Tinajo
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/3398
Tinajo es el nombre de un pueblo de Lanzarote convertido también en uno de los seis municipios de la isla, situado en su parte más noroccidental. Además del pueblo y del municipio, llevan el término de Tinajo una montaña situada al lado del pueblo y un camino que va en dirección a la costa, cosa que se manifiesta expresamente en su formulación: Camino de Tinajo pa la Costa (Trapero y Santana 2011: 271 y s.v.).
El territorio de Tinajo, junto con el de Yaisa, ha sido el más afectado por las erupciones del Timanfaya de entre 1730 y 1736, convirtiendo gran parte de él en un mar de lavas y de malpaíses no solo impracticables para el cultivo sino incluso muy difíciles o imposibles de transitar, aunque, por contra, ofrezca uno de los paisajes más impactantes que puedan concebirse en donde el color predominante es el negro.
Madoz dedica al pueblo y al territorio de Tinajo una amplio artículo en su Diccionario (1986: 218-219), diciendo que su terreno es "árido y de secano, es de mala calidad a no ser que llueva bastante", para añadir lo que ha dicho reiteradamente de los habitantes de Lanzarote: "Pero desgraciadamente escasean tanto las lluvias, que el destino de la mayor parte de este vecindario será la emigración a América, como sucede con la generalidad de los hab[itantes] de esta isla".
Del topónimo Tinajo de Lanzarote, como poblado, dan cuenta también por vez primera los documentos posteriores a la erupción de Timanfaya, lo que no quiere decir, obviamente, que no existiera antes, solo que no se documenta como tal población. Son los mapas de Antonio Riviere (1999: 200) y de Dámaso Quesada (2007: 41) y la Historia de Canarias de Viera y Clavijo (1982: 794) los primeras fuentes en citarlo, junto a su ermita de San Roque. Riviere le atribuye entonces 42 vecinos, mientras que el escribano público que da fe de los vecinos de cada pueblo de la isla, tras el volcán de Timanfaya, dice que son 55 los vecinos (Romero Ruiz 1997: 38-40).
El topónimo lanzaroteño ha contado con varias interpretaciones, algunas totalmente desacertadas, como las que ofrece Wölfel (1996: 765 y 1.044) en dos parágrafos de sus Monumenta sin conexión entre sí; dice en el primero literalmente que "el radical najo resulta demasiado simple como para buscar paralelos [bereberes]", y en el segundo propone como paralelo el vocablo tanuba nombre de una "euforbia". Más disparatado está en la interpretación de este topónimo el autor canario Sosa Barroso (2001: 133) quien dice que procede del castellano tinaja con el significado de 'aljibe pequeño', porque en el español de Canarias existe la voz tina para la bañera. También nuestro amigo y admirado investigador de la toponimia lanzaroteña Agustín Pallarés (2014: 326) está desacertado en el análisis de Tinajo, pues cree que la partícula tin- de su inicio significa 'montaña', pues varias de las montañas de la isla tienen nombres que empiezan por esa misma partícula, aunque en este caso es posible que el nombre de Tinajo lo llevara en primer lugar la montaña, lo que no quiere decir, sin embargo, que tinajo signifique 'montaña'. Sin embargo, acepta en parte en su interpretación Cubillo vinculando el nombre de Tinajo a la leche.
En efecto, Cubillo (1980: 73) lo explica desde la descomposición del término en tin-aho con el significado literal de 'el de la leche' y con el metafórico de ser 'un lugar donde hay mucho ganado de leche'. Esta hipótesis de Cubillo puede resultar ser verdadera, pero no porque en Tinajo haya una gran cabaña ganadera, que esa la tienen (o la tenían) todos los municipios de la isla y no se llaman Tinajo, sino porque esa explicación está conforme a lo que en las fuentes historiográficas primeras de Canarias se dice: que los guanches llamaban ahof o ajof a la leche (Abreu Galindo 1977: 298, y Marín y Cubas 1993: 222, respectivamente). Incluso Bethencourt Alfonso (1991: 259) dice que en su tiempo todavía en las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura se llamaba aho a la leche.
