Guanche
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1571
A pesar de que esta palabra no debería figurar en este diccionario, la traemos aquí justamente para llamar la atención sobre dos tópicos que por repetidos se han convertido en "doctrina" asumida por casi todos, y en primer lugar por los investigadores de la lengua guanche y por la investigación en general: primero, que la palabra guanche es de origen guanche, y segundo, que los aborígenes llamados guanches eran solo los de la isla de Tenerife.
Frente a esos dos tópicos hemos desarrollado nosotros una doble teoría que cada vez se reafirma más y que tiene entre otras pruebas palpables y contundentes la de la toponimia (ver ahora en Trapero 2007: 121-187 y 189-209). Antes de nuestros estudios, el estado de la cuestión se encuentra resumido en el DDECan: la palabra guanche es "de origen prehispánico" y tiene dos acepciones principales: 1. "aborigen de Tenerife", y 2. "por extensión aborigen del resto de las islas". Y antes, en el TLECan se daba cuenta de las citas de Viera, Galdós, Álvarez Rixo, Bute, Abercromby, Álvarez Delgado, Guerra, Santiago, Nuez, Régulo, ALEICan, etc., también del DLE, que tratan de la palabra y que, cuando se menciona su etimología, inequívocamente es juzgada como "voz indígena".
Nuestra argumentación contra esos dos tópicos se basa en tres fuentes que son coincidentes y que se refuerzan entre sí: las unas históricas, las otras antropológicas y las otras filológicas, y entre estas cobra una importancia determinante la toponimia, para concluir que la palabra guanche procede del francés medieval y que, por tanto, fueron los franceses de la expedición bethencouriana los que la implantaron en las islas con el valor de un etnónimo al advertir en los aborígenes isleños una cualidad física sobresaliente: la extraordinaria habilidad y destreza que tenían para lanzar y esquivar objetos lanzados, justo lo que las voces guenchir y guenche (verbo y sustantivo, con otras variantes similares, entre ellas también guanche) significaban en el francés de la época y en la región de la que procedían1. Y que, por lógica, el nombre de guanches se les fue dando a los aborígenes de las islas al ritmo que avanzaba la conquista, a los de Lanzarote en primer lugar y a los de Tenerife en el último por ser la última conquistada, en 1496. Aunque es verdad que si se tienen las escrituras de principios del siglo XVI como única fuente, la palabra guanche, si no con exclusividad, sí con absoluta mayoría se aplica a los aborígenes de Tenerife.
Esa condición que los primeros europeos advirtieron en los isleños aborígenes de la extraordinaria habilidad que tenían en el manejo de las piedras, tanto para lanzarlas como para esquivarlas, se repite una y otra vez en todos los relatos que de las pocas noticias de Canarias dejaron en sus relatos. Pocas noticias son las referidas a los usos y costumbres de los nativos, pero las referidas al manejo de sus armas son las más repetidas. "Combaten no con armas, pues no las poseen, sino con piedras y mazas de madera", observó el editor de manuscritos y cartógrafo italiano Benedeto Bordone en su libro sobre "todas las islas del mundo" (1528). Y añade: "Son extraordinarios saltadores y lanzando una piedra con la mano, la colocan allá donde quieren" (cit. Quartepelle 2015a: 177). Y lo mismo dirá nuestro Antonio de Nebrija en su Décadas (1495): "Los bárbaros se preparan a su modo... no con rocas y piedras lanzadas con hondas y mandrones, sino disparadas con las fuerzas de sus brazos, como si se tratara de una ballesta o instrumento alguno de artillería. Ningún blanco señalaban con sus ojos que no alcanzaran con su lanza". Y a continuación da noticia de algo que él mismo vio hacer a un guanche esclavo oriundo de Gran Canaria en una calle de Sevilla y que tanto asombro le causó:
En verdad, tenían ya tanta habilidad para escapar a los golpes y evitarlos que con la sola desviación de su cuerpo eludían la herida del dardo que venía. Vi yo en Sevilla lo que me pareció un milagro, no así a los demás que habían visto que aquello se hacía muchas veces. Había allí cierto canario de esta isla que apoyándose en el mismo sitio con el pie izquierdo se exponía, a ocho pasos de distancia, a quienes querían alcanzarle con una piedra, esquivando la herida, unas veces haciendo a un lado una pequeña desviación de la cabeza, otras apartando todo el cuerpo, o bien evitaba el golpe que venía con un cambio alternativo de las piernas. Con tanto peligro se exponía a su verdugo tantas veces cuantas le ofrecían un cuarto de as de bronce (cit. Marcos Martínez 1996: 244).
