Tamaduste
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/3014
Denominación que recibe una zona de costa muy conocida del nordeste de la isla de El Hierro, de donde toma el nombre una población, además de otros muchos accidentes del lugar, municipio de Valverde (Trapero et alii 1997: 199). Pero el accidente más característico y muy posiblemente el que motivó el nombre de Tamaduste es el gran charco que se forma por una angosta entrada del mar y que se abre en su interior formando una especie de lago. Y, en efecto, de "lago", de "charco", de "río"1 y hasta de "piscina natural" se le ha calificado, pues a cada uno de esos accidentes puede compararse según el estado de la mar, unas veces encalmadas al abrigo de las paredes de roca pero otras veces tumultuosas cuando la mar está agitada.
Tan señalado y característico es este accidente de El Hierro que no ha habido cronista, historiador o simple viajero a la isla que no le haya dedicado una atención particular. Especial interés tienen los relatos de García del Castillo a principios del siglo XVIII y los de Urtusáustegui y de Viera y Clavijo en el último tercio del mismo siglo. Urtusáustegui (1983: 45) lo describió diciendo que "tiene la forma de un círculo perfecto". Y añadió una noticia que se ha venido repitiendo hasta hoy: "Su hondo es considerable, y cría anguilas monstruosas en medio de ser sus aguas saladas, bien que como envían allí los linos y malvira para sus telas y sogas se amontona mucha horrura en que se pueden cebar". Y Viera y Clavijo trata del Tamaduste en la entrada charco de su Diccionario de historia natural de las Islas Canarias (2014: I, 431) diciendo que "merece la primera atención" por la forma que tiene de un círculo perfecto (en esto como en otras muchas cosas de El Hierro Viera copia o sigue a Urtusáustegui, a quien conocía por ser contemporáneo y paisano del Valle de la Orotaba), cuya boca se va estrechando hasta formar "una especie de caletón con dos puntas". Pero la descripción más detenida y hermosa es la que le dedicó el escribano de la isla García del Castillo en sus Antigüedades de la isla de El Hierro (1993: 145-146): "Es un trozo de mar profundo y dilatado -dice-, mar en lo salobre, pero en lo quieto y sosegado un río". Y a partir de esta oposición mar / río, recrea García del Castillo una muy poética (y también muy barroca) descripción del río-mar que es el charco de Tamaduste:
Poco dista el mar, son muy vecinos, mas ni se visitan ni consiente un ribazo de por medio, que, aunque se inquiete el mar con su vecino, ni su quietud le altere ni le turbe colérico. Es para celebrar cómo el océano, viendo que el Tamadiste no le paga el feudo común que le tributan los ríos, los arroyos y las fuentes, se aterroriza bramando con bravatas de guapo a lo valiente; choca piedras con piedras procurando que las piedras no le sean estorbo, y de tal ardimiento en frialdades únicamente saca su soberbia. Ver al Tamadiste es cosa de aire, que en el aire deshaga sus ráfagas altivas, que, si subieron ondas, se despeñan lágrimas menudas.
Por ser lugar tan conocido y tan peculiar, el topónimo aparece en todos los registros, aunque con muy distintas grafías. Lo escriben como Tamaduste: Urtusáustegui, Chil (1991: 375), Millares (1980: 330), Bethencourt Alfonso (1991: 378), Armas Ayala (1944a), Álvarez Delgado (1945-46), el mapa militar, el catastro municipal y las fichas de Alvar. Tamadiste lo escribe siempre García del Castillo, y lo escribe muchas veces. Y lo hace con una grafía del todo equivocada, como Famaduste, Berthelot (1978: 136), a quien copian después Chil, Millares y Bethencourt, y estos tres anotan a la vez la forma Fadamuste procedente de Aguilar. Pero la grafía más errada es sin duda la de Madoz: Zamaducto, en la entrada Hierro de su Diccionario (1986: 125).
En dos lugares distintos de sus Monumenta trata Wölfel de este topónimo. En la IV parte de materiales guanches de significado conocido (1996: 693) recoge las tres formas con que se cita en las listas de Chil y de Millares, Fadamuste, Famaduste y Tamaduste, pero creyendo -justo al revés- que la verdadera forma es la primera, las relaciona con los topónimos históricos Agumastel de Gran Canaria, Ahomaste de La Gomera y Fuste de Fuerteventura, y como todos ellos designan un lugar de costa, concluye que su significado es el de 'puerto', 'lugar para el desembarque' o, simplemente, 'costa', y para explicarlo busca un paralelo bereber y lo encuentra en mesten 'proteger, estar protegido'. Y en la parte V de materiales guanches de significado desconocido (1996: 1024), el investigador austriaco lo relaciona, por una parte, con otros topónimos canarios como Tamadanche (en la actualidad variante de Tamanche) y Tamadiste de La Gomera, Masdache de Lanzarote y Tamudos o Tamudo de La Palma, y, por otra, con varias voces bereberes relacionadas con el agua estancada, tales como amdun, tamda (pl. timedwin), amda o tamada.
