Garañón

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1423

Como hemos procedido en el anterior caso de Garabato, la problemática que contiene el término garañón (y otras formas que giran a su alrededor, bien como variantes o como derivados) en la toponimia de Canarias respecto de su etimología y posible pertenencia al substrato guanche, aconseja su estudio en conjunto, pues solo el conjunto nos puede proporcionar una visión muy distinta a la que ofrecería el estudio de cada topónimo considerado aisladamente. Para ello tenemos en cuenta los siguientes datos objetivos:


a) la presencia del término Garañón en la toponimia de todas las islas (salvo Lanzarote),

b) su gran recursividad,

c) las formas léxicas variantes con que se presenta,

d) el acompañamiento o no de determinantes y de presentadores, y

e) las características orográficas de los lugares así denominados.


Todas esas circunstancias juntas son las que nos hacen dudar del étimo español de garañón en la toponimia de Canarias, al menos de alguno de los topónimos que lo contienen. Nada de raro tendría que el término garañón se hubiera impuesto en los suelos canarios desde el significado que tiene en el español, específicamente 'asno grande que cubre a las yeguas', y más genéricamente 'macho destinado a semental', en el caso de Canarias referido sobre todo al ganado lanar y cabrío (el DLE reconoce esta particularidad como canarismo, pero solo para el macho cabrío), habiendo sido el pastoreo de este tipo de ganado una de las actividades más principales tanto de la época hispánica como sobre todo de la prehispánica. Y de hecho creemos que alguno de estos topónimos tienen específicamente esa referencia, como el de Fuerteventura Majada de los Garañones, pues no es extraño dentro del mundo pastoril de las islas destinar un lugar a los machos que quedan ocasionalmente encerrados, sin salir a pastorear con el resto del ganado.1

Frente al origen hispano del término pueden formularse tres objeciones. Primera, que las denominaciones más habituales que se usan en Canarias para el 'macho destinado a semental' son las de carnero, en el caso de las ovejas, y las de cabro, macho o macho cabrío en el caso de las cabras2. Segunda, que si se tratara de la referencia al 'macho' no habría como justificar los varios topónimos formulados en femenino: Garañona o Garañana. Y tercera, que la presencia de algunos de estos topónimos (todos los de El Hierro y casi todos los de Tenerife) sin artículo hace pensar en que esos tales Garañón, Garañona o Garañones son nombres inmotivados, cosa muy anómala en la toponomástica de tener la condición de apelativos. Resulta muy conforme con las leyes de la toponimia hispana denominar a una montaña de los Garañones, por ejemplo, pero no denominaciones como Montaña Garañones (El Hierro), Montaña Garañona (Tenerife) o Morro Garañón (Gran Canaria), sin artículo y sin elemento de relación alguno (así lo hemos recogido, con especial cuidado de esas ausencias). Y menos común es la presencia en la toponimia hispana de topónimos con el solo nombre de Garañones (El Hierro) o Garañana (Tenerife). Así que en el conjunto de estos topónimos, podemos encontrarnos con unos que deriven de un étimo hispano y otros que pertenezcan al substrato guanche. Y no hay que descartar que algunos de entre ellos sean un desarrollo hispano, por etimología popular, desde un étimo guanche, como pueden ser algunos de los plurales Garañones.

Esta hipotética doble etimología, adaptada en todos los casos a la morfología del español, es lo que explicaría la recursividad tan grande del término en la toponimia de las Islas, y su diversidad morfológica. En cuanto a la recursividad: 12 topónimos en Fuerteventura, 8 en Gran Canaria, otros 8 en El Hierro, 5 en Tenerife, 2 en La Gomera y 1 en La Palma. Con la única ausencia en Lanzarote. Y en cuanto a la variabilidad morfológica: 7 veces en el singular Garañón, 23 en el plural Garañones y 3 en el femenino Garañona. A ellos deben sumarse las dos formas que interpretamos vinculadas a ellos: Garañana y Garañán. En resumen:




C

F

G

H

P

T

Garañón

7






Garañones

1

12


8

1

1

Garañona






3

Garañana






1

Garañán



2






Tampoco tiene nada de extraño, conforme a las leyes derivativas del español, el plural Garañones de la toponimia de Fuerteventura, Gran Canaria, El Hierro y La Palma, pero sí lo tiene el femenino Garañona de Tenerife, pues de ninguna forma podría referirse al ganado, y es del todo inexplicable la forma Garañana de Tenerife, si es que de verdad procediera del étimo garañón. Además, es poco congruente con la norma toponomástica que un lugar que lleve una denominación zootoponímica se nombre en singular, como ocurre en el caso de Tenerife y en casi todos los de Gran Canaria: El Garañón.

