Majo

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/2255

Dice Torriani (1978: 37) que los antiguos aborígenes de Lanzarote llamaban a su isla Maoh, de donde los naturales se dijeron mahoreros; y un poco más adelante (pág. 41) que llevaban por zapatos un pedazo de cuero de cabra que llamaban maohs. Lo mismo atestigua Abreu Galindo (1977: 54), especificando que el nombre de mahoreros pertenecía por igual a los naturales de Lanzarote y de Fuerteventura, "porque traían -sigue diciendo Abreu- calzados de los cueros de las cabras, el pelo afuera, unos como zapatos, a quien ellos llaman mahos; y algunos quieren decir que el nombre propio de la isla se dijo de este nombre, maho". De la misma manera, el portugués Gaspar Frutuoso dice que el nombre de mahoreros se les aplica por igual a los "isleños" de Lanzarote y Fuerteventura, pero añade que ese término "en nuestra lengua quiere decir criadores de ganado" (1964: 97). De una manera poética también Viana recoge esta creencia:


Después, Fuerteventura y Lanzarote
que llamaban Yunonis y Pluytula,
y algunos Mahorata, se poblaron
de aquella gente desterrada de África
por distar menos leguas de su costa;
llamáronlos después los mahoratas
y agora por memoria mahoreros.
(Viana 1991: canto I, 320-326)


El nombre, pues, de majo se aplicó, en un principio, indistintamente a los antiguos habitantes de Lanzarote y de Fuerteventura, y de ahí que desde la investigación histórica se siga denominando en la actualidad a los guanches de Lanzarote como majos (por ejemplo, Cabrera Pérez et alii 1999, que lo ponen en el título de su obra), pero poco a poco el nombre de majo se ha ido reduciendo para denominar exclusivamente al aborigen de Fuerteventura. En la actualidad el gentilicio de los de Lanzarote es el de lanzaroteños (o dentro de las islas el de conejeros), reservándose el de majoreros solo para los de Fuerteventura.

El término majo, siendo de origen guanche, ha pervivido como apelativo en el habla popular de Canarias, pero solo en la isla de El Hierro, y allí, justamente, con la significación que ya le asignaban Torriani y Abreu: majos llaman los pastores herreños al rústico calzado (especie de abarcas) que ellos mismos usaron hasta tiempos recientes, siendo primero de cuero de ovejas o cabras y después de gomas de camiones. Nosotros mismos hemos llegado a ver a algunos pastores con majos (ver Trapero 1999b: 123-124), si bien ya a finales del siglo XX los únicos que los llevaban eran gentes que se vestían "de típicos" para alguna celebración de tipo tradicional, como por ejemplo en la Bajada de la Virgen de los Reyes1. Pero hasta la primera mitad del siglo XX era el calzado normal de todas las gentes campesinos de El Hierro, incluso de los niños, no solo de los pastores y hombres de campo. Nos ha quedado un retrato costumbrista impagable de este hecho en la visita que el clérigo José García Ortega hizo en 1931 al entonces pueblo de Taibique (hoy El Pinar). Dice que al llegar a él, "descendiendo con preocupación por una calzada muy pendiente que tiene los honores de calle principal", entró en la ermita y que al salir:


me rodea una chusma de chiquillos vivarachos, de tez morena, quemada por el sol; todos llevan los pies envueltos en majos. El majo es el calzado rudimentario que usaron los guanches y todos los pueblos primitivos; un pedazo de zuela (sic) curtida en el país que se dobla hacia arriba por los lados del pie, sujetándose con una correa; observo que algunos han sustituido la zuela por un trozo de cubierta de neumático; la sustitución parece que no es recomendable: el caucho se calienta demasiado y produce malestar, acabando por ulcerar los pies (García Ortega 1931: 174).


El nombre de majos en El Hierro lo habían constatado antes, entre otros, Bethencourt Alfonso (1991: 241 y 247), Álvarez Delgado (1946: 164), Rohlfs (1954: 94) y Alvar (ALEICan, II, 538). Álvarez Delgado transcribe majo y maho -con h aspirada, no sabemos por qué, pues siempre suena la velar fricativa sorda-. No se tiene constancia de la existencia del término en el resto de las islas, salvo en La Gomera, en donde, según testimonio reciente de Perera López (2005: 13.29), se usa en algunos lugares la expresión "¡quítate esos majos!" con la referencia a cualquier tipo de calzado que sea relativamente grande, viejo o de forma tosca. En Tenerife, según el mismo Álvarez Delgado, al calzado guanche se le llamaba jerco.

