Guayonje

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1656

Guayonje se llama una población del Norte de Tenerife que está por debajo de Tacoronte y que hoy, por el incremento de la población que ha tenido en los últimos años, se ha convertido en un barrio unido ya al núcleo poblacional principal (GAC 81 E3). Pero es lo más lógico pensar que el nombre de Guayonje lo llevó primero el muy importante barranco que cruza el pueblo y todas las tierras de su alrededor hasta desembocar en el mar. Y es este Barranco de Guayonje el que ha dado fama al topónimo hasta convertirse en algo así como un signo de identidad del municipio de Tacoronte, al menos de su prehistoria, pues fue un lugar de fuerte asentamiento poblacional, en el que se han descubierto muchas cuevas con infinidad de restos aborígenes, y entre ellos una de las más nombradas momias guanches, conservada hoy en el Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife. En el último corpus toponímico de Tenerife, el dedicado a sus barrancos (Pérez Carballo 2011: 10 A1), se nombra como Barranco del Agua o de Guayonje.

Aparte este principal Guayonje de Tacoronte, Bethencourt Alfonso registra en su relación de topónimos guanches de Tenerife otros dos topónimos con el nombre de Guayonse: una montaña en Adeje y una región en la cumbre de Guía de Isora (1991: 427), el primero de ellos hoy desaparecido o desconocido, pero a los que hay que dar crédito por la autoridad del autor y por el rigor con que siempre nombra y describe esta materia de la toponimia aborigen.

Y es inevitable citar también aquí el nombre de Guayanja o Guyonja convertido en uno de los aborígenes tinerfeños "inventados" por Antonio de Viana en su poema de las Antigüedades de las Islas Canarias, siendo en este caso un capitán del bando de Bencomo, que murió a manos de Hernando de Trujillo en la batalla de la Matanza. De ello tratamos en nuestro estudio sobre los topónimos y antropónimos guanches en el Poema de Viana (Trapero 2008: 455-456). Pero es lo más seguro que Viana tomara este antropónimo del topónimo Guayonje de Tacoronte, como también lo cree María Rosa Alonso (1952: 404), principal especialista en el poeta lagunero.

La importancia de este barranco de Guayonje no solo lo fue en la época anterior a la conquista de la isla, sino que siguió siéndolo después, y de manera muy especial en los años primeros tras la conquista, pues su nombre serviría para fijar los límites del territorio del norte de la isla, cuando los escribanos que registraban las datas de Alonso de Lugo en el reparto de tierras y de aguas entre quienes habían participado en la conquista, a la vez que daban fe de las actas y acuerdos del primitivo Cabildo de Tenerife, apenas si tenían nombres que pudieran servir de referencia geográfica inequívoca. Un punto de referencia geográfica principal fue Guayonje en un momento en que eran muy pocos los topónimos establecidos y reconocidos por la nueva sociedad que se estaba constituyendo en la isla. Así que el barranco y su nombre aparecerán de continuo en las primeras escribanías que se conservan en Tenerife de la época hispánica. Así, en un "acuerdo" del Cabildo de Tenerife del 25 de julio de 1498 (apenas dos años de terminada la conquista de la isla) en que se ordena reunir a los ganados "a mesta" con la advertencia severa de que nadie ose dejar de llevar todas las reses, "so pena que el que le provare ge lo demandarán por de hurto e sy fuere guanche que le serán dados cientaçotes". Se dice: "Están de la Punta haza todos los términos de Taoro y hirán a hazer mesta al avchón del Rey al Ryo quanto se apregonare.... e los que están en la Matança a este cabo, hasta el arroyo de Guavonje, que se entiende donde mataren a Sordillán" (Acuerdos I, 1949: doc. 58). Y en una data de 1506 se cita el barranco: "debajo de los cejos de los riscos del barranco de Bayonja" (Datas: doc. 551). Y en otra de 1508 se conceden tierras "desde la cabezada de Tacoronte de al otra banda del barranco haza Acentejo e por baxo el camino q. va a Guayonze" (ibíd.: doc. 428).