Los topónimos que aparecen en todas las islas -en todas, insistimos- con los nombres de Guanche, Guancha, Guanchía, etc., siendo todos ellos del estrato más antiguo y teniendo como referencia inequívoca es ser "lugares de guanches", es decir, lugares en que se constató la presencia de los aborígenes, no pueden ser de origen guanche, pues de serlo significaría que los de todas las islas habrían tenido conciencia de pertenecer a un mismo y único pueblo, siendo como es un etnónimo, y cuando se desconocían entre sí por la incomunicación que hubo entre las islas. Y los topónimos de Tenerife que llevan el nombre de Guanche o alguno de sus derivados ni son más que los del resto de las islas, en proporción a la superficie respectiva, ni pueden considerarse ni más antiguos ni más legítimos. Y sobre el tiempo en que estos topónimos nacieran hay que concluir que la mayoría de ellos han vivido en la pura tradición oral, contando muy pocos con una documentación escrita; pero todos ellos pertenecen al estrato más antiguo de la toponimia que se implantó en el Archipiélago tras la llegada de los europeos en el siglo XV, y aún antes de terminar la conquista castellana, pues todos responden a la presencia viva de los guanches o a la evidencia de su cultura y de sus modos de vida2.
Atentos como siempre están Corrales y Corbella a todas las aportaciones relativas al léxico de Canarias, en su DHECan (de 2001 y reedición de 2013) se hacen eco de nuestras investigaciones y dicen que si bien "tradicionalmente, como no podía ser de otra manera3, la palabra [guanche] ha sido siempre considerada como prehispánica [...] últimamente Trapero/Llamas han desarrollado una sugerente tesis, ampliamente razonada, que ha de tenerse en cuenta a partir de ahora en la investigación etimológica de la palabra". Y aportan además como novedad tres documentos de la temprana fecha de 1498 y procedentes de Tenerife en que se llama guanches tanto a los aborígenes de Tenerife como a los de Gran Canaria. Y en efecto, Corrales y Corbella tienen en cuenta esa tesis en su siguiente diccionario, el Tesoro léxico canario-americano (2010), pero solo parcialmente, sin decidirse del todo, manteniendo la incertidumbre en el primer tópico del origen de la palabra: dicen "de origen prehispánico o del fr. ant. guenchir", pero manteniendo íntegro el segundo tópico: que guanches fueron primero los aborígenes de la isla de Tenerife y después, por extensión del término, los del resto de las Islas Canarias.
