Taburiente
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/2875
Topónimo de La Palma bien conocido, posiblemente el más conocido y famoso de la isla, por dar nombre a su accidente más espectacular y característico: la Caldera de Taburiente, que en el habla insular muchas veces es sustituido por el simple nombre de La Caldera, por ser el prototipo de este tipo de accidentes geográficos que a partir de él recibieron el nombre genérico de caldera. Además, aunque con menor frecuencia, el topónimo completo suele simplificarse también en el solo nombre de Taburiente. Y dentro de su espacio geográfico hay otros topónimos puntuales que también están bautizados con su nombre: una baja, un camino y el principal barranco que corre por su fondo en la parte primera de La Caldera, pues en su curso final toma el nombre de Barranco de las Angustias. El Barranco de Taburiente se inicia en la vertiente del norte, por debajo del caserío de Tenerra y desemboca en el fondo del valle, hasta unirse con las aguas que bajan de la cabecera de La Caldera.
Vale la pena conocer la descripción que hizo Viera y Clavijo de este espacio singular:
La caldera de Taburiente en la isla de la Palma, que sus primitivos habitantes llamaban Eceró, como quien dice, lugar fuerte, está situada a la parte del oeste, distante dos leguas del mar. Forma su borde una cordillera de cerros eminentes y escarpados, cuyas laderas, vestidas de pinos, palmas, dragos, laureles, retamas y otros árboles, van a dar a un fondo de veinticuatro yugadas. Para bajar a ella solo hay dos portillos, ambos harto difíciles: el del profundo barranco de las Angustias y el de Adamacansis, que es el más trillado. En lo interior de esta caldera nacen diversas fuentes, algunas acídulas, cuyas aguas, más o menos frías, más o menos cristalinas, incorporándose entre sí, forman el bello arroyo de Ajerjo, que se echa en el mencionado barranco, por donde corre a los ingenios del azúcar en los pagos de Argual y Tazacorte (2014: I, 363-364).
Este texto pertenece a la entrada caldera del Diccionario de historia natural de Viera, puesta como ejemplo paradigmático de las calderas de las Islas, junto con la del Teide de Tenerife y la de Bandama de Gran Canaria. Pero en otras tres entradas de su Diccionario cita el gran naturalista canario este territorio de Taburiente, para señalar algunas de las particularidades que existen dentro de su territorio: en la dedicada a las fuentes, para remarcar la gran riqueza de ellas que allí nacen y corren hasta formar un auténtico río (ibíd.: I, 584); en la de mármol para señalar que, a pesar de que el mármol no es abundante en las Islas, también allí existe una veta (ibíd.: II, 167); y en la de minerales para hablarnos de una leyenda que corría por aquellos lares en los años en que Viera escribe su gran obra: que en el fondo de la caldera de Taburiente existían vetas de minerales preciosos que nadie se atrevía a profanar "por el vano temor de que los ha de castigar la justicia" (ibíd.: II, 196).
Viera se fijó especialmente en las aguas y en los minerales de La Caldera, pero el interés de este espacio natural supera los particularismos y se convierte en un mundo aparte, completo e inigualable, tanto desde el punto de vista natural, geográfico y botánico, como desde el histórico-cultural, pues dentro de sus límites se dieron algunos de los acontecimientos principales de la conquista de la isla y conserva yacimientos arqueológicos de la época prehispánica de gran interés. Justamente refiriendo un episodio de la conquista de la isla, Marín y Cubas se detiene también algo en su descripción y dice:
Este sitio es el que hoy llaman Caldera, y es el más prevenido y fuerte de la isla, y si aquí tuvieran armas no fueran vencidos; esta fortaleza es llamada Taburienta y es a modo de una caldera; el plan de abajo tendrá de circuito dos leguas, de tierra llana serán 24 azadas, y lo demás de monte de grandes pinares, laureles, palmas y otros diversos árboles; rodéanla altísimos riscos y despeñaderos, tiene dos difíciles entradas, la una es más fácil es por dentro de un barranco de un arroyo que nace dentro, el otro es por una senda de las cuevas de Adamancasis (1993: 188).
Su importancia es tal que ha sido convertido en Parque Nacional del Estado Español desde 1954 con el nombre específico de Caldera de Taburiente. El Parque tiene una extensión de 28 km2, y específicamente la "caldera" tiene unos 20 km de circunferencia y 10 de diámetro, alcanzando desniveles de hasta 2.400 m, desde la desembocadura del barranco en que se desagua en las playas de Tasacorte hasta el punto más elevado del Roque de los Muchachos, siendo este el punto más alto de la isla. Los aspectos geológicos son los más interesantes de la Caldera de Taburiente, en donde a la depresión primera le ha sucedido una intensa erosión por las lluvias que han puesto al descubierto los distintos componentes del complejo basal: coladas, conos volcánicos secundarios, lavas, diques, conglomerados basálticos, piroplastos de diversos colores, roques, etc. Pero también son de gran interés los elementos de su flora, representada sobre todo por la especie autóctona del pino canario y por las comunidades rupícolas endémicas que en la Caldera se encuentran. Aparte los restos arqueológicos y los petroglifos que se encuentran como huella de su poblamiento aborigen.
