Tabaibal es la voz que se usa en Canarias como colectivo de tabaiba, que incluso ha sido admitido por el Diccionario de la Real Academia desde su edición de 1992 con la marca específica de "canarismo" y como "terreno poblado de tabaibas". La presencia de un nombre colectivo en la toponimia, sobre todo referido a la flora, significa la abundancia de esa especie vegetal en un lugar, hasta el punto de convertirse en el elemento geográficamente más distinguidor: grandes zonas pueden llegar a identificarse por ese solo nombre, como ocurre, por ejemplo, en El Hierro con El Tabaibal Manso, que ocupa una parte muy grande de La Dehesa, municipio de Frontera (Trapero et alii 1997: 198). Y otra cosa: esa caracterización se hace en la toponimia prioritariamente por el nombre colectivo de la especie, o por el plural, mucho más que por el nombre singular. Así, en el caso de Tabaiba, este aparece 29 veces en toda Canarias, mientras que el plural Tabaibas lo hace 95 veces y el colectivo Tabaibal y Tabaibales más de 40 veces.

La forma del colectivo Tabaibal aparece en todas las islas, excepto en las dos más orientales de Fuerteventura y Lanzarote, siendo Gran Canaria la isla más abundante en tabaibales. Incluso este hecho se manifiesta en el nombre de poblaciones, lo que es muy significativo. Dos "pagos" antiguos de Gran Canaria siguen llevando el membrete de Tabaibal, los dos registrados en la Descripción geográfica de las Islas Canarias que el geógrafo Antonio Riviere publicó hacia la mitad del siglo XVIII: uno en la demarcación de Telde, entonces con 41 vecinos, y otro en demarcación de Arucas, entonces con 50 vecinos (Riviere 1997: 139 y 143, respectivamente). A ellos hay que añadir ahora El Tabaibal de La Gomera, constituido en uno de los últimos "barrios" del Valle de Ermigua ya cercano a la costa, en la actualidad convertidos sus suelos en prósperas plantaciones de plataneras (GAC 49 G3).