El Pijaral es un topónimo de Tenerife que da nombre a un lugar de cumbre de la Sierra de Anaga, municipio de Santa Cruz de Tenerife, caracterizado por la abundancia de píjaras, y este es el nombre que en Tenerife se aplica a los grandes helechos de monte. El topónimo ha sido recogido modernamente por Pérez Carballo (1992: 149), pero figura ya en la relación de términos guanches de Tenerife que Chil y Naranjo incorporó a su obra (2006: 303), aunque allí con la condición de "localidad", cosa que no lo ha sido nunca. No lo recogió como topónimo Bethencourt Alfonso aunque sí como nombre de una planta de Tenerife que no identifica (1991: 288). Finalmente, por la cita de Chil y otra de Benítez pasó a los Monumenta de Wölfel (1996: 1048) con las variantes Pijaral y Pijazal para las que hace el siguiente comentario: "No cabe duda de que estas palabras son idénticas y de que en una de ellas hay un error de grafía o de imprenta [se refiere a la segunda]. Cierto parecido lo tenemos en los vocablos españoles pizarra y pizarral. No contamos con paralelos [bereberes]". En definitiva, que en las citas antiguas no encontramos el significado de la voz píjara.

Y sin embargo tanto píjara como el colectivo pijaral son voces todavía apelativas en Tenerife, según las documenta el DDECan. Píjara es -según este diccionario- el "helecho perenne y vivaz cuyos frondes colgantes alcanzan más de dos metros de largo. Los estípites son rígidos, con escamas hacia la base, y los rizomas rastreros. Es una especie de riscos, en las zonas húmedas, con preferencia dentro del bosque (Woodwardia radicans)". Y pijaral es una "zona poblada de píjaras y, en general, de helechos".

Para su hipotética etimología, ver Pirguan.