Samora

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/2718

Constatamos la presencia de la palabra Samora o Zamora en la toponimia de todas las islas, excepto Lanzarote. Si bien la escritura se hace generalmente con z, conforme a la etimología y escritura de la capital española peninsular, en el habla se oye siempre /samóra/ conforme a la norma seseante dialectal canaria. Determinar cuál de las dos escrituras conviene en cada caso es cuestión que resultará del estudio que haremos a continuación.

Manuel Alvar recogió en Gran Canaria las expresiones tierra samora y tierra mora como variantes de expresión para los valores de 'arcilla, tierra rojiza' y de 'greda, tierra blancuzca que se queda pegada a los dedos' (ALEICan II, 773, GC 30 y GC 2, respectivamente). A ellas debe sumarse, también en Gran Canaria y en otras varias islas, la denominación de tierra barrienta, tierra colorá y otras variantes (cf. DDECan, tierra). Dos cualidades tiene este tipo de tierra, la de su color abermellado o morado y la de ser impermeable cuando se humedece, razón por la que se usaba mucho como "tierra de torta" para los techos de las casas rurales, pajeros y chozas. Pero ahora podemos añadir nosotros que este uso de la tierra samora para los techos de las casas rurales fue un invento que ya utilizaron los guanches, tal cual lo dice Abreu Galindo (1977: 159) y con más detalle describe Torriani la manera que tenían los canarios [de Gran Canaria] de hacer sus casas. Y aunque ninguno de los dos cita esa tierra por su nombre de samora, sí se refieren inequívocamente a ella: "Dichas casas -dice Torriani- cubrían con troncos juntados de palmas, y encima de ellos, para defenderse de las aguas de lluvia, hacían una costra de tierra, que todavía se usa hoy en Canaria" (1978: 99). Y sin conocer las citas de Torriani y de Abreu, dos clérigos posteriores que escribieron sobre las costumbres de los aborígenes lo vuelven a reiterar: el uno de Gran Canaria, el Padre Sosa, en el último tercio del siglo XVII, dice: "la qual tierra echaban moxada sobre las lajas y ramas pisándola de tal suerte y con tal fuersa que aunque lloviera muchos días continuos nunca les calaba el agua sino que corría por encima de la tierra sin pasar adentro ni una sola gota" (1994: 294), y el otro tinerfeño, Dámaso Quesada, en la segunda mitad del siglo XVIII, repite el mismo discurso: "Fabricaban unas cortas casillas de piedra seca sin varro sus paredes y cubiertas de leños los tapaban con un cierto varro de tierra y paxa para reparar el agua lluvia en lugar de texa" (2007: 305). Que ese sistema de cubrir las casas con barro fue un invento guanche lo confirma el texto de Quesada, pero que todavía se usaba en Gran Canaria a finales del siglo XVI es lo que asegura Torriani, y que siguió usándose hasta finales del siglo XIX es lo que testimonian autores como Zuaznávar y Verneau, estos confirmando el nombre de tierra samora que recibía y las cualidades de impermeabilidad que tenía, según podemos leer ahora en los textos reunidos oportunamente en el DHECan. Y no solo hasta finales del siglo XIX sino hasta hoy mismo: en las informaciones que Rosa Schuleter recogió de los habitantes de la zona de Arteara (sur de Gran Canaria, municipio de San Bartolomé de Tirajana) se dice la forma con que construían y alzaban sus viviendas "al modo antiguo": paredes de piedra viva, una viga de pino para la techumbre y sobre ella y sus travesaños "una capa de barro, tierra especial, tierra zamora y pinocha apisonada" (2009: 25-26).

Es posible que la voz samora / zamora tenga ya poca vigencia como apelativo en las hablas populares insulares, pero su presencia en la toponimia es tan abundante y está tan generalizada por todo el Archipiélago que resulta desafiante. Ningún otro nombre de capital o de provincia o de gentilicio español puede compararse con la presencia de Samora / Zamora en la toponimia de Canarias, ni siquiera el nombre de las propias islas. ¿Es que las islas de Canarias se poblaron de tantas gentes provenientes de la provincia castellano-leonesa como para que dejaran su huella en tantos lugares, y en lugares no poblados precisamente? Y de ser considerado el topónimo como proveniente de un antropónimo, específicamente apellido, ¿es que hubo tantos Zamora entre los conquistadores y pobladores de las islas?

Hasta 35 veces hemos registrado el topónimo Samora / Zamora, repartido entre todas las islas, a excepción únicamente de Lanzarote, y con las siguientes formas: Samora / Zamora, 30 veces; Samorana / Zamorana, 2 veces; y Samorano / Zamorano, 3 veces. El reparto del topónimo por islas es como sigue: 10 en La Palma, 9 en Gran Canaria, 7 en El Hierro, 6 en Tenerife, 2 en La Gomera y uno en Fuerteventura.

