Mocán

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/2420

Mocán es término común en todo el Archipiélago para designar el árbol endémico de Canarias identificado científicamente como Visnea mocanera. Es este un árbol de la familia de las teáceas, que llega a alcanzar los 10 m de altura, de tronco delgado y muy ramificado, con hojas lanceoladas, flores blancas en forma de campana que cuelgan en racimo y unas frutillas que empiezan siendo verdes, después se tornan en rojizas y acaban siendo negras al madurar. Estas frutillas, del tamaño de un garbanzo, se llaman, al igual que el árbol, mocanes, pero también yoyas, y pueden ser comestibles. En algunos lugares se ha llegado a distinguir el árbol del fruto dando al primero el nombre de mocanero y al segundo el de mocán. Este es el caso, por ejemplo, de La Gomera, en donde esa distinción se ha hecho neta y se ha convertido en norma lingüística, seguramente por seguir con la norma general canaria de denominar a los árboles frutales con el sufijo -ero (manzanero, naranjero, almendrero, etc.), frente al de sus respectivas frutas (manzana, naranja, almendra, etc.).

El término mocán aparece en el DLE con la condición de "canarismo", y de él ha pasado a otros diccionarios generales del español; sin embargo, solo en algunos diccionarios dialectales canarios se especifica que la voz es de origen guanche.

El árbol vive en todas las islas, excepto en Lanzarote, razón por la que su nombre ha quedado también en la toponimia de todas ellas. Más de 160 topónimos hemos registrado en el Archipiélago con este nombre, contabilizadas todas sus formas de variación morfológica. La relativa repartición de estos topónimos en las islas depende de dos variables: de la potencialidad de presencia de este árbol en la geografía de cada isla, mucho más común en las islas occidentales que en las orientales, y de la minuciosidad de los registros toponímicos con que contamos: la más rica, La Gomera con más de 90 registros, seguida de La Palma con más de 30 topónimos, El Hierro con 27, Tenerife con 22, Gran Canaria con 13 y Fuerteventura con 1. Es digno de señalarse la ausencia de este nombre en la toponimia de Lanzarote, precisamente por la ausencia del árbol en esa isla.

Respecto a su variación morfológica conformada toponímicamente predominan el término simple Mocán (con más de 80 registros) y el derivado Mocanero (con 40), con sus respectivos plurales Mocanes y Mocaneros. Esta segunda forma Mocanero explica su abundancia en la toponimia por haber llegado a ser la denominación moderna preferida para el árbol, de tal forma que, como señalamos antes, en la lengua común de varias islas se prefiere reservar el término mocán para la frutilla y el de mocanero o mocanera para el árbol; así, debe entenderse que los topónimos con el simple nombre de Mocán son más antiguos que los de Mocanero. A su vez, en la isla de La Palma es común la variante Bocanero para Mocanero, mientras que en La Gomera se registra esta variante una única vez. Seis veces aparece también el término Mocanera, en femenino, en las islas de El Hierro, La Palma, Tenerife y La Gomera, o sea, en las más occidentales. Aparece también el colectivo Mocanal en estas islas, siendo en El Hierro muy común y uno de ellos el nombre de la principal población del norte de la isla: El Mocanal. Varios diminutivos se registran también: Mocanito y Mocanillo en Tenerife, Mocasita en El Hierro y Mocancitas, Mocancillo y Mocancillos en La Gomera, todos ellos bien explicables. Más extraña es la forma Mocana que parece dos veces en la toponimia de La Palma y otras dos en Tenerife y que interpretamos como un arcaísmo. Vale la pena reflejar esta recursividad y variabilidad morfológica en la siguiente tabla:



Topónimos

C

F

G

H

P

T

Total

Bocanero



1


5


6

Mocán

7

1

32

14

14

15

83

Mocana





2

2

4

Mocanal

1


1

5

1


8

Mocancillo



7




7

Mocancillos



1




1

Mocancitas



3




3

Mocanera



1

2

1

2

6

Mocanero



32


8


40

Mocaneros



7


3


10

Mocanes

5


6

4


1

16

Mocanillo






1

1

Mocanito






1

1

Mocasita




2



2

TOTAL

13

1

91

27

34

22

188



En otras ocasiones hemos dicho que los topónimos que toman el nombre de la flora lo hacen prioritariamente desde el nombre colectivo de la especie de que se trate, tanto sea de origen guanche (Tabaibal, Berodal, etc.) como castellano (Pinar, Palmar, Sabinal, etc.), lo cual es lógico, porque como marca referencial del terreno más significativo es un mediano o gran bosquecillo que no un solo árbol. Pero no se sigue esa norma general en el caso del mocán, pues es la forma singular, El Mocán, así, sin ningún otro complemento, el topónimo más abundante de toda la serie, como monumento vegetal y paisajístico capaz por sí mismo de referir un punto del terreno. Dos casos hay en la isla de El Hierro singulares que sí tienen adjetivación: uno es el Mocán Oscuro, por el color de sus hojas, y el otro el Mocán de la Sombra, por la frondosidad de sus ramas y por lo protectoras que eran para los que bajaban o subían por el Camino de Jinama. Pero en La Gomera son más los que tienen una adjetivación de color: Amarillo, Azul, Blanco, Mulato, Negro, Oscuro y Negro; otros que se identifican por alguna característica sobrevenida, como Mocán Quemado o Mocán Rayado; y finalmente otros por otras características varias, como Mocán Gordo o Mocán Gacho.

