El nombre de Ucanca es bien conocido por estar asociado al Parque Nacional del Teide, en Tenerife, y por nombrar uno de los territorios más asombrosos a la vez que enigmáticos de Las Cañadas.

Son varios los accidentes que llevan su nombre, pero el más importante es el Llano o Valle de Ucanca, que en efecto un "valle" es si se le considera como un espacio entre montañas, pero sin más vegetación que la de los arbustos que escasa y espontáneamente crecen a una altura de 2.000 m.s.n.m., y también un prolongado llano que se desarrolla, como si de un descanso se tratara, en las laderas precipitadas del Teide, por su parte sur, pero que visto desde el Mirador de Ucanca, al lado de los famosos Roques de García, aparenta ser una gran depresión, técnicamente una cuenca endorreica en la que se ha depositado material sedimentario muy fino (de origen volcánico), que en su conjunto destaca por el color amarillento de las arenas de su suelo en brutal contraste con los agresivos colores negros y rojizos de las montañas, de los roques, de los riscos y de los malpaíses que lo circundan. Todo ello forma un paisaje fantástico, calificado turísticamente como un paisaje lunar o de Marte, más propio al fin de lugares imaginarios que de nuestro planeta Tierra.

Como decimos, son múltiples los topónimos secundarios asociados a este Llano o Valle de Ucanca y que llevan también el nombre de Ucanca en sus respectivas denominaciones: entre ellos unas cumbres, un roque y una mesa, repartidos por entre los cuatro municipios que hacen frontera por el sur de la isla: los de GRA, VIL, ADE e ISO.

El origen prehispánico de esta voz es incuestionable, y por ello aparece en todos los registros bibliográficos sobre el guanche desde el siglo XIX. Primero lo cita Berthelot (1978: 133) como 'desfiladero' aunque con la grafía deformada de Oucanca; después, Álvarez Rixo como "vallecito con aguas potable y agria, p. de Vilaflor, en Tenerife" (1991: 85); y Bethencourt Alfonso como "desfiladero y valle sobre las cumbres de Vilaflor y Granadilla"; y añade que también lleva el nombre de Ucanca una región en la costa de Adeje, cerca de Ajabo (1991: 445), topónimo hoy desaparecido o que desconocemos. También Chil y Millares citan el Ucanca de Las Cañadas como "desfiladero y valle", a partir de las listas de Aguilar. Y notamos su ausencia, cosa asombrosa, en la lista de topónimos guanches de Pérez Pérez (1995).

Pero nadie de entre ellos da una interpretación del nombre, como tampoco Wölfel (1996: 1016), que no hace sino reunir algunas de las citas anteriores. Y en efecto, resulta una palabra de fonética dura, con esa reiteración de la consonante velar sorda /k/, ajena por completo a los modelos morfológicos prototípicos de los topónimos guanches. Y sin embargo, tan hermosa les ha parecido a algunos padres de Canarias que se la han puesto como nombre propio a varias niñas de las nuevas generaciones.