Hay en Fuerteventura un lomo que lleva ese nombre, descrito en la Toponimia del Cabildo de la isla (1999: I, 119) como una prolongación al sur de Morros del Junquillo, al oeste de Valle de Santa Inés, en el municipio de Betancuria. Aquí se registra como Lomo del Lialgo, mientras que en las fichas de Alvar aparece como Lomo de Lialgo, sin el artículo contracto, y como procedente del mapa militar que no pudo ser identificado en la tradición oral, es decir, que resultó desconocido para el informante que tuvo en esa zona. Mas no podemos dudar en este caso de la cartografía militar, de mitad de siglo XX, si el topónimo fue confirmado por las encuestas de campo realizadas por el Cabildo en la década de los 90.

Tampoco creemos que sea pertinente aquí el artículo del registro cabildicio, que en algún caso puede ser claro indicio de referencia a la propiedad de ese lugar por parte del antropónimo que le sigue, como por ejemplo, en la misma Fuerteventura, Valles de Ortega o Casillas de Morales. No encontramos una explicación a un antropónimo hispano que pudiera haber dado como resultado ese término toponímico, ni siquiera considerando que la L- inicial pudiera ser el resultado de un proceso de fonética sintáctica; es decir, no hallamos un nombre o apellido hispanos que respondan a Lialgo o a Ialgo. Pero tampoco tenemos una explicación, ni siquiera una apoyatura, para considerarlo guanchismo, más allá del parecido fonético con el topónimo Ligagao de La Gomera.