A todo ello debe añadirse la consideración de las características geográficas de los lugares así denominados.

En la isla de El Hierro son tres las zonas que se llaman Garañones, muy diferentes entre sí, y siempre en plural. Garañones se llama a una amplia zona del Julan, municipio de El Pinar de El Hierro, de morfología muy compleja, en donde los accidentes más sobresalientes son dos montañas (de Arriba y de Abajo) y un barranco; es en este lugar donde se ubican los restos arqueológicos guanches más importantes de El Hierro: los famosos "letreros" y el no menos famoso "tagoror" del Julan. Un barranco de Garañones hay en la vertiente noroeste de la isla, en el Risco de Tibataje, a la altura de Las Puntas, municipio de Frontera. Y finalmente en el inexpugnable risco que cae sobre la Playa del Berodal, en el extremo suroeste de la isla, municipio de Frontera, hay una tablada y una vereda de Garañones (Trapero et alii 1997: s.v.).

En Gran Canaria, los topónimos que llevan el nombre de Garañón corresponden también a varias zonas de la isla, muy alejadas entre sí y pertenecientes a cinco municipios repartidos por toda la isla: El Alto del Garañón en la parte del sureste de la montaña de Amurga; Los Garañones en una zona intermedia entre Agaete y Tirma; el Llano del Garañón en la parte central y más elevada de la isla; el Morro Garañón en la parte alta de la vertiente de Agüimes; y los restantes topónimos de Cañada, Lomos y Paso a una misma zona de la parte alta de la vertiente sur de San Bartolomé de Tirajana (La toponimia de Gran Canaria 1997: II, 163).

Fuerteventura es la isla que mayor número de topónimos tiene con este nombre, siempre con el plural Garañones y antecedido por el artículo, repartidos por prácticamente toda la isla y pertenecientes a cuatro de sus seis municipios: OLI, BET, TUI, PAJ. Los accidentes a los que nombra son de orografías muy diversas: altos, barrancos, zonas de costa, cuevas, majadas, etc. Los Garañones de Betancuria es una zona de costa por el Jable de Tebeto (GAC 217 D6); en el municipio de Pájara hay dos Alto de los Garañones: el primero efectivamente es un alto de 485 m de una zona muy montañosa, en el linde de los municipios de Pájara y de Tuineje (GAC 232 D4), y el segundo un alto de 236 m en una zona cercana al istmo de La Pared (GAC 239 F2); el Barranco de los Garañones desemboca por Matas Blancas, en la banda oriental de la Península de Jandía, a la altura de La Pared, y en las cercanías de la cosa existe un yacimiento paleontológico de la presencia de los antiguos majos (GAC 239 F4); etc. La especial condición ganadera que siempre ha tenido la isla de Fuerteventura, sin interrupción en el tránsito de la época guanche a la hispana, puede justificar que algunos de estos topónimos tengan por referencia cierta la que el término garañón tiene en el español, sobre todo los formulados por el genérico Majada3.

En La Palma encontramos un único topónimo con este nombre, Caldero de los Garañones, en la zona de La Tosca, en el municipio de Barlovento (Díaz Alayón 1987b: 553).

Del topónimo Garañán de La Gomera hemos tratado en su entrada particular.

Los que mayores problemas interpretativos presentan son los topónimos de Tenerife. El rasgo más distintivo que presentan es que en cuatro de sus cinco topónimos el término aparece en la forma femenina, verdaderamente anómala si en verdad hicieran referencia al garañón 'macho destinado a semental'. La Montaña Garañona está en los límites del pueblo de San Miguel de Abona (GAC 131 E6); la Bahía de la Garañona, en la costa de El Sauzal-Tacoronte, presenta un término, Bahía, que no es nada tradicional en la toponimia canaria, pero que en la tradición local se llama Playa de la Garañona y que tiene este nombre por el gran risco que se levanta sobre ella (GAC 80 D4); por su parte, La Garañona es un topónimo menor de la parte alta de la zona del Botánico del Puerto de la Cruz (GAC 109 F2). A ellos puede sumarse el Garañana de la zona de Las Galletas que hemos considerado en su entrada particular. Pero reiteramos aquí lo ya dicho allí: que a la montaña que el GAC (142 B3) llama Garañona, la Toponimia de barrancos de Tenerife de Pérez Carballo (2011: 64 E5) la llama Garañana, por lo que hemos de dar estos dos nombres como variantes de expresión, a no ser que uno de estos registros esté errado. Finalmente, Los Garañones es un barranco de Buenavista del Norte.

