Guanil

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1581

La voz guanil es pancanaria, como así constata el DDECan, aunque sea desusada en alguna isla y esté en franca desaparición por haberse perdido el ejercicio pastoril al que designaba. Pero su definición requiere de alguna precisión semántica. Ha sido citada por todos, desde los primeros documentos históricos de las Islas, como una de las voces guanches supervivientes, y siempre con el significado de 'ganado salvaje, sin marcar'. El sentido que tiene salvaje en el español general puede, sin embargo, perturbar el significado exacto de la voz guanil en Canarias. Guanil se aplica a toda clase de animales, pero especialmente a las cabras y ovejas que andan sueltas, sin marca y, por tanto, sin dueño. Y no solo a los animales; nosotros hemos oído en La Palma llamar niño guanil al niño que nace fuera del matrimonio, y añadieron en la conversación que se les llama así "porque la palabra bastardo es más bruta".

Sobre su significado originario podemos especular lo siguiente. En la actualidad, entre los pastores de las varias islas en que pervive, guanil significa exactamente 'animal sin marcar' (para Fuerteventura, ver Navarro Artiles 1989: 343, y Morera 1994: 336 y 389; para El Hierro, nuestra propia comprobación: Trapero 1999b: 121-123). Pero según la documentación antigua de tipo histórico e historiográfico, guanil tenía otros sentidos (resumidos por Díaz Alayón 1991: 114-116): 'ganado salvaje' o 'ganado libre' o 'ganado sin dueño' y 'ganado suelto sin marca'. En realidad, estos varios sentidos no representan sino dos estadios sucesivos de la realidad: primero, se trata siempre de un cierto tipo de ganado doméstico que anda suelto por el campo y que no tiene dueño, y segundo, que estando suelto pero teniendo dueño, se le marca para reconocerlo. Y estos dos sentidos se corresponden con los dos momentos históricos de Canarias: el que los ganados anduvieran sueltos por el campo debió ser la costumbre en los primeros tiempos de la colonización española (como continuación indudable de los usos de los aborígenes), había que repoblar las islas y estas ofrecían campos extensos de monte y de dehesa sin cultivar y sin dueño; pero poco a poco, los constantes conflictos surgidos sobre la propiedad de aquellos ganados debieron aconsejar el marcarlos. Ese primer estadio del ganado guanil, que anda suelto, y que tiene o no tiene dueño, pero que está sin marcar, es del que hablan de manera inequívoca los documentos primeros de las Ordenanzas insulares. Hay un texto precioso en un acta del Cabildo de Tenerife de 22 de julio de 1515 que avala al pie de la letra nuestra interpretación:


... que al tiempo que esta isla se encomençó a poblar los pobladores traxeron a ella ganados de bacas e ovejas e puercos e cabras e estos animales... se criaron e crianse en alçado e cada dia se alçan a las montañas... e en la dicha isla tenemos ordenança hecha por justicia e regimiento e costumbre husada e guardada que tal ganado alçado que se llama guanir ninguno lo puede matar ni marcar (Acuerdos del Cabildo de Tenerife 1965, III, 103).


Es decir, que una cosa es que el ganado ande suelto y otra que, andando suelto, esté marcado, y este texto de principios del XVI a lo que llama guanil es a lo primero, no a lo segundo. Y para más precisión aún, citamos otro texto de las mismas actas del Cabildo de Tenerife, en donde de forma explícita se oponen el término guanil y el término marcado, como dos formas de contenido distintas:


Fue platicado que por las montañas término de esta ciudad desde el lugar del Araotava a esta ciudad y en torno de ella hay muchos ganados vacunos alzados salvajes, así guanil como marcados y herrados; y porque haberse estos ganados es útile y provechoso para los criadores... (Ibíd., IV, 202).


Para más confirmación de lo que decimos, sirva la anotación que Pérez de Cabitos hizo en su Informe sobre este tema:


En las yslas de Lançarote e Fuerteventura e el Ferro se crían algunos ganados syn señal que es llamado segund nombre de la tierra Guanire (1990: 151).


