Orotaba / Orotava

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/2571

Topónimo principal de Tenerife al nombrar una de sus poblaciones mayores y de más importancia histórica, además de ser uno de los municipios de la isla más citados incluso fuera de la isla por tener dentro de su demarcación el Teide y las Cañadas del Teide, convertidos en Parque Nacional del Estado español y en Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Lo escribimos con b, conforme a los criterios ortográficos expuestos al comienzo de este diccionario para los nombres de origen guanche. Quizás sea este de la Orotaba (junto al de Ermigua y otros pocos más) el caso más llamativo de las propuestas de cambio ortográfico que proponemos, por lo asentado que está en nuestra conciencia visual el verlo siempre escrito con v, pero es solo conciencia visual, no puede ser auditiva, porque su sonido es siempre el bilabial sonoro [b]; es, como hemos dicho tantas veces, el "fetichismo" que la letra impresa impone en la conciencia lingüística de los hablantes. Si tuviéramos que escribir ese nombre ahora, por vez primera, sin tener -como no tiene- ningún motivo etimológico que lo vincule a una escritura previa, nadie dudaría en escribirlo con b, que es la consonante que en español mejor representa el sonido único que tiene. Y el único que previsiblemente tuvo siempre. El cambio que proponemos no conlleva nada más -ni nada menos- que la fidelidad de la escritura a la oralidad, sin más trascendencia que el de la simple y cambiante ortografía. Por lo demás, en registros antiguos tanto aparece escrito con b como con v, pero también con h- inicial, y en este caso nada ha pasado al olvidarnos para siempre de esa grafía inicial que nada representaba en la pronunciación de la palabra. Y muy posiblemente en la fijación de la escritura con v estuvo la asimilación que de este topónimo se hizo con la palabra española octava o alguna otra similar. Lo que sí debe tener una explicación es la forma con que se ha fijado el topónimo en la actualidad, siempre con el artículo, La Orotaba, como si de un apelativo con significado conocido en el español se tratara.

En cuanto a la cartografía antigua, como Horotava aparece en el interior del mapa de Torriani (1978: 173), pero como Orotava en el de Briçuela y Casola (2000: 56); Puerto de la Orotava puso Riviere en el exterior de su mapa (1997: 74), pero Puerto de la Horotaba este mismo autor en otro lugar del mismo libro (pág. 125) y Villa de la Orotaba en otro lugar (pág. 61); finalmente, como Villa de la Orotava y Puerto de la Orotava se cita en el mapa de Quesada y Chaves (2007: 168).

Como uno de los lugares más privilegiados de la isla se califica el sitio en que se asentó este pueblo de Tenerife. Viera dice en su Historia de Canarias: "Yace a la falda del monte, de donde se levanta el Teide, casi a 3 leguas de su cima, bajando del sur a norte y recostada sobre un terreno desigual. Domina sobre el valle más rico, más ameno y más delicioso del mundo. Se cree que no hay legua y media de tierra que produzca ni valga tanto" (1982: II, 410). Pareciera que Humboldt había leído este texto de Viera cuando, según es anécdota del dominio común, en su estancia en Tenerife camino de América en los últimos años del siglo XVIII, asomado por vez primera a la visión completa del Valle de La Orotaba, se arrodilló y extasiado dijo que era el paisaje más hermoso que sus ojos habían visto en el mundo. Y mucho antes el clérigo açoriano Gaspar Frutuoso había escrito en el capítulo de sus Saudades dedicado a la isla de Tenerife que "la villa llamada Orotava" tenía unos 300 vecinos a finales del siglo XVI, que eran "ricos labradores de pan, vino y azúcar como la ciudad, donde también hay mercaderes ricos y los mejores jinetes de todas las islas", que estaba situada en "un fresco sitio de aguas y verduras", y otras varias cosas más (1964: 106), aunque falte aquí la interpretación del significado del nombre que lleva por topónimo, en contra de lo por él solía hacer de los nombres de las Islas, sobre todo los de más extraña nomenclatura.