Esta primera documentación de la palabra majo en Lanzarote y Fuerteventura ilustra muy bien lo que pudo ocurrir con otras muchas palabras de origen guanche que se han convertido en comunes y generales en Canarias: que siendo propias de esas dos islas, o de una sola en particular, y por haber sido ellas las primeras islas conquistadas se convirtieron en el centro difusor del vocabulario guanche al resto del Archipiélago. Pero ese proceso tuvo que ser en época hispana y por obra de los nuevos pobladores de las Islas, pues no hubo ni una sola palabra en época guanche que fuera común a todas las hablas insulares (o al menos no tenemos constancia de ello). Y esto debió ocurrir con majo, con gofio y con una larga serie de voces plenamente "pancanarias", como tamarco,gánigo, tabaiba, tarajal, guanil, gambuesa, etc. Incluso también con otras voces que sin ser de origen guanche tomaron en las islas más orientales de Lanzarote y Fuerteventura la carta de naturaleza propiamente canaria, como pueden ser jable, mareta y malpaís y, desde luego, guanche, tal como hemos argumentado en la entrada Gofio.

Para constatación de las referencias históricas de majo por parte de Torriani y de Abreu Galindo queda la toponimia actual de ambas islas, Lanzarote y Fuerteventura (y solo en ellas), en las que pervive el término Majo con la referencia a sus respectivos aborígenes: siete veces en Fuerteventura (en los municipio de Tuineje, ANT y BET) y seis en Lanzarote (en los de HAR, TEI y TIA), y tanto en singular (ocho veces) como en plural (cinco). Con referencia a sus respectivos aborígenes, decimos, aunque los topónimos no tienen por qué ser todos ellos de la época de la conquista, pues han podido haber nacido más tarde para señalar aquella referencia. En esos topónimos aparecen registros como Casita de los Majos, Cueva de los Majos, Carrera los Majos o Lomo del Majo que nacieron para referir lugares o con restos aborígenes o de utilización de ellos; pero topónimos como Cortijo el Majo o Majaditas del Majo podrían deberse a registros mucho más modernos.

Insistimos en que el término majo no es en la actualidad de uso común en Lanzarote, y que popularmente se desconoce la asociación de los naturales aborígenes con esa palabra2; al contrario, a los aborígenes de Lanzarote, como a los de todas las islas (y no solo a los de Tenerife), se les llamó guanches, y así sigue reconociéndose en la tradición oral de hoy en día, como constatamos expresamente entre nuestros informantes. Una prueba irrefutable de la pertenencia del término guanche a la lengua de Lanzarote (como a la de todas las demás islas) y, por tanto, de su referencia a los nativos aborígenes (de cada una de ellas), es la pervivencia del término guanche y variantes léxicas en su toponimia. En el minucioso estudio que dedicamos al asunto (Trapero y Llamas 1998: especialmente 140-147), dábamos cuenta de hasta siete topónimos que en Lanzarote llevaban dicho término, según la información que por entonces nos había proporcionado Agustín Pallarés, profundo conocedor de la toponimia de Lanzarote, y que se concentraban especialmente en la zona este del municipio de Haría (en los malpaíses del Volcán de la Corona) y en las cumbres de la zona de Femés. Ahora podemos precisar más (Trapero y Santana 2011: 71): el número exacto de topónimos que llevan el término guanche y la ubicación geográfica de cada uno de ellos:


Topónimo

mun.

mapa

Casas de los Guanches

HAR

10.26

Casas de los Guanches

HAR

10.8

Cueva de los Guanches

HAR

10.26

Cueva del Guanche

HAR

4.109

Guanche, El

YAI

13.44

Lajío de los Guanches

HAR

10.27

Peña del Guanche

YAI

13.27

Pico el Guanche

YAI

13.43


Aunque cierto es que Majo pervive también en la toponimia viva de Lanzarote, sin duda con la referencia a los aborígenes, pero habiéndose perdido del habla común y popular de la isla:


Topónimo

mun.