Aún sin conocer la motivación particular de cada uno de esos topónimos, la configuración morfosintáctica de alguno de ellos nos remite, en efecto, a un antropónimo. Es el caso en El Hierro de Juaclo Pedro Zamora (FRO, en La Dehesa) y de Cercado Zamora (FRO, en la parte de El Golfo), y en Tenerife de Finca Zamorano (LAG, en las cercanías de Bajamar) y Quinta Zamorano (PCZ, en las cercanías de San Antonio), en estos casos con referencia a una propiedad. Hay también en la parte baja del municipio de Los Realejos de Tenerife dos lugares ahora poblados llamados respectivamente Zamora Baja y Zamora Alta (GAC 106 C2) cuyo nombre principal proviene de un tal Juan de Zamora que recibió una data del Adelantado en 1505 para una plantación de caña de azúcar en el lugar, citada por Viera y Clavijo en su Diccionario de historia natural (2014: I, 382). Pero en el resto de los casos esos nombres los reciben o una montaña, o un barranco, o una caletilla, o una punta de costa, o una playa, o un erial, o unas tierras de color rojizo; o sea, cualquier accidente. Topónimos como los de Gran Canaria: Tierra Zamora (municipio de Santa Lucía de Tirajana), Barranco de Zamora (municipio de Valleseco) o Montaña Zamorana (municipio de San Bartolomé de Tirajana); de La Palma: Punta de la Zamora (municipio de Breña Baja) o Playa de la Zamora (municipio de Fuencaliente de La Palma); de Fuerteventura: Caletilla Zamora (municipio de La Oliva); de La Gomera: Barranco de Zamora (municipio de San Sebastián de La Gomera); de Tenerife: Montaña Zamorano (ROS); o de El Hierro: La Zamorana (municipio de El Pinar de El Hierro), parecen indicar claramente que se trata de orónimos referentes a un tipo de terreno determinado.

La asignación etimológica o la interpretación popular ha sido y es, sin embargo, en todos los casos, como referida a la ciudad peninsular de Zamora. Es el caso ejemplar de El Balcón de Zamora, nombre de un lugar bien conocido del municipio de Valleseco, en Gran Canaria, escrito siempre con z y que ha entrado así en los mapas, en los carteles de carretera y en la competencia lingüística de los habitantes de toda la isla de Gran Canaria.

Ni el diccionario de la Academia ni el de Corominas y Pascual ni ningún otro diccionario al uso dan cuenta de la posible etimología de esta palabra. Solo Luis Cortés aventura una explicación etimológica en un artículo suyo que titula precisamente "Un problema de la toponimia española: El nombre de Zamora" (1952: 65-74). Entre otros étimos posibles, propone la palabra bereber azemur, con el significado 'acebuche, olivo silvestre', que ha dejado muchos topónimos por el Norte de África, con nombres como Zemmora, Zamoura o Zamora; y el celtismo semure que explicaría las formas primitivas con que aparece mencionada la capital del Duero: Senure, Senimure, Seniure y Sumere evolucionadas hasta la actual Zamora por etimología popular. Si esto fuera así, podría pensarse que los Samora / Zamora canarios tienen una procedencia guanche o que la voz se introdujo en las Islas directamente desde el continente africano después de la Conquista, como posiblemente ocurrió con otros términos, tales como arrife o soco. Pero quedaría por resolver la disconformidad de significados entre el étimo beréber azemur 'acebuche, olivo silvestre' y la voz canaria samora 'tipo de tierra rojiza e impermeable'.

El origen guanche de /samóra/ ya lo consideró Wölfel en sus Monumenta (1996: 592); y además la variante zamara (ibíd.: 349), justamente sobre el registro de algunos de los topónimos de Tenerife y de La Palma efectuados previamente por Berthelot. No da Wölfel razones etimológicas que expliquen esa filiación bereber del samora canario, pero lo pone en relación con otros términos canarios (algunos también topónimos) con evidente proximidad fonética y tenidos por guanchismos indudables, como los herreños Salmor o Salmore y Tisamar, el grancanario Samillo, los tinerfeños Guasimara y Samara, y otros. Ningún otro autor de los habitualmente citados en la bibliografía canaria sobre el guanche incluye esta voz en sus listas, tampoco Bethencourt Alfonso, lo más probable que por no considerarlo guanchismo.

