Ija
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https://hdl.handle.net/11730/guatc/1785
Analizamos aquí todos los topónimos que en las islas llevan el nombre de Ija e Ijas, en singular y plural, como término específico, aunque advertimos que en todos los casos aparecen escritos con h- inicial, con evidente y hasta obvia interpretación desde el español.
Hay que resaltar en este punto la importancia que tiene contar con un amplio corpus toponímico que muestre la diversidad de recurrencias y sus especiales combinatorias: no es lo mismo el análisis que puede hacerse de un término aislado en un único topónimo, que no ofrece otras agarraderas interpretativas que su exclusivo lexema, que ese mismo término en una diversidad de situaciones toponímicas. Pongamos por ejemplo el caso de Hija, escrito así, con h-, en todos los casos en que aparece en la toponimia canaria, por una, en principio, lógica interpretación desde el español. Pero llama la atención la gran cantidad de topónimos que contienen este término, si no anómalo, sí extraño al mundo referencial toponímico, y con presencia además en cuatro islas del Archipiélago, como muestra la siguiente tabla:
Topónimo | Isla | Mun. |
Las Hijas | P | BAR |
Lomo de las Hijas | P | BAR |
Barranco de las Hijas | P | BAR |
Montaña de las Hijas | P | BAR |
Chapa de Hijas | F | PRO |
Rincón de Hija | F | PRO |
La Hija | C | TEL |
Montaña de Hija | T | TAC |
Barranco las Hijas | T | REA |
Las Hijas | T | SIL |
Hoya las Hijas | T | TEG |
La Palma y Tenerife son las islas que más topónimos tienen con este nombre: cuatro en cada una. En La Palma, siempre en plural, pertenecen a una misma zona y motivación, en la zona de Las Cabezadas, al noroeste del pueblo de Los Sauces, pero dependientes del municipio de Barlovento: Las Hijas, nombre de la zona, Barranco de las Hijas, Lomo de las Hijas y Montaña de las Hijas; todos en Díaz Alayón (1987b: 571) y solo uno de ellos, la montaña, en el GAC (25 E4).
Los cuatro de Tenerife pertenecen cada uno de ellos a un municipio distinto: Montaña de Hija, en la parte alta del municipio de Tacoronte, en un punto en que limita con otros dos municipios, los de TEG y ROS; la montaña mide 1.006 m de altura s.n.m.; Barranco las Hijas, municipio de Los Realejos; Hoya las Hijas, municipio de Tegueste; y Barranco de las Hijas o simplemente Las Hijas, municipio de Los Silos. Todos ellos en el corpus de los barrancos de Tenerife (Pérez Carballo 2011) y solo uno, el primero de la montaña, también en el GAC (81 F5).
También en el caso de Fuerteventura los registros toponímicos más actuales lo hacen siempre con h-, interpretándolo como término español. Así aparece en las fichas de Alvar, en el GAC (222 B3) y en la Toponimia del Cabildo (2001: III, 113-114), pero en todos los casos este especificativo se une a sus correspondientes genéricos con la preposición de, sin artículo, lo que es muy significativo. El lugar denominado Hijas está entre las localidades de Tetir y de Tefía, municipio de Puerto del Rosario, pero son varios los topónimos particulares que llevan este nombre: una degollada, una chapa, una meseta, una majada, un rincón y una Fuente de Hijas. En la Toponimia del Cabildo se anotan algunas variantes, como Hija e Híjar, también con h-, aunque ya se ve que la segunda se aparta definitivamente del étimo español. Pero la clave interpretativa de este término nos la da, sobre todo, la documentación antigua, en los Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura del siglo XVII, con referencia siempre a la Fuente de Hijas por ser el accidente más importante para una isla con tan pocos acuíferos: en todos ellos se escribe Ijan o Iján (Roldán y Delgado 2008: I, doc. 127, 295, 302, etc.). Bien claro queda que la denominación actual, y sobre todo la escritura con la que aparece en los registros reseñados, es consecuencia de una etimología popular, en absoluto de su verdadera etimología. Para más evidencia, el mismo "catálogo toponímico" de Fuerteventura realizado y publicado por iniciativa de su Cabildo insular da entrada a este topónimo de la fuente por la forma Iján recogida de la tradición oral (2001: III, 119).
Y en Gran Canaria el topónimo es simplemente La Hija, que está en el Valle de Casares, en el municipio de Telde, en las estribaciones de la cara norte de la importante Montaña Las Palmas. No aparece en el GAC pero fue recogido in situ de la tradición oral por el equipo recolector de La toponimia de Gran Canaria (1997: II, 175).
