoro testimonio de mitad del siglo XIX en que el viajero alemán Karl von Fritsch en su paseo por las Cañadas del Teide se ve sorprendido por la "apañada" que estaban realizando los pastores de Vilaflor. Lo describe así:
Un episodio divertido que presencié durante mi estancia en la montaña fue la apañada de cabras que llevaron a cabo los pastores de Vilaflor una mañana, cuando yo acampaba en Los Azulejos, con objeto de establecer el número de nacimientos y muertes de estos animales y de llevarlos a la aldea. Dicha apañada llenó de vida las desoladas montañas; los riscos, en los que habitualmente dominaba un silencio casi melancólico, resonaban con el eco de los gritos de los pastores y de los ladridos de los perros, mientras encerraban las cabras en las gambuesas (2006: 47)
Y muchos pastores de El Hierro, vivos todavía hoy, podrían igualmente dar cuenta de esta costumbre que se practicó de continuo hasta fechas muy recientes. Pero esas "apañadas" estuvieron especialmente arraigadas (y se siguen practicando en la actualidad) en Fuerteventura, dado el gran número de cabezas de ganado que había y los extensos territorios dedicados al pasto libre. Esa especial referencia a la isla majorera está documentada desde los tiempos más antiguos, y de ello se hacen eco los primeros historiadores, como lo hace Abreu Galindo en el texto citado anteriormente. De este texto de Abreu es desde donde han podido partir los lexicógrafos actuales para atribuir a la palabra gambuesa tanto la acción de apañar al ganado como el lugar en donde los encerraban, que en cualquier caso es una extensión metonímica. En el mismo sentido es la cita de Viera y Clavijo: "En la isla de Fuerteventura -dice el arcediano- se criaban las cabras sueltas por los riscos y, cuando hacían matanza, las batían y encerraban en un sitio. Estas apañadas llamaban ellos gambuezas" (1982: I, 155, n. 1). Pero remarcamos que tanto Abreu como Viera se refieren inequívocamente a los aborígenes, de los que hablan en pasado, y que eran ellos los que la llamaban gambuesas, prueba de considerarla una palabra guanche.
Las gambuesas eran (y siguen siendo en Fuerteventura) corrales grandes y comunales; están hechos de piedra seca, de entre uno y dos metros de altura, siempre en forma más o menos circular y con determinadas dependencias interiores para realizar las distintas tareas de marcar el ganado, castrar los baifos, apartar las cabras de un mismo dueño, etc.; y suelen estar en las laderas de las terminaciones de los barrancos, para mejor conducir hasta allí a las cabras y ovejas guaniles. Concomitantes con las gambuesas son también los topónimos que en Fuerteventura existen con las voces Recogedero y Sise, este segundo de origen también guanche, y en El Hierro topónimos con las voces Cogedero y Alar.
Según nuestro recuento, hasta cerca de 60 lugares de las islas siguen conservando en la toponimia el nombre de Gambuesa, o alguno de sus derivados, habiendo existido, sin duda, muchas más gambuesas verdaderas. Pero llama la atención que sea la isla de Gran Canaria la que mayor número de topónimos aporta, siendo la de Fuerteventura la que más tiene y en la que se siguen practicando las apañadas en la actualidad. Es esta una tradición tan arcaica y tan arraigada a las formas de vida tradicionales de la isla majorera que se resiste a desaparecer, a pesar de las nuevas formas de vida que el turismo de masas está imponiendo en la isla y a pesar de las protestas que empiezan a surgir de determinados grupos sociales ajenos a estas prácticas pastoriles. En un estupendo y reciente artículo sobre "Las apañadas de cabras en Fuerteventura", sus autores concluyen sobre su vitalidad actual:
En algún punto de la isla cada semana hay una o más apañadas a las que asisten docenas de personas en su mayoría propietarios de marcas antiquísimas que se transmiten de padres a hijos desde generaciones... Todo en las apañadas llama la atención por sus valores etnográficos y culturales... Las gambuesas son posiblemente las únicas estructuras aborígenes en el Archipiélago que siguen destinándose al mismo uso para el que se construyeron (Gil, Moreno y Corcuera 2004: 120-121).
Cabe decir aquí que tanto en el uso común del lenguaje como en el de la toponimia, en las Islas se distingue léxicamente entre el 'redil particular', llamado generalmente corral, y el 'redil colectivo', llamado gambuesa (en El Hierro, alar).
El término gambuesa se registra desde muy temprano, siendo de 1501 el documento de los Acuerdos del Cabildo de Tenerife que primero lo contiene y además con una forma, gamabuesa, que pudiera estar más cerca de la verdadera naturaleza guanche que la forma gambuesa que ha prevalecido. En él se prohíbe a todas las gentes que hubieran echado a la dehesa de Anaga sus ganados el que puedan después sacarlos si no es con acuerdo del Cabildo. Dice así aquella ordenanza:
Otrosy ordenaron e mandaron que esta dehesa sobredicha [de Anaga], que está para criar cabras e todo otro cualquier ganado que allí se echare, ecebto puercos y vacas, y todos estos dichos vecinos que allí metieren sus ganados que ninguno pueda matar ni sacar ni herrar sy no fuere con acuerdo del Cabildo, e asy mismo no puedan meter syn acuerdo de dicho Cabildo para que se sepa lo que mate, porque se hagan sus gamabuesas al tiempo que se concertare" (1949: doc. 252).