Tres documentos primitivos tan solo hemos citado y con tres formas distintas se nombra en ellos. ¿Porque con esa variación lo llamaran los aborígenes? Naturalmente que no, sino por las tres maneras diferentes que lo oyeron los escribanos españoles que los escribieron. Y aun serían muchas más si se reúnen todas las grafías con las que aparece en estos primeros documentos de concesión de tierras y aguas (las famosas "datas" de Tenerife) y de los acuerdos del Cabildo, tal como han hecho Mederos y Escribano, autores de un libro sobre la prehistoria de la región de Asentejo (2007: 345), y que nosotros ponemos en orden alfabético: Aguayonje, Bayonja, Gaonce, Guavonje, Guayon, Guayonen, Guayonge, Guayonja, Guayonje, Guayonza y Guayonze. Este es otro de los casos paradigmáticos que podrían ponerse como ejemplo de la prevención con que hay que tratar la documentación escrita de la toponimia guanche. ¿Si el nombre de ese barranco de Tacoronte no hubiera quedado en la tradición oral, a cuál de las escrituras antiguas deberíamos tener por verdadera o por más cercana a la denominación originaria? Y en este caso, al menos, hay una grafía que se corresponde exactamente con el nombre que ha pervivido, Guayonje, y que se documenta justamente en dos acuerdos muy tempranos del Cabildo de Tenerife, los dos en 1498 (Datas 1949: doc. 25 y 27).

Y lo peor no es que esas grafías erráticas estén en el origen de las escrituras de los topónimos guanches, sino que la tradición historiográfica y bibliográfica posteriores las estropearon mucho más, errando sobre lo errado, copiando mal e interpretando peor, por no acudir y no atender a la tradición oral, que estaba viva y a disposición de todos los que quisieran oírla. De esto segundo trata Wölfel en sus Monumenta concediendo al topónimo de Tenerife dos entradas (1996: 923 y 1013), sin advertir esa duplicidad, citando todas las fuentes escritas por él conocidas, desde Viana y Marín y Cubas, entre los antiguos, hasta los decimonónicos Berthelot, Álvarez Rixo, Chil y Millares. Vale la pena poner en orden las distintas grafías reunidas por Wölfel: Goyongé, Goyonjé, Guahonja, Guahunco, Guajonja, Guayonçe, Guayonga, Guayonja, Guoyonja, Guionza, Guyongo, Guyonja y Guyonjo. Se advertirá que en esta larga lista falta justamente la forma con la que únicamente hoy se nombra (y posiblemente siempre lo ha sido). Y de ello se deduce que tampoco Wölfel conoció la tradición oral. Sin embargo, dice algunas cosas sensatas al tratar del nombre del topónimo: por ejemplo, que el antropónimo Guayanja o Guyonja del Poema de Viana deriva del topónimo, y que ante tantas escrituras diversas es lo más probable que "sean más los errores de grafía que las variantes fonéticas". Así es, en efecto. Pero ante tal marasmo se enreda tratando de averiguar cuál pueda ser el étimo guanche, para concluir que sería wa-yondza o wa-yonde aunque se lamenta de no poder aportar paralelos bereberes. Y añade en la segunda entrada, comparándolo con el tinerfeño, un nuevo topónimo de Gran Canaria con las grafías Guyonjo y Guijonjo, totalmente desconocido por nosotros.

Y a pesar de tantas citas, nada sabemos sobre el significado que pudo tener esta voz en la lengua guanche más allá de suponer que el elemento inicial gua- es un prefijo equivalente al artículo masculino o demostrativo español.

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ISLA   TENERIFE


MUNICIPIO    Tacoronte


TOPÓNIMO VIVO, SIGNIFICADO DESCONOCIDO

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