Pues también en este caso la toponimia no solo ha puesto nueva luz para resolver la etimología de una palabra capital de la dialectología canaria, sino que nos ofrece unas formas derivadas no registradas en los diccionarios dialectales: el singular Guanche y el plural Guanches aparecen en todas las islas; el femenino Guancha también en todas las islas, menos en Lanzarote y La Palma; el colectivo Guanchía en Gran Canaria; el diminutivo Guanchitos en La Palma; Guanchero y Guancheros, como apellido o apodo, en La Palma y Tenerife; Guancherina en Tenerife; y dos formas muy próximas fonéticamente, Guanchifo / Guanchijo y Guanchifira en Tenerife, pero que interpretamos al margen de la voz que aquí nos ocupa. Actualizamos aquí el recuento total de estos formas toponímicas respecto de los datos anteriormente publicados (Trapero 2007: 202-207), a la vista de las nuevas recolecciones toponímicas realizadas en las islas, sobre todo en Tenerife y La Gomera, y los ofrecemos en la siguiente tabla:
| C | F | G | H | L | P | T | Total |
Guancha | 6 | 1 | 5 | 1 |
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| 2 | 15 |
Guanchas |
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| 1 | 1 |
Guanche | 3 | 1 | 10 | 7 | 4 | 1 | 12 | 38 |
Guancherina |
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| 1 | 1 |
Guanchero |
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| 2 | 2 |
Guancheros |
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| 1 | 1 | 2 |
Guanches | 1 | 2 | 20 | 1 | 4 | 8 | 11 | 47 |
Guanchía | 2 |
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| 2 |
*Guanchifira |
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| 1 | 1 |
*Guanchifo/ Guanchijo |
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| 1 | 1 |
Guanchitos |
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| 1 | 1 |
Total | 12 | 4 | 35 | 9 | 8 | 10 | 33 | 111 |
Cada uno de estos topónimos tiene, como es lógico, su particular historia y motivación, pero todos ellos están vinculados sin duda con la presencia o con la huella que los aborígenes dejaron en esos lugares en el momento en que los nuevos pobladores de las islas los bautizaron con el nombre que hoy todavía tienen. Y de mayor interés son, desde este punto de vista, los del resto de las islas que los de Tenerife. Así, el topónimo La Guancha de Gran Canaria, que nombra una zona de la costa de Gáldar en la que hay muy importantes yacimientos arqueológicos guanches, entre ellos una de las mejor conservadas e imponentes necrópolis de todas las islas. O el topónimo La Guanchía, que nombra una zona de cuevas situadas en la parte alta del risco de la vertiente sur del Barranco de Teror, que sin duda fueron habitadas por los aborígenes, y de las que se rescataron distintos elementos arqueológicos, pero que fueron después ocupadas por los pastores de la zona hasta convertirse en la actualidad en un "pago" moderno de Teror, algunas de cuyas casas siguen utilizando las antiguas cuevas integradas a las nuevas construcciones y conservando íntegro el nombre originario de Guanchía (La toponimia de Gran Canaria 1997: II, 168, y GAC 156 A6). Algunos comentaristas de las antigüedades canarias quieren justificar estos topónimos por la deportación de guanches de Tenerife, tras la conquista de aquella isla. Esto, además de no contar con una apoyatura histórica que pueda justificarlo, cuenta con un inconveniente mayor: ¿esos guanches deportados de Tenerife son los que motivaron los 11 topónimos que hemos recogido en Gran Canaria que tienen por nombre el de Guanche, Guancha, Guanchía y otros similares, y los 8 de Lanzarote, y los 3 de Fuerteventura, y los 11 de La Palma, y los 35 de La Gomera, y los 8 de El Hierro?
En definitiva, la palabra guanche, tanto como apelativo como topónimo, se convierte en el ejemplo más paradigmático de los falsos guanchismos que la filología canaria ha venido arrastrando desde tiempos muy antiguos.
1 Todo ello en el Dictionnaire de l'ancienne langue française et de tous ses dialectes du IXe au XVe siècle de Frédéric Godefroy (Paris, 1892, págs. 374-376), el más importante diccionario del francés medieval, que dedica tres páginas y a tres columnas a la documentación de estas voces con sus múltiples apariciones textuales en esos siglos.
2 Naturalmente no solo el término Guanche y sus derivados pueden considerarse testimonio toponímico único de la presencia de los aborígenes; otros gentilicios o etnónimos lo son también: Canarios, Gomeros, etc. y otros topónimos característicos como Caserones, Casas Hondas, Los Letreros, etc. Pero son muchos más los lugares arqueológicos prehispánicos cuyos topónimos no tienen en su formulación elemento léxico alguno que haga referencia específica a esa realidad, como Cuatro Puertas, Barranco de Balos, Montaña del Gallego, etc. Es este un tema de gran interés y que merece un estudio monográfico. 3 Llamamos la atención sobre esta consideración, "como no podía ser de otra manera", que naturalmente está atraída por la rutina de la repetición, no por una reflexión razonada. Es lo del dicho: "Un error mil veces repetido se convierte en una certidumbre incuestionable".ETIQUETAS
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