La ciudad de La Orotaba fue fundada por el Adelantado Alonso Fernández de Lugo en el mismo año de acabada la conquista de Tenerife, en 1496, poblándose "de la gente más granada y de más lustre que a la isla vino", como dice Alonso de Espinosa (1980: 123), entre ellos el sobrino del Adelantado, el influyente personaje Bartolomé Benítez de Lugo, siendo su primer alcalde Alonso Pérez de Navarrete. Esta distinción de nobleza que siempre ha tenido La Orotaba la destacó así mismo el gran naturalista alemán Alexander von Humboldt a su paso por Tenerife en unos días de junio de 1799. Durmió en La Orotaba dos días, antes y después de su excursión al Teide, así que la conocidó directamente. Y de la Villa dice que las calles le parecieron "muy solitarias, las casas sólidamente construidas, pero de un aspecto lúgubre, pertenecen casi todas a una nobleza acusada de ser muy orgullosa, designándose ella misma con el fastuoso nombre de doce casas" (1995: 102). Pero unas páginas más adelante de su Viaje a las Islas Canarias dice de La Orotaba que en ella vivían "personas que tienen gusto por las letras y por la música y que han transplantado en estos lejanos climas la amenidad de las sociedad de Europa", hasta el punto de sobresalir con el pobre panorama cultural de España y de las colonias españolas americanas, pues -dice- "con la excepción de La Habana, las islas Canarias se asemejan poco a las demás colonias españoles" (ibíd.: 128)

El poeta Díaz Tanco también se acordó de esta villa y la menciona en la estrofa 26 de sus Triunfos canarios (h. 1520):


Do el Adelantado magnífico estaua
varón valeroso de noble esmaltado
don Pedro Hernández de Lugo nombrado;
en el tagatense do gran guerra daua
cercado de guanches allá en la Orotaua
le vi reposado do la Verbería
rescibe gran gloria porque la porfía
que contra ella touo ya se le aplacaua.


Según el geógrafo Antonio Riviere (1997: 61), a mitad del siglo XVIII la Villa de la Orotaba contaba con 635 vecinos; y con datos de 1746, un autor nacido en el mismo Valle de la Orotaba, el ilustrado Dámaso Quesada atestigua que tenía 653 casas y 2.820 personas, con dos parroquias: la de la Villa de Arriba, nombrada como Farrovo, y la de la Villa de Abajo (2007: 223 y 227).

Pero antes de la conquista ya había sido lugar importante para los aborígenes, pues fue "cabeza del reyno principal [de la isla] que se llamó Taoro, y por este título es conocido este partido", que dice el Obispo Dávila en sus Constituciones Synodales (cit. Riviere 1997: 70); lo mismo que dijo Viera: "Fue esta villa cabeza y corte del reino principal de los guanches, llamado Taoro, con cuyo nombre se conoce todavía este partido" (1982: II, 411). Abreu Galindo precisa que en la conquista de Tenerife Alonso Fernández de Lugo, partiendo de La Laguna, pasó por los reinos de Anaga y de Tacoronte y de Tegueste sin que le hiciesen resistencia, "marchando el campo hasta La Orotava, donde tomaron algún ganado, corriendo la tierra de La Orotava (que los naturales llamaban Arautapale) visto por los guanches todos" (1977: 317).

De muchas formas aparece escrito el nombre en los primeros Acuerdos del Cabildo de Tenerife (1949): Araotava, Aerotava, la Arotava, Araotava de Taoro, Taoro de Araotava y otras varias. Y en uno de esos acuerdos se dice: "Yten en la forma susodicha, dió aplicó para los propios desde Ysla, conviene a saber: el [bodegón] de camyno de Taoro; yten otro en la caleta del Aerotava; yten otro en la caleta de Fernando Castro; yten otro en Ycode y Taoro; y otro en la caleta de Garachico, que se dize la caleta del ginovés, e generalmente todos los bodegones desde la punta de Dabte fasta la punta de Naga, por barlovento" (1949: doc. 844). Y en una data de Tenerife, fechada en 1508, Alonso Fernández de Lugo concede a Juan Beltrán "cuatro cayces de tierra de sequero en Taoro, como pasamos de casa del Rey Benytomo, que se llama el Aravtaba" (Serra 1948: doc. 698). Este breve texto es para nosotros de mucho interés, no solo porque en él se escriba con b, como proponemos, sino sobre todo porque de él se deduce que, en un principio, el topónimo Orotaba no era sino un punto muy concreto del territorio de Taoro, aunque principal porque era en él en donde vivía su rey.

