Ala
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/184
Una Barranquera del Risco de Ala se registra en el último gran corpus de toponimia con que contamos para la isla de Tenerife, la referida a los nombres de sus barrancos (Pérez Carballo 2011: 52 G3), y corre por la parte alta y más al norte del municipio de Granadilla de Abona, en su límite con el de ARI, siendo este el único registro con que contamos para este topónimo.
El término Ala nos plantea serias dudas en su análisis filológico. Descartamos que sea una errata por Allá, por ejemplo, abundante en la toponimia como término localizador relativo, frente a otro que sea de Acá. Descartamos también que tenga que ver nada con ninguna de las variantes de contenido que el término ala tiene en el español general. Y también con el específico significado que ala tiene en el español de Canarias de la aleta del pez.
Pero hay otras voces próximas en la toponimia de Canarias con las que podría ponerse en relación este término; todas ellas dependen del término primitivo alar. En El Hierro alar es voz todavía viva entre los pastores para señalar el corral grande y colectivo donde reúnen a cabras y ovejas tras una "apañada", y que es un paralelo semántico perfecto de gambuesa; hay en El Hierro numerosos topónimos con el término Alar o Alares (Trapero et alii 1997: 112). En Fuerteventura, donde tantas gambuesas hay, por ser la isla en la que más se practicó (y se sigue practicando) el pastoreo de suelta y, por tanto, también las apañadas del ganado guanil, existen también varios lugares llamados Los Alares (municipio de Antigua, TUI y PAJ). Y en la Toponimia de los barrancos de Tenerife encontramos ahora dos lugares con la denominación primera de La Alar y la variante Lalar (Pérez Carballo 2011: 2 E4 y 27 F3), que interpretamos por fonética sintáctica. Este término alar puede considerarse como canarismo vinculado al mundo pastoril, pero no guanchismo, porque con una significación parecida se registra también en varias provincias de Castilla y León, de donde con toda probabilidad se introdujo en Canarias. Pero no creemos que el topónimo de Granadilla que estamos estudiando tenga nada que ver con este alar, por la pérdida de la consonante final, tan característica, y por la configuración morfosintáctica del topónimo, con la ausencia del artículo que haría del término ala un apelativo.
En definitiva, consideramos el término Ala como autónomo y como específico de ese topónimo. Y no nos queda sino llamar la atención sobre la gran cantidad de topónimos guanches que contienen en segmento ala, entre ellos el Alaje de La Palma y el Alajeró de La Gomera.
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