De la abundantísima documentación histórica recogida por el DHECan en que se cita este término, se desprende que era árbol muy abundante en las islas y que su nombre fue bien asimilado desde el principio por los nuevos colonos, pues apenas si existe variación en su denominación: mocán, moçan y mocana, siendo el plural en todos los casos mocanes. El primer documento que lo cita es aún del siglo XV, de 1495, y justamente en un contexto en que se expresa que el fruto del mocán era comestible: "e que avían respondido que avían salido a comer mocanes". Del uso que los aborígenes de Canarias hicieron de esta fruta nos dan cuenta los cronistas y primeros historiadores, como Espinosa, Abreu Galindo o Frutuoso, al igual que después repetirían Viana, Gómez Escudero, Núñez de la Peña, Viera y demás. Todos dicen que era una de las frutas que los naturales consumían naturalmente, pero Abreu añade que los de Tenerife hacían miel con ella, a la cual miel llamaban chacerquen y a la frutilla del mocán, yoja (Viera dirá que la palabra era yoya).


Hacíanla así -sigue diciendo Abreu-: Tomaban los mocanes cuando estaban muy maduros y poníanlos al sol tres o cuatro días, y después los majaban y echaban a cocer en agua, y embebíase el agua y quedaba hecho arrope, y colado con unos juncos hechos como harnero lo guardaban, y de éste usaban como medicina para cámaras, que esta enfermedad era y es muy ordinaria en esta isla, y de dolor de costado, de que morían (1977: 298).


Pero también las crónicas modernas hablan del uso que de la fruta del mocán siguieron haciendo los canarios, sobre todo en época de carestía, comiéndola bien fuera directamente o molida en forma de gofio. Dice Bethencourt Alfonso: "El sabor no es ingrato, dulzaino un tanto estíptico y de efectos astrigentes. Abundan en gran escala y ofrecían su mejor sazón para los meses de junio y julio" (1991: I, 301, n. 41).

Un largo y entusiasta artículo dedica Viera y Clavijo a este árbol en su Diccionario de historia natural de las Islas Canarias (2014: II, 198-203) llamándole mocanera y diciendo que "era las delicias de los antiguos moradores por el gusto con que comían su fruto, que llamaban yoya, y por el chacerquen o meloja medicinal que de él hacían". Dice además que el primer botánico que dio a conocer el árbol en Europa fue el inglés Francisco Masson en 1778, quien se lo comunicó al hijo de Linneo y este lo publicó en el Suplemento a los géneros y especies de plantas de su ilustre padre. Hace una descripción detalladísima tanto del árbol como de la fruta y recrea toda la información que las fuentes antiguas contienen sobre el uso que los aborígenes hacían de sus frutos, y concluye con una advertencia ecológica, tan adelantada a la vez que tan actual, que nos parece de hoy mismo: "Concluyamos este artículo con el lamento de que un árbol tan particular, y por decirlo así tan nuestro, vaya desapareciéndose de las Canarias, puesto que no se procura multiplicar como es razón".

De su condición de guanchismo casi nadie duda, aunque nadie hasta ahora haya aportado paralelos bereberes que lo expliquen, ni siquiera Wölfel (1996: 677). Nuestro colaborador Abrahan Loutf piensa que podría tratarse de una forma construida con el prefijo m- (como Maguez, Mafasca, Marzagán, Masca, Muñique, etc.) y que podría relacionarse con las voces canarias amagante y tamagantera y con la bereber tamegant, todas ellas con un valor fitonímico. La inicial de todos estos topónimos permite hacer un acercamiento con la estructura general de un determinado vocabulario que, en el bereber, empieza por los prefijos: am- (masculino singular) y tam- (femenino singular o diminutivo) como, por ejemplo, amasay (mas.) / tamasayt (fem.) 'el/la portador/a', amaray (mas.) / tamarayt (fem.) 'el/la sustituyente', amarir (mas.) / tamarirt (fem.) 'el/la cantante' etc., que expresan la acción de los verbos asi 'llevar', ari 'sustituir' e irir 'cantar'. El habla chelja proporciona una forma bastante cercana al registro canario: amgan, por epéntesis de o y ensordecimiento de g > c, pero con el significado de 'matorral' o 'maleza, monte'.

Finalmente, dos nuevos autores se han pronunciado sobre el origen bereber de esta palabra guanche. Reyes García (2004e: 84), para poder explicarla, presupone un hipotético *bakan, con cambio posterior de b > m, por nasalización, a partir de la forma abaka que aparece en la obra de Laoust (Mots et choses berbéres, p. 472) con el significado de "fruit du jujubier sauvage de petites espèce". Y Perera López (2005: 21.80) advierte que Wölfel, en otro lugar de sus Monumenta (1996: 588), al analizar las distintas expresiones prehispánicas para la voz higuera, aporta el siguiente paralelo: imótkan 'higo fresco' (Nefusa B). Desde esa cita supone Perera López "que los frutos maduros de la Visnea mocanera recuerdan por su forma y color oscuro al aspecto que tendrían unos higos de muy pequeño tamaño, además de que ambos frutos son comestibles. Es por ello que a la vista de la voz citada por Wölfel planteamos la hipótesis de que el término mocán sea en origen un plural masculino indígena y que pueda significar literalmente higos".

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ISLA   EL HIERRO, LA PALMA, LA GOMERA, TENERIFE, GRAN CANARIA, FUERTEVENTURA


MUNICIPIO    Barlovento, Frontera, Garafía, Granadilla de Abona, San Cristóbal de La Laguna, Las Palmas de Gran Canaria, La Matanza de Acentejo, Pájara, El Paso, Los Realejos, San Bartolomé de Tirajana, San Miguel de Abona, Vega de San Mateo, Tijarafe, Valverde, Valleseco, Vallehermoso, San Sebastián de La Gomera, Hermigua, Agulo


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