Justamente dos de estos topónimos de Tenerife son los únicos que figuran en los Monumenta de Wölfel, por haber sido considerados guanchismos en fuentes anteriores, pero que el investigador austriaco descarta por sospechosos "por el parecido que muestran con el vocablo español garañón" (1996: 837). Pero en realidad las fuentes anteriores a Wölfel solo dan cuenta de Garañana como guanchismo. El primero que lo cita es Álvarez Rixo (1991: 69), sin otra especificación que es de Tenerife. Después aparece en el listado de topónimos guanches de Chil y Naranjo como "nombre de una calle en San Miguel", recogido por él mismo (2006: 295) y repetido tal cual por Millares Torres (1980: 319). Y finalmente la cita que Bethencourt Alfonso hace de "Garañaña: caserío en San Miguel" (1991: 425), ya comentada en su entrada correspondiente.

Al comparar estos registros antiguos con los actuales nos encontramos con un pequeño lío entre denominaciones y lugares. Por una parte, las citas de Álvarez Rixo y de Chil refieren el término Garañana en San Miguel de Abona (el mismo que cita Wölfel), cuando Bethencourt lo recogió como Garañaña y el registro actual como Montaña Garañona. Por otra, el Garañaña citado por Bethencourt en la costa de El Sauzal se llama hoy o Bahía o Playa de la Garañona. Y por otra el término Garañana que pervive en la actualidad se refiere a otro lugar distinto al señalado en las fuentes antiguas como cercano a Las Galletas, aunque en el mismo municipio de San Miguel de Abona. Aparte queda La Garañona del Puerto de la Cruz que no cuenta con documentación antigua.

Nadie ha postulado la etimología guanche de Garañón, pero sí de Garañana; incluso Wölfel rechaza la de este por considerarlo emparentado con el primero. También Álvarez Delgado lo cree hispanismo, pero advierte sobre el componente gara, tan típico del guanche. Por nuestra parte, sin tener pruebas filológicas contundentes desde el bereber, si nos hemos extendido tanto en el tratamiento de estos términos es porque los consideramos de posible procedencia prehispánica, según las razones argumentadas. Las variaciones morfológicas que hemos estudiado pueden explicarse en su conjunto como el resultado léxicamente diferenciado de un proceso de hispanización, desde un étimo de la lengua de los aborígenes hasta el español que en la actualidad se habla en las islas, naturalmente guiado por la etimología popular y atraído por el término garañón del español. Ese proceso quizás pueda ejemplificarse a partir de los términos toponímicos que han pervivido hasta la actualidad en la siguiente secuencia: Garañaña > Garañán > Garañana > Garañona > Garañón > Garañones.

1 En una nota a pie de página, el editor de la Pesquisa de Cabitos, Eduardo Aznar, vincula la palabra española garañón con la guanche guanil. Dice el texto de la Pesquisa: "En las mis yslas de Lançarote e Fuerteventura e el Ferro se crían algunos ganados syn señal que es llamado segund nombre de la tierra Guanire, el cual ganado dis que queda algunos años por señalar". Y comenta el editor: "La voz guanil designaba entre los aborígenes al ganado en libertad, por oposición al controlado estrechamente por los pastores. Posteriormente será utilizado en todo el Archipiélago en la acepción de ganado sin marcar o garañón" (Pesquisa de Cabitos 1990: 151, n.16). Nunca en nuestras innumerables encuestas dialectales de campo por las islas, y en contacto directo con los pastores, hemos oído esa identidad semántica, ni hemos visto en los estudios de dialectología canaria ni en los diccionarios de canarismos esa relación léxica. Pero de ser cierta podría dar una nueva explicación a algunos de los topónimos canarios que aquí comentamos, claro que desde una perspectiva de ser una voz hispana.

2 La primera documentación canaria en que encontramos la palabra garañón es en un Acuerdo del Cabildo de Tenerife del año 1503 pero con una referencia restrictiva: "las yeguas en manada con sus garañones" (1949: doc. 359).

3 Término que, curiosamente en Fuerteventura, ha cambiado de significado: del general que tiene en el español general de 'lugar donde se recoge el ganado por la noche' ha pasado en Fuerteventura a significar 'ladera de un lomo o de una elevación'.

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ISLA   GRAN CANARIA


MUNICIPIO    Agüimes, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Tejeda


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