Tejegüete

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https://hdl.handle.net/11730/guatc/3218

Aunque de fonética tan próxima, no deben confundirse Tejeguate y Tejegüete, los dos topónimos de El Hierro, pues designan dos lugares diferentes y muy apartados entre sí. Podrá argumentarse sobre si proceden de un mismo étimo, pero no sobre su identidad referencial. Tejegüete es una zona llana de la meseta central, cercana al lugar del Árbol Santo, intermedia entre La Albarrada y Tiñor, municipio de Valverde, y dentro de la cual existen unas históricas albercas que reciben el nombre del lugar: Albercas de Tejegüete (Trapero et alii 1997: 112).

Justamente por las albercas, el topónimo ha sido ampliamente registrado: con la escritura Tejegüete por García del Castillo (2003: 165, 182 y 218), Urtusáustegui (1983: 37), Viera y Clavijo (2014: II, 514), Bethencourt Alfonso (1991: 379), Álvarez Delgado (1945-46) y el catastro de Valverde; como Tejeguete por Armas Ayala (1944a), como Teguejete por Chil y como Tegeguete y Teguejete por Millares, aparte otras1. García del Castillo lo describe de la manera siguiente:


En una mal sufrida cumbrecilla, una legua retirada de este pueblo, sobre el lugarejo de Tiñore, en la jurisdición de Asofa, hay cantidad de aljibes, cuya agua de continuo puede nevar la nieve misma. Mas es esta agua algo dañosa porque aquellos estancos, fabricados en greda, son causa de que sus aguas tan pesadas sean como frías (2003: 165).


Por su parte, Urtusáustegui dice que en el lugar de Tejegüete "se encuentran de 20 a 30 charcos, para recoger agua de lluvia, fabricados sin otro beneficio que el picar la tosca y cubrirlos con trabes" (1983: 37).

Téngase en cuenta que esta zona de las albercas de Tejegüete pertenece a la misma región del mítico garoé o Árbol Santo, alrededor del cual hay también numerosas pequeños charcos y albercas que almacenan el agua "llovida" de aquel prodigioso árbol. Testimonios verdaderamente dramáticos y heroicos alcanzamos a oír de herreños antiguos en los años finales del siglo XX, de los enormes esfuerzos y sacrificios que tuvieron que hacer para procurarse el mínimo de agua para beber, teniendo que desplazarse muchos kilómetros a pie desde lugares como El Pinar o Isora para llegar a estas albercas de Tejegüete y regresar con la vasija o cubo o tonel lleno para la casa. De ahí la atención principalísima que las Ordenanzas antiguas de El Hierro ponían en cuidar, guardar y procurar el mejor uso de este recurso vital para la vida de la isla, y así se dice que "ninguna persona pueda dar de beber en los charcos ni albercas a ningún género de ganado mayor o menor" y que se racione el agua dando a cada vecino solo "una carga de agua de siete botijas" (García del Castillo 2003: 217-218).

Otra descripción del valor de estas "charcas de Tejegüete" para remediar el drama que las ocasionales sequías producían en la isla la encontramos en el relato que el sacerdote García Ortega hizo de ellas en su visita a El Hierro en 1931:


Nada tienen estas charcas que pueda excitar la curiosidad del forastero; dos pequeños embalses de forma irregular excavados en una capa de arcilla impermeable; se explica, sin embargo, el interés que estas charcas tienen para los herreños... En otros tiempos era la providencia del Hierro el agua condensada en las ramas del santo Garoé; ahora quedan dos recursos en los años inclementes; el envío de agua potable desde Tenerife para el consumo de los habitantes y estas charcas de donde se extrae discretamente para las demás necesidades domésticas y para abrevar las bestias y ganados (1931: 150-151).


Viera y Clavijo sitúa en este lugar de los llanos de Tejegüete el cultivo de la "yerba pastel", que tanta importancia tuvo en las islas en tiempos pasados para la producción de tintes naturales, siendo la isla de El Hierro, al decir de Viera, "en donde quedan monumentos y memorias más auténticas de este cultivo y comercio". Y añade que "todavía se ve en Tejegüete una gran piedra del molino que hubo allí de esta hierba" (2014: II, 514). Esa gran piedra de molino que en tiempos de Viera estaba en la zona de Tejegüete suponemos que es la que ahora está al lado de la carretera que va de Valverde a El Mocanal, a la altura de Tenesedra, y que se la conoce como Piedra de los Guanches, por creer que procede de la época de los aborígenes, dentro de la cual se ha incrustado una gran cruz de madera y que se llama Cruz del Calvario2.

Lo que Wölfel dijo sobre este topónimo ya lo expusimos más arriba en la entrada Tejeguate, y ahí remitimos también para la hipótesis interpretativa de esta otra voz herreña.

1  Por ejemplo, el sacerdote García Ortega que visitó la isla en la década de los años 30 del siglo XX y que escribió un libro de sus memorias herreñas lo menciona unas veces como Tejeguete y otras como Tejegüete (1931: 59 y 150).

2 Todo ello, con fotografía incluida de la piedra y de la cruz, lo hemos explicado en nuestro libro sobre la pervivencia de la lengua guanche en la isla de El Hierro (Trapero 1991b: 219-220).

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ISLA   EL HIERRO


MUNICIPIO    Valverde


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