Guadamojete
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1538
Como Punta de Guadamojete pervive hasta hoy un lugar de costa del Sureste de Tenerife, en la actualidad perteneciente al municipio de El Rosario (GAC 115 E2), pero que en la documentación histórica está vinculado a Candelaria y a Güímar. Bethencourt Alfonso, con la justeza y precisión con que suele citar los topónimos guanches de Tenerife, lo describe como "región costera del Rosario" y lo nombra como hoy mismo se llama: Guadamojete (1991: 425).
El topónimo cuenta con un muy completo registro historiográfico. Aparece por vez primera en la Historia de Nuestra Señora de la Candelaria del dominico Alonso de Espinosa, cita que reproduce Viera y detrás de él lo repiten todos los autores que en los siglos XVIII y XIX se dedicaron a las antigüedades canarias. Porque de un episodio de la época guanche trata Espinosa; dice que un guanche llamado Emotio, sobrino del mencey de Güímar, "gigante de increíble grandeza" que tenía catorce pies de largo y ochenta muelas y dientes en la boca, fue enterrado en la necrópolis de la familia del mencey, y que el cuerpo de este "está mirlado, en una cueva grande, sepultura antigua de los reyes de Güímar, cuyo sobrino era, que está en Guadamoxete" (1980: 36). Y Viera y Clavijo hace notar la exageración de Espinosa, pero asegura por vía de Núñez de la Peña "que su cuerpo estuvo muchos años después de conquistada la isla mirlado dentro de una cueva, en donde dicen Guardamojete" (2014: I, 616)1. Poco más o menos dice Dámaso de Quesada, contemporáneo de Viera, solo que aquí el nombre se le atribuye al gigante Guamugeto "sobrino del rey de Güímar" y no al lugar (2007: 194).
Entre la escritura de este topónimo en Espinosa y en la actualidad no hay más diferencia que las dos maneras en que se ha expresado el fonema velar sordo /x/, pero sin ninguna repercusión en el verdadero sonido de la voz. Y sin embargo, de esta primera cita historiográfica, y de esta única grafía antigua, al repetirse y pasar de un autor a otro, hasta llegar a Wölfel (1996: 929), han resultado las siguientes escrituras del topónimo: Guadamojete, Guadamoxete, Guadamoxte, Guamojete, Guamugeto, Guanmohet, Guanmohete, Guardamoxete y Guardamoxte, muestra muy ejemplar de lo que ocurre de continuo con las escrituras de los topónimos guanches. La forma más errada de todas, respecto de la escritura inicial de Espinosa y de la forma con que ha llegado a nosotros, es sin duda Guanmohete. ¿Quién pudo escribirla? ¿Quién si no Berthelot, que interpretó y escribió como le vino en ganas los topónimos guanches sobre los que trató?
Y decimos la primera cita historiográfica conocida, porque aunque el topónimo cuenta con escrituras anteriores a las de Espinosa, estas no pudieron servir como referencia posterior, pues pertenecían a escribanías del todo inéditas y desconocidas hasta fechas muy modernas, cuales fueron las Datas de Tenerife. En efecto, en tres documentos de los Libros i al iv de datas originales de Tenerife editadas por Elías Serra (1978) encontramos referenciado este topónimo, y con tres formas diferentes, prueba a su vez de lo dificultoso que resultaba para los escribanos de la época la transcripción de un nombre aborigen tan extraño a los oídos de un castellano: Guamoxetjo (doc. 780, del año 1500), Guadiamoxeto (doc. 784, año de 1512) y Guadramoxeto (doc. 1.648, del mismo año 1512). Decimos que fueron transcritas al castellano de la época desde la oralidad, salvo en el tercer caso, que no es más que una copia errada (r por i) del segundo documento en que además se describe el lugar: En ellos se concede 50 fanegadas de tierras de sembrar a dos vecinos de Tenerife, Pedrianes, pescador, y Luis Peres, "a cada uno de vosotros, camino de Santa María de Candelaria abajo hacia el camino de Guadiamoxeto, linde con el Barranco de los Pinos".
En cuanto al análisis del término, Wölfel lo identifica con un aborigen que Viana lo llama Badamchet y que hace "guerrero de Bencomo". Pero ese antropónimo no aparece en el relato de Espinosa, por lo que es lo más probable que, según su proceder normal, sea un invento literario del poeta lagunero. Cree Wölfel que el inicial gua-, tanto del topónimo como del antropónimo (el inicial ba- de Viana sería variante sonora), es el antiguo prefijo wa- del bereber, pero no halla interpretación alguna para el elemento léxico mojete. Tampoco nosotros, pero es posible que la vocal final sea resultado de una paragoge española y que el radical se pueda vincular a otros dos topónimos canarios: Imoje de Tenerife y Limoje de La Gomera.
Como nota añadida a este topónimo, debe decirse que en este lugar de la costa de Tenerife en 1965 se descubrieron en arqueología submarina varias ánforas que algunos interpretan como fruto del comercio Canarias-América del siglo XVI o XVII. Sin embargo, otros autores, como Mederos y Escribano (2002: 233), creen que son ánforas romanas de los siglos III-IV d.C., es decir, de la etapa final del Imperio Romano; si así fuera resultarían ser previsiblemente de las últimas incursiones exploratorias o colonizadoras europeas en Canarias en la Edad Anti
1 Guardamojete transcriben los autores de la última edición del Diccionario de historia natural de Viera (2014: I, 616), que se guían por el manuscrito original del autor, mientras que en la edición de Alvar (1982b: 194) se dice Guadamojete.
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