Guayadeque
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1647
El nombre de Guayadeque lo recibe un profundo barranco del Sureste de Gran Canaria que surge desde la cumbre del centro de la isla y baja hasta desembocar ya en terrenos muy aplanados de la costa de Bocabarranco, entre las playas del Burrero, al norte, y de la Florida, al sur. Todo su curso sirve para poner límite a los municipios de ING y AGU (La toponimia de Gran Canaria 1997: 168, y GAC 192 A1). En su conjunto, el Barranco de Guayadeque se convierte en uno de los espacios más peculiares y hermosos de Gran Canaria, y tanto por sus valores naturales, paisajísticos, como desde la óptica antropológica, etnográfica y arqueológica. Por todo ello ha sido declarado espacio natural protegido con el nombre de "Parque Natural de Guayadeque".
Tanto ahora como sobre todo antes, en época hispana primitiva y en época prehispana, el Barranco de Guayadeque proporcionaba a quienes lo habitaban unas condiciones suficientes para llevar una vida simple pero completa, sin que nada elemental faltase a sus necesidades primarias. Tenían cuanta agua necesitaran corriente por el fondo del barranco, algunas tierras llanas donde practicar sus cultivos, que con el tiempo se subieron a las laderas en forma de terrazas escalonadas, todo tipo de plantas y árboles que crecían espontáneamente, palmeras, cañas, salvias, ñameras..., más los árboles frutales introducidos, fundamentalmente almendros e higueras, etc. Y las laderas del barranco estaban llenas de cuevas naturales que con un cierto acondicionamiento podían servir como habitáculo. Todavía hoy los dos núcleos poblacionales principales del Barranco de Guayadeque: Cueva Bermeja, en el curso medio, y Montaña las Tierras, en la parte más alta, están constituidos por cuevas, la mayoría de ellas ya con aditamentos constructivos en el exterior, pero que pueden ser considerados como verdaderos poblados trogloditas. La principal diferencia entre estos dos núcleos poblacionales actuales está en las partes bajas de las laderas y las cuevas de los primitivos habitantes del barranco se situaban en las partes más altas, conforme a los hábitos que ellos tenían, que hasta hoy parecen inaccesibles, cuevas que tanto servían unas como habitáculo, otras como granero y otras para dar sepultura a sus difuntos.
La prueba más evidente de que fue lugar habitado por los aborígenes es la cantidad de yacimientos arqueológicos que en él existen y los materiales de todo tipo que de ellos se han obtenido, habiendo sido uno de los lugares verdaderamente sagrados de la primitiva arqueología canaria a finales del siglo XIX. Basta recorrer las salas del Museo Canario de Las Palmas, el centro más importante de las islas en lo relativo a las antigüedades canarias, para comprobar la cantidad de veces que aparece el nombre de Guayadeque debajo de momias, piezas cerámicas, tejidos vegetales y pieles elaboradas, molinos de mano, objetos de piedra y de hueso que sirvieron como instrumental doméstico, inscripciones rupestres, etc. Los nombres con que hoy se conocen esos yacimientos hablan por sí solos de su condición y de sus características: Cuevas Muchas, Risco del Canario, Risco de la Sierra, Cueva Bermeja, etc. Al comienzo del barranco se ha levantado un moderno Centro de Interpretación que recrea muy pedagógicamente las formas de vida que los primitivos canarios tenían y desarrollaban en este ámbito tan peculiar así como la de los modernos canarios que todavía viven en él.
Y a pesar de haber sido tan importante lugar en todas las épocas y especialmente en la prehispánica, el nombre de Guayadeque no figura en ninguna de las fuentes históricas antiguas canarias; solo una vez lo encontramos entre la documentación castellana del Registro del Sello del Archivo de Simancas, en una sobrecarta fechada en septiembre de 1514 que el Rey manda al gobernador de Gran Canaria "para que cumpla en el pozo de Guayadeque, cerca de Agüimes, las seis caballerías de regadío concedidas al comendador Luis Pinelo, gentilhombre de la casa del rey" (Aznar Vallejo 1981: doc. 1.061). Pero reiteradamente aparece en los Repartimientos de tierras entre distintos vecinos de Gran Canaria en fechas que van desde 1543 a 1548 (Ronquillo y Aznar 1998: 78, etc.).
Puede decirse que el "descubrimiento" de este espacio natural de Gran Canaria para la arqueología canaria es un hecho muy tardío, de finales del siglo XIX, con autores como Berthelot, Chil y Naranjo, Millares Torres y Bethencourt Alfonso. Porque las primeras documentaciones que hallamos del nombre de este lugar, nada dicen sobre de ello: Marín y Cubas (1993), a finales del siglo XVII, no hace sino nombrar el Barranco de Guayadeque, y el geógrafo Antonio Riviere (1997: 140) constatar que el lugar estaba ocupado en 1740 por tan solo 5 vecinos y que pertenecía a la demarcación de Agüimes (cuando en ese entonces no había nacido aún la demarcación de Ingenio). Y nada de interés especial dice tampoco Viera y Clavijo (1982: II 394) más que nombrarlo.
Respecto del nombre, las únicas citas que hallamos con grafías diferentes a la que finalmente se ha fijado son las de Riviere (cit.), que escribe Aguaydeque, y la de Madoz (1986: 119), que lo cita como Guayadique, en ambos casos -creemos- guiados por influencias desde el español, en el primero al comienzo del nombre con la palabra agua, y en el segundo al final con el término dique. Pero no hay nada de español en el término Guayadeque, siendo todo él enteramente guanche, aunque resulte para nosotros indescriptible, más allá del previsible prefijo gua- del antiguo bereber. En dos lugares de sus Monumenta trata Wölfel de este topónimo (1996: 844 y 863-864), sin relación entre ellos: en el primero nada dice de su etimología, y en el segundo propone descomponer el término en dos segmentos, el primero de los cuales guaya- lo interpreta como wa-ya, pero nada puede decir en cuanto a paralelos bereberes del segundo dique "por lo bastante pobre -que es, dice- en cuanto a matices". Solo últimamente leemos en un artículo de Rodríguez-Dincourt (2014) que el Guayadeque grancanario puede explicarse desde la composición del tuareg oua-ihe-adeker que podría deberse a un guerrero con el significado literal de 'este que está irritado'.
Por nuestra parte, decimos que el primer elemento puede hallarse en otros varios topónimos canarios, tales como Guayana (variante de Guadiana en La Gomera), Guayarminas, Guayedra, Guayeira, Guayero y Guayonje; pero el segundo solo lo encontramos en Tajodeque de La Palma. Y ese primer elemento gua- puede que sea el artículo determinado masculino del bereber arcaico.
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