Y aparte las citas del término en Abreu y Viera antes comentadas, una Gambuesa aparece en el exterior del mapa de Gran Canaria que el ingeniero Próspero Casola (que había sido ayudante de Torriani) dibujó en 1635, situada entre Tasarte y La Aldea (Briçuela y Casola 2000: 44). Ese mismo topónimo aparece también en el mapa de Gran Canaria que unos años más tarde, en 1686, dibujaría el grancanario P.A. del Castillo, aunque con la curiosa escritura de Ganbuesa. Una población llamada La Gambuesa cita también Viera y Clavijo como pago de Arico el Viejo (1982: II, 416), que más tarde, a mitad del siglo XIX, Madoz (1986: 136) convertiría en La Lambueza; un buen ejemplo del tipo de errores que se cometen al escribir un término desconocido.
Sobre su origen guanche no ha habido hasta ahora ninguna discrepancia en cuantos autores han hablado de ello, a pesar de que Abercromby (1990: 59) lo clasifica entre las voces que no tienen explicación desde el bereber. En dos ocasiones trata Wölfel del término en su Monumenta (1996: 575-576 y 1001). Empieza por decir que "esta palabra designa el procedimiento de la marcación y tal vez también el lugar (cercado) donde se realizaba", y eso por tener, como creemos nosotros, como único testimonio el texto de Abreu Galindo que antes hemos mencionado. Si hemos de fiarnos de la tradición oral, las cosas debieron ser justamente al revés: gambuesa designaba el lugar en que se encerraba el ganado de suelta y tal vez también, por derivación del significado, el proceso de marcación. Y sigue Wölfel: "Como quiera que las crías seguían a sus madres, recibían la marca de éstas". Así es, pero como signo de propiedad: cada pastor tenía su propia marca (que cada ganadero tenía registrada en el Cabildo de cada isla). Y acaba Wölfel: "El mismo procedimiento lo tenemos actualmente entre los cazadores de renos". No es necesario ir tan lejos: la práctica de marcar a los animales es antigua y moderna y pertenece a todas las culturas pastoriles y ganaderas, y está presente también en la España peninsular (ver Trapero 1999b: 79-82); las reses se marcan para identificarlas dentro de un rebaño colectivo o cuando andan sueltas por el campo. Lo que es particular de cada cultura son los sistemas de marca y los nombres que cada uno de ellos recibe (los pastores de Fuerteventura y El Hierro mediante determinados cortes en la(s) oreja(s), alguno de los cuales ha conservado hasta hoy su nombre guanche, como teberite, chibirito o chiribito).
No hay tanta unanimidad, sin embargo, a la hora de explicar su etimología y la comparación con otros posibles paralelos bereberes. Wölfel (1996: 575) propone la descomposición de gambuesa en un elemento morfológico gan, gwan o wan con el valor del demostrativo 'esto es', más el elemento léxico buesa, wuesa o wesa con el significado de 'cercar, acorralar, recoger' o también 'soltar dentro del cerco', que se corresponderían con términos bereberes como abez, enbez, amawas, gane o busa; aunque el autor austriaco reconoce que también gambuesa podría ser un nombre simple, sin prefijo morfológico. Si bien todo ello -concluye Wölfel- no pasa de ser "meras posibilidades". Por su parte, Zhylarz (cf. Giese 1952) cree que se trataría de un préstamo de procedencia púnica sobre los elementos léxicos gambu 'robar' y eza 'cabra'. Y Manrique y Saavedra había escrito en 1881 que la palabra gambuesa se parece a la palabra árabe shamá-ueshá con el significado 'una gran multitud' (2012: 95). Un autor canario actual, Reyes García (2003a: 127), explica la palabra gambuesa sobre la hipótesis de gan_n_ubbaza (o gan_bbweza) con el valor de 'grupo de captura', por asimilación de n_u/w > ww/bbw. En fin, como se ve, una explicación por cada autor. Nuestro colaborador Abrahan Loutf, filólogo y hablante nativo del bereber del Sur de Marruecos, nos dice que no está de acuerdo con ninguna de estas explicaciones y que no encuentra ningún término del bereber actual o histórico conocido que pueda ponerse como paralelismo más o menos convincente con la voz canaria. Finalmente, otro autor canario, Octavio Hernández, a través de internet y sin más argumento que su propia intuición, niega el origen guanche del término gambuesa y dice que se trata de un portuguesismo, a partir del término gamboa 'un tipo de corral'.
Lo que raya en el disparate son las traducciones que algunos autores diletantes, sin crítica ni fundamento, y sin base alguna, han dado de la etimología de algunas palabras guanches que han pervivido como apelativos en el español de Canarias, como hace Juan Francisco Delgado, autor del libro Canarias, islas y pueblos, que el Gobierno de Canarias editó con motivo del Día de Canarias de 2007 con una tirada de muchos miles de ejemplares, y donde se dice literalmente que gambuesa significa 'este lugar de dar a luz' (pág. 12), sin dar razón alguna del porqué.
1 Obviamente las vacas podrían ser muy abundantes en la época en que Abreu escribe su Historia, pero no en la época guanche, porque entonces no las había.
ISLA LA PALMA, TENERIFE, GRAN CANARIA, FUERTEVENTURA
MUNICIPIO Agaete, Artenara, Barlovento, Betancuria, Candelaria, Fasnia, Gáldar, Ingenio, Guía de Isora, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, La Aldea de San Nicolás, Tejeda, Teror, Tinajo, Tuineje, Valleseco, Valsequillo de Gran Canaria
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