O la que hizo Abreu Galindo en su Historia, referida a Fuerteventura: "Al cuero llamaban harhuy, y al ganado salvaje, guanil" (1977: 61).

Una y otra vez se repite esta precisión en los numerosos documentos antiguos y modernos que contienen la voz guanil, ahora reunidos en el DHECan.

Esta manera de pastoreo "a la suelta" que tenían los aborígenes ha pervivido hasta el día de hoy en islas como Fuerteventura y El Hierro, y se conserva no solo el nombre de guanil, sino el sistema de aprovechamiento de las crías nacidas en libertad por medio de las apañadas, y el nombre de gambuesa en Fuerteventura como el corral donde reunían el ganado para hacer el recuento y el reparto de las reses.

Una breve pero exacta y viva descripción de una apañada de los ganados guaniles la encontramos en la memoria de un viajero alemán, Karl von Fritsch, que visitó el Archipiélago entre 1862 y 1863.1 Estando recorriendo la zona de las Cañadas del Teide, de pronto le sorprendió lo siguiente:


Un episodio divertido que presencié durante mi estancia en la montaña fue la apañada de cabras, que llevaron a cabo los pastores de Vilaflor una mañana, cuando yo acampaba en Los Azulejos, con objeto de establecer el número de nacimientos y muertes de estos animales y de llevarlos a la aldea. Dicha apañada llenó de vida las desoladas montañas; los riscos, en los que habitualmente dominaba un silencio casi melancólico, resonaban con el eco de los gritos de los pastores y los ladridos de los perros, mientras encerraban las cabras en las gambuesas (Fritsch 2006: 47).


Tal como hemos comentado en la entrada gofio, las palabras que como ella y guanil y todas las que siendo de origen guanche se han hecho comunes y generales en todo el Archipiélago (tamarco,majos, gánigo, tabaiba, tarajal, gambuesa...) debieron de ser exclusivas de una isla en época guanche, mientras que el proceso de implantación general tuvo que ser tras la conquista, en época hispana y por parte de los "nuevos" canarios. Si hemos de hacer caso en esto a la cronología en que se conquistaron las Islas y al orden en que esa cronología se manifiesta en la Historia de la conquista de las siete islas de Canaria de Abreu Galindo, la palabra guanil era propia de Fuerteventura:


El ganado desta isla de Fuerteventura es el más sabroso de todas las islas; el cual anda suelto por toda la isla; y cuando querían tomar algún ganado, se juntaban y hacían apañadas que llamaban gambuesas... Al cuero llamaban harhuy, y al ganado salvaje, guanil (1977: libro I, cap. XI).


Y hemos de reiterar que esa costumbre de los aborígenes de Fuerteventura continúa viva en plenitud en la isla en los tiempos actuales y siguen igualmente vivas las dos palabras fundamentales de esta práctica: el sistema de pastoreo "de suelta" del ganado guanil, los corrales colectivos o gambuesas, y además el nombre de las crías de las cabras o baifos y aún el nombre de las cabras o jairas, aunque este nombre se aplica solo a las cabras domésticas, no a las guaniles.

Y siendo guanil un término tan común en el habla de todas las épocas de la historia de Canarias, ha dejado muy pocos testimonios en la toponimia, lo cual no es de extrañar, pues teniendo como referencia a un animal, estos son muy poco referenciales para la toponimia. El registro toponímico se reduce a 7 ocurrencias: 4 en Gran Canaria, 2 en El Hierro y una en Tenerife, y morfológicamente aparece en el singular Guanil (2 veces), en el plural Guaniles (3 veces) y en el femenino Guanila (2 veces):


Topónimo

Isla

Mun.