Pero actualmente -confirmado in situ y personalmente por nosotros- el término Taburiente se refiere no a toda la Caldera sino específicamente a una parte de ella, la del pequeño llano que se forma en su parte más honda, donde se instalaron desde antiguo las casas de los hacendados de sus aguas y donde modernamente se ha instalado el albergue del Parque Nacional; la parte del fondo de La Caldera que podía ser cultivada por ser la más llana y la de mejores condiciones. Y esto lo dijo ya Abreu Galindo a finales del siglo XVI: "En toda esta cantidad de circuito [de la Caldera] no hay más de llano de veinte y cuatro azadas de tierra, al cual los antiguos llamaban Taburienta, que quiere decir 'llano'" (1977: 284). En el GAC este lugar aparece con el nombre de Valle de Aceró (29 F2).
El topónimo Taburiente es de indudable origen guanche, como han dicho todos los autores que se han ocupado de este nombre, que han sido muchos; de entre los "clásicos": Berthelot, Álvarez Rixo, Chil y Naranjo, Millares Torres, Bethencourt Alfonso, Álvarez Delgado y, naturalmente, Wölfel; y de entre los modernos: Díaz Alayón (1987a: 142-145), que hace un repaso de las hipótesis mantenidas por los autores anteriores, y últimamente De Luca y Reyes García.
Es de destacar que Wölfel trata de Taburiente en la parte IV de sus Monumenta dedicada a las voces de significado conocido (1996: 708-709), conforme con la interpretación que había dado Abreu Galindo. Reúne Wölfel en primer lugar las distintas grafías con que aparece escrito el topónimo en las fuentes por él conocidas, que son: Taburienta, Tabuventa, Tabubenta, Taburiarte, Taburiaste y Taburiente. Da solo por buena la última escritura, siendo las demás -dice- "errores de lectura o de grafía". Destaca la primera tentativa de explicación del topónimo por parte de Berthelot al compararlo con voces del bereber que significaban 'fuente', y la posterior de Álvarez Delgado que dijo que la palabra taburiente había sido traducida al español por Los Llanos, nombre que recibió el pueblo que se desarrolló en sus cercanías, pues el de Taburiente solo modernamente se le ha aplicado a La Caldera. Por su propia parte, dice Wölfel que la voz bereber tauvent propuesta por Berthelor no puede explicar el topónimo palmero, pero que "tampoco existe ni una sola palabra de las lenguas comparadas con el significado de 'llano, plano, llanura' que decía Abreu; solo tres palabras bereberes -dice Wölfel- tienen una semejanza fonética con el topónimo palmero: tebruri 'nieve', tawarait 'montón de piedras' y tawurta 'agujero en la tierra', por lo que -concluye- "hemos de dejar el presente vocablo tal y como está".
Por su parte, Díaz Alayón, sin inclinarse por ninguna de las propuestas interpretativas anteriores, aporta el dato de que uno de los esclavos guanches de La Palma vendidos en Sevilla, hombre o mujer, se llamaba Tabureites (1987a: 145). De Luca (2004: 134) aporta como paralelo el término bereber abrun, usado entre los Ait Mangellat de la Kabilia con el significado de 'agujero u hoya de agua estancada, charco', registrado en Dallet 1982; y dice que el topónimo palmero deriva de la forma femenina tabrunt 'la charcada'. Y Reyes García (2003a: 85) le concede la compleja etimología tawwurt_i_end(d)_ta, con el significado literal 'la parcela esta que (está) rodeada', para el que ofrece algunos paralelos bereberes.
Nosotros creemos que el topónimo Taburiente puede explicarse a partir de la estructura morfológica discontinua t---t, típica del bereber que indica la categoría del femenino singular con un valor diminutivo. En el topónimo canario se le añade el elemento paragógico -e como apoyo vocálico en favor de la consonante final -t. Y el componente léxico intermedio se ha identificado bien como 'llano' bien como 'hondonada', siendo esta última interpretación la más acorde a la geografía del espacio mayor, pero la primera la más acertada respecto al lugar preciso de Taburiente. Si aceptamos la primera propuesta, la denominación actual de caldera desde el español vendría a reproducir lo que Taburiente significaba en el guanche, y el topónimo actual de Caldera de Taburiente sería una reduplicación con la significación de 'la caldera de la caldera'. Tenía razón Abreu al decir que los antiguos llamaban Taburienta al pequeño llano que hay en su parte más profunda, como nosotros hemos comprobado que sigue siendo en la actualidad, pero no porque el término guanche signifique 'llano' sino por ser la parte más honda de la cabecera de la Caldera. Y el valor de 'pequeño' tiene incluso su manifestación en el modelo t---t característico de Taburiente. En definitiva, Taburiente es un término orográfico, que vino a significar desde su origen en lengua guanche lo que en la realidad más caracteriza al lugar: la enorme depresión que se constituye en "caldera".
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