Son dignas de poner en orden las múltiples formas con que este topónimo se ha registrado en la documentación canaria a partir de la investigación exhaustiva que hizo Wölfel para sus Monumenta (1996: 955-956), porque ellas nos ilustrarán sobre la problemática que este topónimo encierra desde el punto de vista de la expresión; las ponemos en orden alfabético: A oro tava, Anantaba, Aotava, Aracifapale, Araotaba, Araotava, Aratava, Arautaba, Arautapala, Arautápala, Aravtabo, Aravtava, Arotava, Aurotápala, del Aravtava, dellaravtava, el Aravtava, el Araotava de Taoro, el Arautaba, el Arabtaba, el Araotava, Horotava, la Arabtava, la Orotava, Laraotava, Orotápala, Orotava y Taoro del Araotava.

En efecto, no todas estas escrituras merecen el mismo crédito, pero sí muchas de ellas, pues proceden de registros muy tempranos y directamente tomados de la tradición oral, como son los asientos en las Datas de Tenerife. Son indiferentes a la oralidad la alternancia de v/b en todas las posiciones en que aparecen; no son significativas las grafías variantes v/u intermedias y la h- de algunas entradas; y parece simple errata la entrada Anantaba. Sin embargo, merecen consideración las formas tipo Arautaba, Aravtava, Araotaba o Arabtava que manifiestan la presencia de un sonido intermedio que se ha perdido en la forma que se ha fijado definitivamente. El segmento con que comienzan muchas de estas formas ara-, aro- o ar-, elemento bien conocido "pero cuya función nos es aún desconocida", según confiesa Wölfel (1996: 955), puede que sea el elemento prepositivo del bereber equivalente al español 'lugar de'. Igualmente deben de tenerse en cuenta las formas con el artículo español, sea el masculino o el femenino, que finalmente se ha fijado en el femenino y se ha hecho constitutivo del topónimo La Orotaba. Ese artículo español presupone que el término orotaba fue interpretado desde el español como un apelativo, aunque fuera solo en un momento inicial y breve del cambio de lenguas en la isla; y esa condición es la que manifiestan igualmente los registros del Aravtava o dellaravtava y las expresiones el Araotava de Taoro o Taoro del Araotava, aunque estas añaden un rasgo nuevo, la pertenencia de un lugar a otro. Finalmente, volvemos a llamar la atención sobre la escritura con v de este topónimo que se ha fijado modernamente. Ya se sabe que las grafías v/b no tienen repercusión fonética en el español actual, y que en el caso de los nombres guanches es totalmente arbitraria una u otra, pero conforme a los criterios escriturales que hemos expuesto en la introducción de este diccionario es más acorde con el fonema /b/ la grafía b que la v, razón por la que proponemos la aplicación sistemática de este criterio en todos los topónimos guanches. Es cierto que, en este caso, estamos ya acostumbrados a escribir y ver escrito Orotava, pero ya puede verse que nuestro criterio está también respaldado por muchas escrituras antiguas como Orotaba.

La pertenencia de La Orotaba al antiguo reino guanche de Taoro es circunstancia que fue dicha literalmente por Espinosa: "El reino de Taoro, que ahora llaman Orotava" (1980: 41) y fue glosada en verso por Viana:


Vuelto al revés el nombre de Taoro,
se llamará Orotava por grandeza,
un pueblo bello, que en sus tierras oro
descubra el corvo arado pieza a pieza.
(1991: canto XV, 247-250).


Pero adviértase que en la valoración del poeta lagunero el nombre prehispánico era Taoro mientras que Orotava es nombre creado por los españoles a partir del recurso de volver al revés el nombre primitivo y que le da como impronta la partícula oro como símbolo de la feracidad futura de sus tierras. Este ingenioso trueque de la palabra fue desarrollado más explícitamente por Quesada y Chaves en su Canaria Ilustrada en la segunda mitad del siglo XVIII, que dice: "Cuio nombre Orotava, quieren que venga de una hija del Rey de Taoro nombrada Orotava que lo habitava; aunque otros quieren que venga de un chistoso pasaxe entre Lugo y cierto conquistador, que preguntando este dôde iba el Genereral (sic) el sig.te dia, le fue respondido, que iba a Taoro, y queriendo el interrogante que le puciese otro nombre, dixo Lugo que se conformava con tal q. no se le ocultase el sonido oro, y leiendo a el reves se pronuncio Oroataab, que como un poco aspera de pronunciar la dulcificaron mudando la ultima a, y poniendola en ultimo final se dixo Orotaba" (2007: 221-222). Pero todo ello no puede sino proceder de una ingeniosa leyenda.