Alto de los Guaniles

C

AGM

Cueva la Guanila

H

PIN

Hoyo la Guanila

H

FRO

Lomo de los Guaniles

C

AGM

Montña de los Guaniles

T

ADE

Morro Guanil

C

AGM

Morro Guanil

C

SBT



En todos ellos creemos que la motivación del topónimo ha sido justamente el ganado de suelta, aunque la configuración morfosintáctica de dos de ellos pudieran hacer pensar en otra interpretación: los dos Morro Guanil que hay en Gran Canaria (SBT y AGM) han perdido los elementos de relación intermedios, por lo que debe interpretarse como 'morro del ganado guanil'.

Nos llama la atención que Bethencourt Alfonso, que sí cita la voz guanil entre su "Vocabulario guanche" (1993: 277), no recogiera, sin embargo, ningún topónimo con ella.

Para Abercromby (1990: 59) guanil es una palabra inexplicable desde el bereber, mientras que para Wölfel "la derivación del bereber es evidente" (1996: 575). Por su parte, Reyes García (2003a: 132) concede al término canario una complicada etimología prehispánica: wer_a-nehel con un significado literal de 'conjunto negativo', que podría traducirse por 'sin marca' o 'sin dirección'. Diferente es la interpretación de De Luca (2004: 169) quien dice que el elemento léxico primario debe ser el sustantivo femenino del Marruecos Central tanila con el significado 'lado, dirección, alrededores o proximidad', al que precede el prefijo wa, por tanto wa-nnil 'este (ganado) de enfrente (o de los alrededores)', por lo que -dice- el ganado guanil de los guanches "no se trataba exactamente de un ganado totalmente 'salvaje' o sin marca, sino que estaba sometido a cierto control en relación a la pertenencia a sus dueños".

La opinión de nuestro colaborador Abrahan Loutf sobre este asunto es la siguiente: El término canario puede analizarse desde el bereber a partir de tres elementos: gua (prefijo arcaico determinativo-posesivo, por prótesis de g- delante de un diptongo) + el nexo prepositivo n equivalente al español de + la base lexical il; o sea: wa-n-il. Es a partir de esta base il de donde Wölfel intenta establecer sus especulaciones filológicas remitiendo a los paralelos bereberes ener 'carecer de entrenamiento', hulel 'ser salvaje' (hablando de un animal) y ahulil (pl. ihulilen) 'animal doméstico salvaje'. Estos elementos que Wölfel saca del diccionario de De Foucauld pertenecen al dialecto bereber del Ahagar, del Sur de Argelia, en el que existe un nutrido vocabulario referente a la cultura del ganado menor, esencialmente el que está relacionado con las cabras. Pero ello no establece ningún parentesco formal ni semántico con la forma canaria. La base il podría tener algún parentesco con la raíz polisémica L, muy viva en el actual bereber con las acepciones 'estar en libertad', 'estar al aire libre', 'vagabundear', etc., del que deriva la forma tilila, por prefijación de t- y duplicación de radical con el valor de 'libertad, vagabundeo', etc. Por tanto, el conjunto gua-n-il podría traducirse literalmente como 'el de la libertad, el vagabundo'. Existe una tradición bastante curiosa entre los pastores del Atlas, que cuando se pierde una cabeza de ganado practican lo que ellos llaman tiguiru n iguellain (literalmente "recuperar lo perdido"), que consiste en circundar por un ritual mágico su divagación lanzando en dirección de diversos puntos del horizonte siete pequeños callaos sobre los cuales una autoridad religiosa había recitado algunas oraciones.

1 Curiosamente menos informado estaba un estudioso local tan destacado como Chil y Naranjo respecto del nombre de gambuesa que confunde con la propia apañada. Dice: "Sus propiedades las componían los ganados de cabras y las tierras. Aquéllas andaban sueltas por los montes, y en ciertas épocas del año se reunían de todos los puntos y hacían apañadas, que llamaban gambuesas; tomaban las que necesitaban y dejaban las demás en libertad" (2006: 90).

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ISLA   GRAN CANARIA


MUNICIPIO    Agüimes, San Bartolomé de Tirajana


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