Sis / Sí / Chis / Chil
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/2779
Entre los materiales toponímicos recogidos en Lanzarote por el equipo dirigido por Manuel Alvar en los primeros años de la década de 1970 aparece una ficha encabezada con el nombre de un Barranco de Chil, que puede interpretarse como un antropónimo, pues Chil es apellido nada extraño en Canarias. Como ese topónimo no aparece en los mapas militares ni en ninguno de los otros registros manejados por nosotros, en las encuestas de campo que hicimos en los años finales del siglo XX y primeros del XXI preguntamos insistentemente por él a nuestros informantes de la zona de Teguise, y nadie supo decirnos no ya de su ubicación, sino de su existencia. Hasta que Francisco Félix Cabrera Robayna, guardia municipal retirado de Teguise y perfecto conocedor de la toponimia de su municipio, nos dijo que lo único que él conocía que se pareciera a ese nombre era un Barranco [sis] o [?ís] (eso creímos oír nosotros), que corría desde la Montañeta de Chimida, al noroeste del pueblo de Teguise, hasta por debajo de Güestajay (Trapero y Santana 2011: 199).
Al tratar de poner por escrito lo dicho por nuestro informante tanto podría ser Sis, como Sí, o como Chis. Le hicimos repetir varias veces el nombre de ese barranco y tuvimos la sensación de estar oyendo un sonido para el que la ortografía del español no tenía una grafía inequívoca. Algo así como lo que debieron oír en las primeros tiempos de la conquista y épocas posteriores de la hispanización de Canarias los escribanos y gentes que trataron de poner por escrito los nombres pronunciados por los guanches, que se debatían en un sinfín de escrituras variantes. En las tres formas en que lo escribimos, Sis, Sí y Chis, solo la vocal coincidía en la transcripción; la consonante inicial no era la palatal africada sorda castellana /?/ sino una palatal "adherente" y retrasada, y no interrupta sino continua, con una superficie de mojadura mayor, y la consonante final no era la lateral /l/ sino la alveolar /s/, aunque muy debilitada, casi aspirada. Volvimos a las fichas de Alvar y encontramos no una sino dos fichas, una transcribiendo Barranco Chil y otra Barranco Sí, pero como si fueran independientes, dos barrancos distintos, cuando en realidad no fueron sino dos informaciones distintas sobre un mismo topónimo:
Detrás de ese extraño nombre no puede estar ni el apellido Chil ni el adverbio sí, sino un guanchismo evolucionado hasta algo que se parece a Chil o Sís, escrito ahora conforme a la convención del español. Hemos visto que nuestro amigo Agustín Pallarés (2014: 297) lo escribe como Shi, pero esa escritura lo único que manifiesta es que es un sonido extraño al castellano, pues en verdadera pronunciación castellana daría igual escribirlo con esa exótica forma Shi como en la más canónica Sí. Se explaya Pallarés diciendo que el sonido del término topónimo de Lanzarote se parece al sonido que en inglés se escribe /sh/, en francés /ch/, en alemán /sch/ y en italiano /sci/, y que no se trata de un defecto de pronunciación de los informantes de Teguise, sino de un empleo especial de este sonido aplicado exclusivamente a este topónimo.
Naturalmente este término no aparece en ninguna fuente sobre guanchismos, pues era del todo desconocido, pero es indudable que lo es. Y tampoco tenemos ningún apoyo comparativo para interpretarlo desde el bereber, pero sí la segura relación con el Sí de Fuerteventura y la más que probable con el Jis de Fuerteventura y de El Hierro.
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