La estructura morfológica de Tamaduste reproduce muy fielmente el modelo bereber t---t de los nombres de género femenino y número singular, con la añadidura española de la -e paragógica que llevan tantos topónimos de origen guanche. El componente léxico del topónimo herreño podría ser el radical DS, probablemente emparentado con el radical DZ, por ensordecimiento de z > s, con el valor de 'amontonar, acumular'. El bereber ofrece paralelos bastante cercanos a la forma canaria, con dos valores semánticos diferenciados: el de 'lugar circular' y el de 'lugar protegido'. En relación con el primer valor, el término tamedduzt del chelja del Sur de Marruecos tiene dos sentidos: el de 'plaza pública' y el de 'corral o establo', pero en ambos sentidos hay un aspecto común, la circularidad del espacio, y esto sí coincide con la circularidad del charco del Tamaduste herreño (así se le sigue llamando en el habla local: "el charco del Tamaduste"), tan puesto de manifiesto por las descripciones de García del Castillo, Urtusáustegui y Viera. Timdust es nombre de un pueblo de la Kabilia con el valor de 'pequeña depresión' (Laoust 1939: 50). En el Anti Atlas amedduz (pl. imedzan) da nombre a un 'vertedero cercado' ubicado fuera del pueblo. Respecto del segundo valor de 'lugar protegido', la forma simple sin el prefijo m-, adouz designa, según Laoust (1920: 459), 'lugar de abrigo', y es muy frecuente en la toponimia de origen bereber: Dusa, Garat Douaz, Touza y Ain Douz en Túnez; Aduz, nombre de un pueblo de Guedmiwa, y Tifnut de una localidad de Unayen; de una población Ayt waduz en Mesfiwa, de una cumbre Agerd n waduz en Ayt Tamanat; Aduz ighemdaf y Aduz iigui, dos pueblos en Mesfiwa. En el Atlas Medio, Aduz es nombre de un qsar; en el Rif da nombre a un pueblo cerca del Peñón de Vélez y a un mausoleo cerca de Alhucemas. La forma próxima a estos términos en el tuareg es eduez, con el significado de 'lugar de abrigo'.
Otras interpretaciones. De Luca (2004: 183) dice que el Tamaduste herreño procede del bereber tameddist 'la pequeña parte de las mujeres', lo mismo que el topónimo Tamadite de Tenerife. Y Rodríguez-Dincourt (2014) que del tuareg tameddourt con significados que giran alrededor de las ideas de 'vivir', de 'vida' o de 'alimento cotidiano', que no vemos tengan nada que ver con el lugar herreño. Finalmente el Grupo Palabras Bimbapes (en Internet) propone para el topónimo herreño dos hipótesis bereberes: la del verbo dus 'ser fuerte' o la del también verbo ssdus 'fortificar', y ponen como paralelos varios topónimos del Atlas que tienen como característica común el ser lugares abrigados, y esa característica creen que es también la motivación del nombre del Tamaduste.
Ya se ve que hay interpretaciones para todos los gustos y propuestas etimológicas tan variadas como variada es la geografía del lugar, sin que nosotros nos decantemos por alguna en particular. Pero una hay que nos llama la atención, la que propone el autor tinerfeño Francisco-Pablo de Luca (2004: 183) tanto para el herreño Tamaduste como para el Tamadite tinerfeño comparándolos con la voz bereber tameddist con el significado 'la pequeña parte de las mujeres'. Y eso porque en todas las Islas hay unos enigmáticos topónimos identificados por la palabra Mujeres, general y preferentemente en lugares de costa y aptos para el baño, que han sido interpretados como lugares destinados y reservados para las famosas harimaguadas, marimaguadas, maguadas o maguas, especie de vírgenes o vestales de la cultura de los aborígenes dedicadas a ciertos cultos y rituales y que vivían retiradas en casas o cuevas apartadas a donde no podían llegar los hombres. Dice Marín y Cubas que estas maguas salían de su "monasterio para bañarse en el mar, y para ello había días diputados que todos los debían saber, y si algún hombre por descuido se hallase con ellas ó se las encontrase en el camino perdía la vida" (1993: 205). Pues es lo más probable que estos topónimos actuales de playas, puntas, charcos, bajas y bañaderos de las Mujeres sean testimonio heredado y traducido al español de los lugares habilitados para el baño de las maguadas aborígenes. Como también es muy posible que muchos (si no todos) de los topónimos actuales consignados con la palaba Monjas sean también testimonios de los lugares en que esas harimaguadas tenían sus "monasterios" y moradas. Como así se ha interpretado el topónimo Cenobio de Valerón de Gran Canaria, aunque en realidad no fuera convento de harimaguadas, sino "agadir" o silo colectivo de granos y alimentos, como parece haber demostrado la arqueología moderna. No sabemos si el nombre de Tamaduste puede deberse al étimo beberer señalado por De Luca, y tampoco que en El Hierro existieran las harimaguadas que los historiadores primitivos describieron entre las antigüedades de los aborígenes de Gran Canaria, por tanto tampoco que este lugar del Tamaduste fuera el lugar de baño de las mujeres bimbapes, pero queda consignada esta hipótesis tan sugerente.
Desde el punto de vista puramente formal el Tamaduste de El Hierro puede ponerse en paralelo con otros varios topónimos canarios de origen guanche: Tamadiste en Tenerife (punta de mar y playa en Taganana) y en La Gomera (barranco en Lepe), Tamadanche (fuente en Garajonay) y Tamaduche (Lomo en Vallehermoso), los dos en La Gomera, y posiblemente también Tamasite (montaña de Tuineje) en Fuerteventura. Ver también la entrada Tamaúche.
1 Como El Río lo consigna Olivia Stone en su libro de viajes a las Islas, lugar que entonces servía de desembarcadero de los pequeños barcos que hacían el servicio hasta El Hierro. Y lo describe como "una hondonada o barranco profundo que penetra tierra adentro, protegido por rocas a ambos lados". Y concluye: "El nombre [de El Río] sugiere, por supuesto, la existencia de un río" (1995: 238). Esta calificación de río y el motivo comparativo se debe al movimiento constante que las aguas tienen dentro de su interior por efecto del oleaje.
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