La explicación más convincente sobre este topónimo la da nuestro colaborador Abrahan Loutf desde el bereber. Morfológicamente se analiza así: ti-n-ajo, siendo el primer elemento del topónimo el prefijo ti- del femenino singular; el segundo elemento -n- el nexo prepositivo equivalente al castellano de; y ajo el elemento léxico, emparentado con el término bereber agho con el significado de 'el suero de la leche'. Esta voz existe en todas las hablas del bereber con vocalizaciones diferentes, tanto en las fuentes escritas como en las fuentes orales, según sea su procedencia dialectal: ughu y aghu en las hablas occidentales, especialmente en Marruecos, y aghi e ighi particularmente en las hablas orientales de Argelia, Libia, etc. De Foucauld (1951: 947) recoge en el habla ahagar la forma akh con el valor genérico de 'leche' y la forma también muy cercana al registro canario akhu con el de 'animal no doméstico'. Otra forma muy próxima al topónimo de Lanzarote es tanaghot que designa a un euforbio, una especie de cactus, en las habla de Ayt Atta, Iguerouan, Izayan, etc. Desde este punto de vista, su estructura morfológica sería ta-n-agho con el significado literal 'latex lechoso'; sobre esta planta dice Laoust (1920: 499) que contiene un jugo lechoso con propiedades vesicantes (que levanta ampollas en la piel).
Por tanto esta segunda interpretación de nuestro colaborador coincide con la también segunda de Wölfel, pero nos parece que sea la más conveniente pues esa planta tiene en Lanzarote, y en Canarias en general, el nombre específico de tabaiba y no tanajo como cabría esperar si procediera de ese término bereber; incluso muy cerca de Tinajo hay una montaña con el nombre de Timbaiba que hemos analizado como 'el lugar de las tabaibas. Por lo tanto, concluimos que la hipótesis que más concuerda con el topónimo lanzaroteño es la primera, la de la leche, que podría interpretarse en el mismo sentido que había dicho Cubillo, aunque cambiando el género del artículo, es decir, 'la de la leche', pero no necesariamente referido a la montaña, como dijo Pallarés, sino al lugar que ocupa el territorio de Tinajo, sin que sepamos a ciencia cierta qué accidente pudo ser el primero que llevó el nombre.
Y esta creencia nuestra se apoya, además de en las citas históricas de Abreu y de Marín y Cubas, en el hecho de que en Lanzarote pervive hasta hoy mismo el término chinijo como apelativo aplicado a los niños pequeños, siempre con un sentido cariñoso. La voz chinijo es un paralelo perfecto del topónimo Tinajo, con la consabida alternancia del morfema chi-/ti- del femenino singular. El apelativo chinijo vendría a tener, por tanto, el significado de 'niño de leche' o 'niño en edad de mamar', mientras que el topónimo Tinajo sería equivalente a 'lugar en que se produce mucha leche'.
Algunas fuentes han registrado también el nombre de Tinajo como topónimo de Fuerteventura. Lo hallamos por ejemplo en una ficha de campo de las recolecciones que hizo Alvar y su equipo de colaboradores en los primeros años de la década de 1970 como Barranco de Tinajo, bien claramente transcrito como [tiná:xo], en el municipio de Pájara, aunque sin datos cartográficos, y como procedente de la información catastral. Rastreando este apunte encontramos que en el volumen correspondiente al municipio de Pájara de la Toponimia de Fuerteventura del Cabildo insular (2007: VI, 384) se cita Tinaje como variante de expresión del topónimo Tinarajo, también de PAJ, aunque sin citar una fuente que garantice la verdad de esa denominación variante. Y a su vez, encontramos en el Diccionario de Madoz (1986: 158) el término Tinaje entre los lugares que contienen alguna población de la jurisdicción de Pájara. ¿Será este Tinaje el Tinajo de las fichas de Alvar? No lo sabemos. Ni sabemos tampoco si ese Tinaje poblado citado por Madoz existió realmente alguna vez. Pero es posible que el Barranco de Tinajo de las fichas de Alvar se corresponda con el Barranco de Tinarajo del catálogo toponímico del Cabildo de Fuerteventura, que este sí está bien identificado y localizado. Pero tampoco nos extrañaría que verdaderamente hubiera existido un Tinajo o Tinaje en Fuerteventura, pues la cultura y los registros lingüísticos de los habitantes prehispánicos de esta isla estaban íntimamente vinculados a los de Lanzarote. Incluso, como hemos visto, ha quedado en la toponimia de Fuerteventura un lugar llamado Tinajas que debió tener un mismo origen que el topónimo que aquí tratamos de Lanzarote.
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