Si ya sospechábamos que tras varios de los topónimos que llevan el término Manco, en singular, podría subyacer un étimo guanche, por la forma en que se configuran morfosintácticamente esos topónimos y por el tipo de accidentes que nombran, mayores sospechas despiertan los que tienen el término Mancos en plural. Son dos: un barranco de la parte alta de Icod de los Vinos con el solo nombre de Los Mancos (Pérez Carballo 2011: 30 E1), y una cañada de La Gomera que pasa por el interior del pueblo de Arure también con el solo nombre de Los Mancos (Perera López 2005: 13.41).

Aquí cabe comentar una anécdota. Preguntando Perera López a sus informantes de Arure por el significado de ese topónimo la respuesta fue simple: "porque había gente manca". Respuestas de este tipo son las que uno puede esperar si se consideran únicamente las palabras por las que se pregunta y cuando estas tienen la condición de ser apelativos en las hablas locales, pero es obvio que están guiadas por la etimología popular, ese tipo de asociación onomasiológica que tantísima importancia tiene en la evolución de una lengua histórica y que tan capital presencia tiene en la toponimia de cualquier lugar, mucho más en regiones como Canarias en que se han sucedido lenguas y culturas radicalmente distintas.

Basándose en la toponimia de La Gomera y a la vista de los accidentes nombrados se inclina Perera López a pensar en que esos Mancos pueden referirse a los charcos que hay en los barrancos.