Jarniya / Jorniya / Almiya / Armiya / Asniya / Arenillas
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1923
Si se juntan todos los registros, tanto escritos modernos como recogidos de la tradición oral actual, que dan cuenta de un lugar de Lanzarote situado en los Llanos de Teguesite, entre Teguise y Los Valles, municipio de Teguise, nos ofrecen esta larga serie de variantes léxicas. Los accidentes a los que estos nombres hacen referencia son, por este orden, el territorio zonal, un morro y una antigua mareta que allí existió. Estas seis denominaciones variantes forman parejas con variaciones mínimas entre sí, pero que ejemplifican el proceso de hispanización que sin duda han sufrido todos los nombres de procedencia prehispánica: por una parte Jarniya y Jorniya por alternancia vocálica; por otra Almiya y Armiya por alternancia de las consonantes laterales l/r; y por otra la que va desde la última forma identificada como guanche Asniya hasta la siguiente de Arenillas que es ya sentido como un término plenamente hispano.
Una corrección hemos de hacer respecto a la escritura con que generalmente se han escrito estos nombres (también por nosotros, lo debemos reconocer, por no haber calibrado entonces su verdadera naturaleza léxica): aparecen escritos con ll, al margen de la verdadera pronunciación que en todos los casos se hace con /y/, sin duda por tratar de corregir lo que se creía un caso de yeísmo, pero no hay tal si, como creemos, el étimo es de origen guanche; solo en el caso de Arenillas se justificaría esa escritura con ll por haber evolucionado por etimología popular a una forma claramente hispana.
Todas estas variantes han llegado hasta la actualidad, aunque modernamente la forma predominante sea la de Arenillas. Pero examinados todos los registros de estos topónimos, concluimos que esta es el resultado final de la evolución tenida por este nombre desde el original guanche hasta el actual español. Advertimos que las formas iniciadas por la velar sorda /x/ predominan en la denominación de la zona y del morro, mientras que la evolucionada Arenillas es la más común para la designación de la mareta que había en el lugar, si bien alternándose con la escritura Harenillas, cuya h- inicial denota el tránsito de la velar a la aspiración.
Las Actas del Cabildo de Lanzarote del siglo XVII (Bruquetas 1997) demuestran que ya en este siglo estaba asentada la denominación de Arenillas para esta mareta alternándose con la de Harenillas y Jarenillas; una mareta de enorme importancia, pues en ella es de "donde beben los vecinos" y por ello contaba con un guardián permanente que vigilaba del buen uso del agua, como se dice en un documento de 1627 (ibíd.: 49). Y en otro documento de 1633 del mismo libro de Bruquetas (ibíd.: 95) aparece el nombre de uno de los guardianes de esa mareta: un tal Juan Martín de Taiga, cuyo último nombre no sabemos bien si es topónimo o ya antropónimo, pues efectivamente el lugar de Taiga está cerca de la mareta, y en la toponimia actual existe un Cercado de Cho Listaiga, en el municipio de Haría, en el que intuimos está incluido el nombre guanche.
De todos los accidentes particulares a los que nombran estas voces, el más significativo, sin duda, es el de la mareta que existió en el lugar durante siglos y que desapareció entrado el siglo XX. Por ello quizás convenga decir algo aquí de las maretas, que tan vitales fueron en la isla de Lanzarote para sus habitantes. Una mareta es un depósito de agua que se acondiciona en el cauce de un barranco o en hondonadas a donde discurren las aguas de lluvia, que se usarán para el consumo humano y el de los animales. Las maretas no son exclusivas de Lanzarote, pero no resultaría descabellado pensar que allí nacieran y que desde allí se extendieran luego al resto de las islas, y tampoco que la idea y la manera de construirlas fuera de origen guanche (Cabrera Pérez et alii 1999: 115). Y en este sentido es pertinente señalar lo que de esta mareta dijo Bethencourt Alfonso en su Historia del pueblo guanche: "Jarnilla: Mareta que existió en Teguise hasta los tiempos de la conquista" (1991: 386).
Desde luego llamó extraordinariamente la atención a los primeros historiadores de la isla. Abreu Galindo, a fines del siglo XVI, dice respecto al agua en la isla de Lanzarote "que no hay otra sino la que llueve, la cual recogen en maretas o charcos grandes hechos a mano, de piedras" (1977: 58). Y el Padre Sosa, siglo y medio más tarde, en 1678, se refiere a las maretas de Lanzarote diciendo "que son unos hoyos muy grandes en donde la conservan de uno a otro invierno y es agua muy saludable" (1994: 46). Y ya en el último tercio del siglo XVIII insiste Viera en que "la escasez de fuentes ha obligado a los habitantes de Lanzarote a recoger las lluvias en aquella gran mareta que tienen junto a la villa capital, y en muchas cisternas y norias" (2014: I, 588).
La palabra mareta está en la toponimia de todas las islas, con la particularidad de que en La Palma designa los charcos de las costas que servían para endulzar los chochos. El DHECan de Corrales y Corbella lo considera simple canarismo a partir de mar más el sufijo -eta; el DHEHC de Morera, sin embargo, lo considera galicismo traído por los conquistadores normandos, y se basa para ello en ser precisamente Lanzarote y Fuerteventura las islas en que el término mareta se asentó primeramente, siendo estas dos islas justamente las primeras conquistadas por los normandos. Sea uno u otro su origen, el término mareta y su significado se configuraron en las hablas de Canarias al margen del significado que tiene en el español estándar de 'movimiento de las olas del mar cuando empiezan a levantarse, o bien a sosegarse después de agitación violenta'.
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