La voz zamora (ahora escrita y pronunciada con z) coincide con la del bereber masculino singular azemmur (plural izmeran), con el sentido de 'olivo cultivable, aceituno'. El olivo silvestre lleva el nombre en bereber de azbbuj del que deriva el español acebuche. Según nos informa nuestro colaborador Abrahan Loutf, en Marruecos y en toda la Berbería (salvo en el habla tuareg) distinguen en el habla común entre el olivo silvestre que llaman azemur (que es bereber) y el olivo cultivado que llaman aceitun (que es árabe). En la toponimia bereber designa lugares donde crece ese oleaginoso: Azemmour, Zemmour, Zemmoura, Tazemmourth, etc., en todos los territorios del Magreb. Detrás de todo ese conjunto léxico puede estar la raíz bereber SMR, que se refleja en topónimos como Smira, nombre de un qsar en el Dra; Smir, nombre de una localidad cerca de Tetuán; Smara, nombre de una ciudad sahariana, etc., aunque sin poder decir nosotros si son bereberes o árabes.

El plano de la expresión de samora nos ha llevado hasta aquí en busca de unos paralelos bereberes que no dan respuesta plenamente satisfactoria a la realidad del objeto nombrado. Pero es posible que si la búsqueda la hiciéramos desde el plano del contenido obtuviéramos resultados más convincentes. No encontramos en el bereber la raíz SMR con el valor de 'color moreno, colorado', pero sí en el árabe, como es la propia palabra apelativa smara, que en el árabe común marroquí significa 'de color moreno' y que es aplicable a muchas cosas: al suelo, a los granos, etc., incluso a las personas de color negro o moreno. Pero es posible que el color rojizo que hemos venido recalcando hasta aquí no sea sino un rasgo virtual en el término samora de Canarias, y que lo que realmente caracteriza semánticamente a este término sea la condición de impermeabilidad de esa clase de tierra, y de ahí su función de "tierra de torta" para cubrir los techos de las casas rurales, pajeros y chozas. Admed Sabir (2001: 320-321) nos dice que en el Sureste de Marruecos, en una localidad cercana a Tarudant, ha recogido el apelativo taselhit tazagurt con el significado de "cierta tierra que se utiliza tradicionalmente para reforzar los techos de las casas". Sabir utiliza ese término bereber para ponerlo en relación con el topónimo palmero Tasacorte, pero nosotros creemos que a quien mejor se ajusta es al pancanario samora, usado todavía, según hemos dicho, como apelativo en Gran Canaria1 y vivo en la toponimia de todas las islas, salvo Lanzarote. Es exacta, desde luego, su equivalencia desde el punto de vista del contenido; coincide en el uso que los bereberes del Sur de Marruecos de hoy hacen de esa tierra con el que hacían los guanches y siguieron haciendo los canarios del tiempo de Torriani y han seguido haciendo los canarios actuales hasta tiempos no muy remotos en algunas partes de las islas, como en el poblado de Arteara, en Gran Canaria. Y no nos parece imposible la evolución desde el tazagurt bereber al samora canario, descartadas las marcas del femenino singular t(a)---t de la voz taselhit.

En conclusión: en Canarias existe el término común samora (siempre pronunciado con /s/), bien representado en la toponimia de todas las islas, que puede encerrar dos etimologías distintas, y por tanto también dos significados: primero, el étimo samora con el significado 'tierra impermeable de color rojizo' procedente del bereber tazagurt; y segundo, el étimo zamora procedente del bereber azemmur cuya referencia sería el acebuche. Y aun podría encerrar una tercera referencia, a la ciudad Zamora de Castilla. La realidad de la geografía nombrada en cada topónimo, aconsejará la adscripción de ese término a una de esas tres referencias etimológicas.

La información sobre esta tierra samora (o tierra mora) y su uso como "tierra torta" para impermeabilizar la techumbre de las casas rústicas se complementa con lo que decimos en la entrada Tegue de este diccionario.

1 En la "síntesis" que Rosa Schlueter hace de la necrópolis guanche de Artenara, población de Gran Canaria en la que hasta la primera mitad del siglo XX sus pocos habitantes seguían viendo en casas en todo parecidas a las que habían usado los aborígenes, logró el relato de uno de sus informantes del modo en que construían sus viviendas: sobre la viga de pino y sus travesaños que mantenían la techumbre, "colocaban una segunda capa de barro, tierra especial, tierra zamora y pinocha apisonada" (2009: 25-26).

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ISLA   EL HIERRO, LA PALMA, LA GOMERA, GRAN CANARIA, FUERTEVENTURA


MUNICIPIO    Valleseco, Telde, San Sebastián de La Gomera, Agulo, La Aldea de San Nicolás, Santa Lucía de Tirajana, Fuencaliente de La Palma, Santa Cruz de La Palma, La Oliva, Frontera, Breña Baja, Puerto de la Cruz, Los Realejos


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