Término que aparece en la toponimia de Lanzarote con dos referencias orográficas: una pequeña localidad del municipio de Tinajo y una Peña Yuco en la parte intermedia de la zona del Jable que atraviesa la isla desde Famara, en la costa occidental, hasta Guasimeta, en la costa oriental, municipio de Teguise (Trapero y Santana 2011: 277 y 252, respectivamente).

El pueblito de Yuco está en el lado norte del pueblo mayor de La Vegueta, con el que se ha unido sin solución de continuidad, como si fuera un barrio de él, únicamente separado por unos montículos llamados las Montañetas o las Morras de Yuco. La extensión lineal que tiene esta población en la actualidad debe venirle desde antiguo, pues en testimonio de Antonio Riviere y de Viera y Clavijo, ambos de la segunda mitad del siglo XVIII, que escriben sobre el Lanzarote posterior a las erupciones del Timanfaya desde la misma fuente de las Constituciones sinodales del Obispo Dávila, diferencian un Suco de arriba y un Suco de abaxo; así lo nombra Riviere (1997: 194), mientras que Viera (1982: I, 794) escribe Soca de Arriba y de Abajo. Que este Suco o Soca es un error de escritura lo demuestra otro testimonio posterior de 1819 que ofrece el número de vecinos que por entonces vivía en cada uno de los Yucos (Cazorla León 2003: 78), ya entonces recuperado de los efectos de las erupciones que habían destruido su ermita consagrada a Nuestra Señora de Regla y que había sido inaugurada en 1663.

No fueron estas las únicas falsas escrituras de este pueblo, pues Madoz trata en su Diccionario de un Juso "aldea" de Tinajo (1986: 130) y de un Yuco "aldea" y "mal-país" de Tinajo (ibíd.: 228), como si de dos lugares distintos se tratara.

Con la forma bien asentada de Yuco aparece en Wölfel (1996: 1081-1082), pero sin ningún dato interpretativo. Tampoco nosotros podemos decir nada al respecto, más que señalar la palatal fricativa sonora /y/ con que comienza y que estamos viendo de manera reiterada en los últimos términos de este diccionario y que tienen como característica común la brevedad de sus nombres. Y desde luego, nada tiene que ver este topónimo canario con el término yuso del español antiguo, procedente del latín deorsum 'de abajo', que aparece en lugares varios de la España peninsular para señalar lugares o accidentes que están por debajo de otros: por ejemplo, el Monasterio de Yuso, de San Millán de la Cogolla, que está en el fondo del valle, para diferenciarlo del primitivo Monasterio de Suso, que está en la ladera de la montaña.