Y nos quedaban sin comentar las formas más anómalas de las recopiladas por Wölfel: las del tipo Aracifapale, Arautapala, Arautápala, Aurotápala y Orotápala, todas ellas procedentes por deformación o por copia errónea de Arautapale, que es como dijo Abreu Galindo que "los naturales" de la isla llamaban a la tierra o valle de la Orotaba (1977: 317). Y en absoluto hay que desdeñar este étimo formal, pues no solo lo atestigua Abreu. Consultadas las primeras Datas de Tenerife son multitud los documentos que desde los años inmediatamente posteriores a la conquista de la isla, cuando Alonso Fernández de Lugo inicia el reparto de tierras y de aguas entre los capitanes y soldados que habían participado en ella, se refieren a La Orotaba con las escrituras Arautaba y Arautava. Y estas formas son las que resultan intermedias en la evolución del nombre entre el original Arautapale de Abreu y el de La Orotaba actual. Y hasta es posible que el artículo español con que siempre se nombra este topónimo y la b con que proponemos se escriba estén también implícitos en la forma primitiva citada por Abreu Galindo, cuya inicial ar- o ara- interpretamos como prefijo del bereber y la -e final suponemos paragoge del español.

Más aún. Es la forma inicial citada por Abreu y las más evolucionadas de las Datas de Tenerife, las que mejor pueden ponerse en contacto con una voz alterada que pervive en el bereber actual: atafala es término común del chelja, con el sentido de 'pozo en donde el agua está a flor del suelo'. Y podrá verse que la interpretación de Wölfel y nuestra propuesta son coincidentes en el elemento 'agua', e incluso metafóricamente coincidente con la interpretación de Viana al que pareció oro la fertilidad y provecho de sus tierras. Wölfel dice que el radical debe de ser el segmento taba y que, aunque no sabe cómo interpretarlo, puede ponerse en relación con el bereber: taba / ti-bawin 'canal de riego' (1996: 955-956).

Nadie ha dudado del origen guanche del término. Y eso, en gran medida, a partir de la afirmación de Abreu Galindo de que Telde, Gomera y Orotava "son nombres que se hallan en el reino de Fez y Benamarin" (1977: 31-32). Por su parte De Luca (2004: 92-104) advierte el largo proceso de castellanización que tuvo este término, desde su original guanche, y aun antes bereber arrau-tt-aba 'el niño que ha muerto', hasta el actual Orotava, ejemplificando ese proceso evolutivo de la manera siguiente: arrauttaba > arautaba > arautava > araotaba > araotava > aratava > arotava > aorotava > orotava. Aparte de que en esta evolución propuesta por De Luca más hay de proceso escritural que de verdadera evolución fonética, extraña la significación de la etimología que se le propone para un topónimo; y lo explica diciendo que en un tramo del Barranco del Infierno existían unas cuevas donde, según la tradición oral, los guanches se metían para morirse, y que en esas cuevas se han descubierto restos infantiles.

Como simple curiosidad añadimos lo que Diego de Guadix dice de este topónimo en su diccionario de arabismos, creyendo que tanto este como los demás 35 topónimos canarios guanches que cita en su obra tenían esa procedencia: "Orotaua o La Orotaua, pueblo de Tenerife, que en el arábigo es taharu y que significa 'limpiaron o limpiado'; "y, corrompido, dicen Orotava" (2005: 856).

No es sin embargo una anécdota el registro que de este mismo nombre de La Orotaba aparece en la toponimia de La Palma, en el municipio de San Andrés y Sauces, como poblado situado entre Verada de las Lomadas y San Pedro. Así viene en el GAC (25 F5); en el corpus recolectado por Díaz Alayón no aparece como topónimo específico, pero sí como nombre de una zona de Los Galguitos identificada como El Plumar (1987b: 704); finalmente, en las fichas de Manuel Alvar sobre la toponimia de La Palma se citan dos topónimos: Orotaba y Lomo la Orotaba, transcritos ambos fonéticamente como [orotá:ba]. Y en la guía telefónica de la provincia de Santa Cruz de Tenerife aparece con el solo nombre de Orotava, sin artículo alguno, y a estos registros hay que darles mucha credibilidad, pues suelen haber sido tomados desde la pronunciación de las gentes locales (aunque otra cosa sea su ortografía). No podemos considerar pues este topónimo palmero como trasegado desde Tenerife, sino como autónomo y genuino de La Palma, tanto como puede serlo el tinerfeño.

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ISLA   LA PALMA, TENERIFE


MUNICIPIO    La Orotava


TOPÓNIMO VIVO, SIGNIFICADO PROBABLE

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