En su conjunto, llama primero la atención que haya no uno sino varios lugares que se llamen exclusivamente La Hija o Las Hijas, porque hija en español es un término que se define en su relación con otro término de parentesco, no aisladamente. En segundo lugar, llama más poderosamente la atención que aparezca también varias veces sin artículo alguno, nombrando una montaña, un rincón o una chapa. En tercer lugar, que Hija o Hijas aparezcan siempre -y solo- en el género femenino. Finalmente, llama la atención que la geografía nombrada esté al margen de la propiedad de la tierra, que es lo que justificaría un término como ese en la toponimia de las islas. Todo ello es muy anómalo en cuanto a la "norma" toponomástica. Luego es lógico pensar que tras ese término pueda ocultarse un étimo prehispánico. La presencia del artículo e incluso la forma plural de algunos de ellos pueden explicarse fácilmente por etimología popular, una fuerza lingüística que con tanta recursividad opera de continuo en la toponimia. Para más confirmación, y gracias al conocimiento de un tan amplio corpus toponímico que abarca a todo el Archipiélago, podemos aducir que ese segmento sonoro [í:xa] no es nada extraño a la toponimia guanche: aparece en términos muy próximos como Chija, Chijas, Chijafes, Chaflijas, Chanajija, Ijade o Pija, en otros cercanos como Botija, Dubija, Folija, Manija o Amarnija, y en otros con los que quizás también esté emparentado como Bijango, Bijara, Bijagua, Guanijar, Serbijao, Tijarafe, Timirijay, Triquibijate o Bijala. Desconocemos si el segmento léxico ija tuvo en la lengua de los antiguos canarios una identidad semántica y por tanto si emparentó a todos esos términos mencionados, pero su composición y recurrencia en la toponimia canaria nos hace pensar en su más que probable origen prehispánico.
No contamos con ningún análisis de estas voces en la bibliografía antigua sobre el guanche, ni siquiera con el registro de alguno de estos topónimos en las listas de guanchismos de los autores citados de continuo, y por tanto tampoco en los Monumenta de Wölfel, posiblemente por considerarlas voces españolas. Solo modernamente De Luca (2004: 203) trata de uno de los topónimos de Fuerteventura sobre la grafía antigua de Ijan y dice que su paralelo se asocia al plural colectivo ihhan con el significado de 'excrementos humanos', vigente en los dialectos del Marruecos Central. Y sobre esta suposición cree que proceden las voces canarias actuales chijo, chijar, chijarse y chijada con sentidos vinculados a la acción humana 'dar de cuerpo, evacuación del cuerpo'. Todas ellas se registran, en efecto, en la lexicografía moderna del español de Canarias, pero con una explicación etimológica bien diferente por parte del DDECan, que las hace variantes de chisgo, procedente del portugués.
En la lexicografía del canario actual aparece el término hija con una acepción vinculada a la flora. El DDECan lo define como "árbol de la familia de las rosáceas, que alcanza más de diez metros de altura, con tronco delgado y recto y corteza blanquecina. Sus hojas, largas, tienen el borde aserrado irregularmente y el peciolo rojo; las flores nacen en racimos alargados y sueltos y el fruto tiene forma de baya redondeada y rojiza que al madurar se vuelve negra. Forma parte del estrato arbórea de la laurisilva, aunque no es muy abundante". Se identifica taxonómicamente como Laurocerasus lusitana ssp. hixa o Pronus lusitanica. Y en efecto, los naturalistas David y Zoël Bramwell (1987: 212) clasifican esta especie entre la flora autóctona canaria, siendo un árbol propio del monteverde, muy frecuente -dicen- en la Sierra de Anaga de Tenerife pero presente también en Gran Canaria, La Gomera y El Hierro. Por su parte, Pérez Carballo trata de este árbol en su libro sobre la Sierra de Anaga, con una muestra fotográfica, y dice que el nombre de hija es "posible castellanización de la voz hizne, ajizne o jizna con los que todavía también se le conoce" (1997: 252), y añade en el glosario que también se le conoce con el nombre de jiga. El nombre científico Laurocerasus lusitana apunta a una especie de la laurisilva, que, como se sabe, tiene en la flora canaria unas denominaciones mayoritariamente portuguesas, pero el nombre común de hija o jiga nada tiene de portugués ni de castellano, si como dice Pérez Carballo, es una variante de expresión de hizne, ajizne o jizna, que remiten inequívocamente a un substrato léxico prehispánico.
No sabemos si los topónimos señalados están vinculados a esta especie vegetal; lo más probable es que no, o al menos que no todos, pues en los lugares de Fuerteventura y de Gran Canaria en los que están no ha existido nunca la laurisilva. Pero sí son para nosotros voces definitivamente guanches los topónimos antedichos, por las razones dadas, lo que sería un caso más de homonimia en la confluencia de dos significantes de procedencia diversa, uno guanche y otro hispano, que sumar a una lista larga en la que están los topónimos Dar y Dares de El Hierro, Galga en varias islas, la serie Igual, Iguala e Igualero de La Gomera, Garajao en Lanzarote, Tenerife y La Gomera, Jacha en la Gomera, Jache y Ajache en Lanzarote, Mercadel en El Hierro, Misa en La Gomera y Misas en Gran Canaria, Musa en La Gomera, Oliba y Pájara en Fuerteventura, Tara y Tauro en Gran Canaria, y otros muchos.
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