mapa

Casita de los Majos

HAR

10.104

Cortijo el Majo

TEI

9.148

Cueva de los Majos

TEI

7.75

Cueva de los Majos

TEI

7.149

Guardia de Majo, El

TIA

12.85

Majo, El

TEI

9.131

Morro del Majo

HAR

4.40

Piedra de los Majos

TEI

6.117

Playa del Majo

TIA

6.138

Últimamente, Antonio Tejera ha postulado la hipótesis de que los nombres de las islas de Canarias provengan de los etnónimos con que se conocía a los primeros habitantes de cada una de ellas. Esta teoría es muy atractiva desde el punto de vista antropológico, pero tiene muchos vacíos desde el punto de vista filológico, e incluso histórico, atendiendo al supuesto poblamiento de las Islas Canarias, como hemos puesto de manifiesto en la voz Gomera, a propósito del gentilicio gomero. Pues en el caso concreto de la denominación de majos a los aborígenes de Lanzarote y Fuerteventura, cree Tejera Gaspar (Tejera, Chávez y Montesdeoca 2006: 92-96) que debería explicarse a partir de la etnia de los maxies o mazyes, quienes, según Heródoto en el siglo V a.C., vivían en la Numidia, en el actual país de Túnez, y que al decir de Heródoto se dedicaban a labrar la tierra: "Estas gentes -sigue diciendo el historiador- se dejan crecer el pelo en la parte derecha de la cabeza y, en cambio, se lo afeitan en la parte izquierda, además se embadurnan el cuerpo con minio" (ibíd.: 96). A esta misma línea interpretativa se suma Reyes García (2004b: 84-86) quien propone como etimología para la voz canaria majo un hipotético término bereber mahar < (a)mazar con el significado de 'país, tierra, patria', y literalmente 'el (lugar) primero'.

Cree Abercromby (1990: 60) que la palabra majo es inexplicable desde el bereber, aunque aporta las voces del dialecto taitoq abohog y tabohak, y la del dialecto awelimmiden ebusege para el significado 'zapato' o 'calzado viejo', muy lejanas desde el punto fonético de la voz guanche.

Wölfel trata de la voz majo en distintos puntos de sus Monumenta (especialmente 1996: 619-620), con una amplísima documentación de variantes y con un resumen de todo lo que se ha dicho sobre ella, incluso sobre su significado (que va desde 'criadores de ganado' hasta 'calzado'), así como de los paralelos bereberes que cree correspondientes. Lo vincula con el elemento bereber ah 'quitar la piel, despellejar', con tamhit 'bolso de piel', documentado en el diccionario del Ahagar del célebre monje Charles de Foucault, y propone finalmente *maho, voz no atestiguada en el bereber con el valor de 'envoltura de piel para el pie'.

Lo que raya en el disparate son las traducciones que algunos autores diletantes, sin crítica ni fundamento, y sin base alguna, han dado de la etimología de algunas palabras guanches que han pervivido como apelativos en el español de Canarias, como hace Juan Francisco Delgado, autor del libro Canarias, islas y pueblos, que el Gobierno de Canarias editó con motivo del Día de Canarias de 2007 con una tirada de muchos miles de ejemplares, y donde se dice literalmente que majo (y también majorero) significa 'el noble y libre' (pág. 12).

No consideramos vinculadas a majo las voces que aparecen en la toponimia de La Gomera Majona y Majorra, que estudiamos en su lugar. Pero sí son derivados de majo los topónimos Majorero y Majorera, repartidos por todo el Archipiélago, con sus respectivos plurales, todos ellos de implantación en época hispánica, y seguramente también con referencia a descendientes de la isla de Fuerteventura.

1 Hay muchos pastores que todavía los conservan. Uno de nuestros informantes, Fernando Gutiérrez nos decía que los primeros zapatos que usó fue a los 14 años, para ir a Cuba, en el año 1920; pero antes solo majos.

2  Así es, en efecto, en la actualidad. Sin embargo, en el tiempo en que Verneau visitó la isla, a finales del siglo XIX, la palabra seguía viva y con la misma significación que aún tiene en la isla de El Hierro, la de 'calzado rústico de piel'. Así describe Verneau el vestido del campesino lanzaroteño: "Su vestido es muy somero: una camisa, unos calzones, la faja, largo cinturón con el que rodean varias veces el talle, un chaleco sin mangas, zapatos de piel de cabra con el pelo hacia fuera y que llaman todavía mahos, es todo el vestuario" (1981: 139).

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ISLA   FUERTEVENTURA, LANZAROTE


MUNICIPIO    Teguise, Tías, Haría, Tuineje, Antigua, Betancuria, Tinajo


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